La espera ha sido larga, pero Denis Villeneuve vuelve a invitarnos a los desérticos parajes de Arrakis y lo hace con una obra sencillamente monumental. Mastodóntica. Tan abrumadora en el plano audiovisual como intensa en el argumental. Una de esas que justifican la existencia de las salas del cine y que son capaces de evocarnos lugares que jamás existieron, épocas que nunca ocurrieron y hazañas que nadie vivió. El director canadiense, confirmando que la primera entrega tan solo fue la introducción de la historia, retoma su ambiciosa adaptación de la novela homónima justo donde la dejó hace tres años; conectando el final de una y el principio de la otra como si todo ese lapso apenas hubiera pasado, pero, al mismo tiempo, transmitiendo la sensación de que nada sigue igual. La mesiánica epopeya de Paul Atreides prosigue su camino, a modo de arco de transformación, para dar paso un personaje cada vez más dividido entre su reticencia a erigirse como el elegido y su incipiente atracción hacia el poder que conlleva tan sugerente rol.

Como ya ocurría en la novela de Frank Herbert, Villeneuve utiliza esa base para realizar una apasionante deconstrucción del clásico «viaje del héroe» en la que dicho héroe, aquí encarnado en la figura de Paul, no hará sino añadir más capas de complejidad a una historia tan solvente en su condición de cine de aventuras como afilada en su crítica hacia los peligros del fanatismo religioso. Casi tres horas de odisea por el desierto acompañadas de imágenes para el recuerdo, personajes llenos de matices y unas secuencias de acción que, aunque escasas, rozan la épica más absoluta. Vuelve a pecar, como ya hiciera su predecesora, de dejar la historia a la espera de una continuación y de adquirir un tono excesivamente solemne en ocasiones, pero poco de eso importa cuando el resultado se traduce en una las experiencias más inmensas, envolventes y arrolladoras que nos ha dejado la ciencia ficción en los últimos tiempos. El poder de la imagen en su máxima expresión. Cine en estado puro.

No sé cuántos años llevo diciendo que odio la ciencia ficción en toda su expresión, pero voy a tener que empezar a cambiar mi discurso (shame on me), porque Denis Villeneuve me ha callado la boquita. No tenía muchas esperanzas puestas en esta saga, básicamente porque apenas sabía de su existencia, pero la primera me sorprendió para bien y me decidí a ver la segunda en pantalla grande y sólo puedo decir WOW. Un espectáculo visual, sonoro y tremendamente sensorial que se cuela por cada poro de tu piel para dejarte los pelos como escarpias. Esto es 'Dune: Parte 2'.
Seguimos aquí con la historia de Paul Atreides uniéndose de forma oficial a los Fremen, para aprender las técnicas de lucha que le serán útiles en un futuro que sólo él conoce y que nos muestra pincelada a pincelada a través de sus recurrentes visiones. Seguimos también ahondando en la personalidad de Chani (Zendaya hija, ¿hay algo que no se te de bien hacer?) y en los dilemas morales que plantea su personaje, posiblemente el más interesante de la saga. Ambos harán lo posible por recuperar su terreno y plantar cara a los Harkonen, introducidos por Feyd-Rautha que se convertirá en un villano a la altura de las expectativas. Hay hueco también para la introducción del fundamentalismo religioso personificado en Paul, que generará varios dilemas éticos ciertamente cuestionables.

Hans Zimmer haciendo poesía otra vez con la banda sonora, Greig Fraser haciendo de cada fotograma un arte que tus ojos se niegan a perderse y Villeneuve poniendo el sello de oro a una película épica quete deja boquiabierto a cualquiera.

PD: ***contenido con spoilers***

No fui tan fan de la primera parte como me gustaría pero 'Dune: Part Two' se desembaraza del aspecto introductorio para ir de lleno a la épica que hace de Dune una historia arrebatadora. Como suele ocurrir, no alcanza la complejidad de fondo que presenta la novela original, pero Villeneuve cumple con nota en una película en la que parece asentar todo el dominio de grandes producciones que ha desarrollado hasta ahora. Ayuda que esta vez me creo mucho más a su reparto.

Queda la tercera entrega que culminará una trilogía de gran nivel para su filmografía, aunque cuanto antes pase página Denis, mejor. Su talento (y parte de audiencia) pide variar y explorar otro tipo de propuestas.

Dune: parte dos, es una película de ciencia ficción y drama, protagonizada por Timothée Chalamet, Zendaya, Rebeca Ferguson, Javier Bardem,...

La película continúa con el viaje de Paul Atreides y sus esfuerzos por aprender y adaptarse a los Fremen, y así quizá, llevar a cabo su venganza contra los Harkonnen, al tiempo que se ve señalado como un posible Mesías para muchos Fremen, aunque no para todos.

Pues en una palabra, decepcionante. Me explico.

Llevo desde antes del estreno con ganas de ver esta película, incluso vi por segunda vez la primera entrega para refrescar la historia y los personajes, pero no encontraba el hueco para ir al cine a verla, pasaban algunas semanas y me autoconvencía de que es película de cine, sí o sí, y creo que creé un monstruo alimentado por el insistirme con eso junto con las fabulosas críticas que está recibiendo.
Por fin la veo, y voy por partes.

El despliegue visual y sonoro es un espectáculo, pero ese era el mínimo. Aun así no quiero desmerecer la banda sonora, los paisajes de dunas, y las escenas de ***contenido con spoilers*** Pero me quitas esto, y salvo algunos misiles aquí y alguna breve escena allá, hay poquísimo movimiento. La película se toma su tiempo en desarrollarlo todo, que de acuerdo, pero llegado el momento, no me han terminado de dar lo que con ansias esperaba ver.

Claro está que el problema soy yo, y mis expectativas. Esperaba una película similar a la anterior, pero con algo más de ritmo, por lo que sea. Pero no. Me han sobrado profecías y política y me ha faltado más matraca. Porque es que matraca apenas tiene. Hay más de un punto donde se nota que han recortado, y me da que parte de lo que han recortado es lo que yo voy buscando. He mirado en el cine varias veces la hora esperando que empezara el clímax... "Bueno llevamos casi dos horas, pero si empieza ya, estará bien". "Bueno, queda media hora, todavía pueden ofrecer un buena traca final". "...... ¿Ya? "

Pero ya no es que esperara más acción, es que la trama profética que sigue Paul se me ha hecho cansina, agotadora.
El mejor ejemplo de lo que supone para mí esta película está en Feyd-Rautha. Muy buen maquillaje, muy buen actor, una presencia de psicokiller muy conseguida... PERO ***contenido con spoilers***

Estéticamente, también me ha gustado menos que la primera entrega, me interesaron más los Atreides y sus palacios que los Fremen y sus bases ocultas en la roca, además de lo que ya he mencionado de la trama profética.

El caso es que la sensación que me dejan las películas de Villeneuve son similares, buena puesta en escena, buenos actores, buen todo, pero me falta movimiento, dinamismo. No sé las películas que tengo que ver de este director para tener más claro lo que se supone que voy a ver. Pero sí tengo claro que tras dos entregas, me bajo del cine para la tercera. Clarísimo.

La nota se la doy al despliegue de efectos visuales, a las interpretaciones, al maquillaje y peluqueria (que insisto, muy logrados los Harkonnen sobre todo, qué presencia), el sonido, pero no a la diversión ni a lo que esperaba de la película.

Y lanzo una preguntita. Estas gentes que viajan entre planetas, ***contenido con spoilers*** Pregunto.