
Minami Hamabe
Noriko Oishi
En el Japón de la posguerra, Godzilla trae una nueva devastación a un paisaje ya abrasado. Sin intervención militar ni ayuda gubernamental a la vista, los supervivientes deben unirse frente a la desesperación y luchar contra un horror implacable.
La primera frase de la crítica de @MrPenguin define a la perfección lo que he sentido viendo esta película. Sin ser seguidora de esta saga, la cual no me apasiona, he disfrutado de esta “Godzilla Minus One”.
Setenta años desde que Godzilla surgió de las aguas de la gran pantalla para pisar la Tierra con sus grandes garras, ¡para no abandonarla nunca más durante treinta y ocho largometrajes y muchos otros productos derivados de todo tipo! Némesis absoluta de la industria japonesa de la construcción, encarnación del contragolpe de la Madre Naturaleza contra el desastre que todos representamos a sus ojos, a veces también se le sorprende haciendo el payaso en compañía de colegas gigantes encargados de atizarle o de obtener el pasaporte estadounidense para obtener resultados más o menos felices (o al menos económicos) más allá de su de origen, el monstruo de la película de Ishirō Honda sobrevive a las décadas para recordar a los humanos que quizá no sean una especie tan dominante como creen, y arrasa la Tierra ante nuestros ojos de espectadores fascinados por sus escamas termonucleares. Mientras se prepara para un segundo asalto con King Kong al otro lado del Atlántico (es uno de esos oficios de payaso que mencionábamos), es en su tierra natal donde reaparece una vez más con "Godzilla Minus One", un castillo de fuegos artificiales japonés que magnifica la longevidad del icono reptil y que desde entonces se ha convertido en un éxito mundial, lo que le ha valido una merecida nominación por primera vez a los Oscar 2024 (categoría de Mejores efectos especiales).
En mi opinión, bien merecido porque, al volver al contexto del Japón posterior a la Segunda Guerra Mundial, la película de Takashi Yamazaki retoma el simbolismo original y apasionante de Godzilla (quizá a veces demasiado distorsionado en propuestas menos inspiradas e inspiradoras), un poder de destrucción implacable e imprevisible que golpea a un país traumatizado por el choque de la guerra y sus devastadoras consecuencias, sobre todo atómicas.
Al optar por centrarse en un piloto kamikaze atrapado en la espiral creciente de la culpabilidad por haber escapado a sabiendas al destino dictado por sus superiores, "Godzilla Minus One" encuentra un adversario perfecto, a la altura de su gran reptil, se debate entre el absurdo de la condición suicida que se le impuso y que no cumplió (y la tragedia que cree que es su consecuencia) y la posibilidad de reconstruirse a través de una familia de supervivientes. Enfrentado a un monstruo que no se detiene ante nada, cuya potencia de fuego aumenta a cada aparición de forma sobrecogedora para significar su condición inamovible de Titán súbitamente convertido en amo del planeta, este soldado cuya vida ha sido aniquilada por la guerra se convertirá también en un símbolo: El de un pueblo perdido por las atrocidades del campo de batalla pero que, para encontrar una salida, se enfrentará no obstante a este nuevo y enorme bicho cubierto de escamas por su pura voluntad de no volver a revivir lo indecible, y no por el yugo de un mando susceptible de aumentar su sufrimiento sino como alma humana colectiva, clamando su necesidad de esperanza y de días mejores en la batalla desproporcionada que les enfrenta a Godzilla.
“Godzilla Minus One" se apoya en este discurso crucial y vibrante, llevándose a su paso la vitalidad de una población desesperada, para crear una formidable luz rebosante de heroísmo, quizá también kamikaze, pero atravesada por una abnegación que lo destroza todo a su paso, animada por los más hábiles oradores de sus personajes humanos, o por las aventuras que invariablemente nos atraviesan con su suspense y sus crudas emociones ***contenido con spoilers*** , todo está diseñado para dejarnos pegados a la butaca con una maestría visual que haría estallar la cabeza de cualquier director de blockbuster estadounidense reciente).
Por supuesto, la película no evita algunos pequeños parones en sus tiempos muertos, la redundancia de ciertos puntos de su discurso o una acentuación casi teatral de los sentimientos de sus personajes pero, no importa, todo eso se borra de un coletazo del gran lagarto para dar paso al fabuloso enfrentamiento de estos dos gigantes, uno ***contenido con spoilers*** para quitar el aliento a todo el mundo dentro y fuera de la pantalla (¡vaya escena! ), el otro formado por un mosaico de humanos dispuestos a sacrificarlo todo para no tener que revivir las heridas aún abiertas de la estupidez humana. Y, como un habitante de Tokio borracho de sake que no ha visto el pie de Godzilla acercarse demasiado a él, salimos atónitos, abrumados por la omnipotencia de "Godzilla Minus One", tanto por su inteligencia, el aliento contagioso de sus momentos épicos o el torrente de emociones por el que nos hace pasar, y abrumados por el regreso con fuerza de Godzilla, el verdadero, el único, el que seguirá atravesando la Historia del cine durante décadas. Apostamos a que, con películas como éstas, sus rugidos seguirán resonando en los cines.
Sin ser yo un gran seguidor del género kaijū en general ni de Godzilla en particular, lo cierto es que he disfrutado bastante del vistoso espectáculo que es 'Godzilla Minus One', un regreso a los orígenes de la saga justo antes de su 70 aniversario y, para muchos, la mejor entrega jamás realizada sobre la legendaria criatura radiactiva. Ambientada en un Japón arrasado tras la Segunda Guerra Mundial, la película recupera esa representación alegórica del monstruo como temor ante un ataque nuclear para contarnos la historia de Kōichi Shikishima, un piloto kamikaze que, tras haber sobrevivido como desertor, intenta reintegrarse en una sociedad que no deja de echarle en cara la vergüenza de sus actos. Un aspecto que la película, a medio camino entre el drama bélico y el cine de bichos gigantes, utiliza para cuestionar ese concepto del honor tan arraigado en la cultura nipona mientras Godzilla, erigido aquí como nueva e imparable fuerza destructiva, vuelve a poner a prueba la enorme resiliencia del maltrecho pueblo japonés.
Y quizás el gran acierto de 'Godzilla Minus One' esté precisamente ahí, en no quedarse simplemente en una historia más de monstruos aplastando ciudades para, además, situarse como un íntimo retrato acerca del sentimiento de derrota, dolor y resurgir de todo un país. El enfoque humano siempre está presente, aunque sin por ello renunciar a unas sólidas secuencias de acción donde no faltarán las batallas navales, la devastación urbana ni la vibrante tensión que invade la pantalla cada vez que la bestia entra en escena. Un gran equilibrio entre historia de redención, crítica social y cine de catástrofes al que 'Godzilla Minus One' saca el máximo partido para regalarnos un blockbuster diferente; uno realizado con un presupuesto bastante modesto, un gran cariño por el personaje y ganas de aportar algo de trasfondo a una saga tan longeva. Cine palomitero con mensaje y bicharracos descomunales. Difícil pedir más por menos.
Godzilla minus one no es solo una película de monstruos y destrucción, va más allá, tiene un trasfondo donde muestran al espectador un gran abanico de sentimientos, cobardía, venganza, vergüenza, rencor, amor, compasión, compañerismo, valentía, honor...
El director Takashi Yamazaki nos sitúa en un Japón muy mermado que intenta reconstruirse después de la segunda guerra mundial. Shiro Mizushima, un piloto de avión kamikaze desertor, Noriko Oishi una chica que cuida un bebé cuyos padres han muerto en la guerra, todos ellos lo han perdido todo y se juntan para vivir una nueva vida, como si fueran una nueva familia, esa segunda oportunidad que han tenido la suerte de vivir pero cada uno con una mochila emocional detrás, sobre todo Shiro, no es fácil ver como tu país está arrasado y todos tus seres queridos y conocidos han perdido la vida sin que tu hayas hecho nada para intentar evitarlo.
Una historia donde disfrutaremos del poder de Godzilla destruyendo todo, con un poder casi indestructible y donde las tomas de decisiones dan segundas oportunidades y el destino da también segundas oportunidades para resarcirse.
Un guion donde se va entrelazando la acción y la adrenalina, de intentar parar al monstruo y esa sensibilidad entre las diferentes relaciones humanas en un momento dado donde todo es soledad, destrucción y sentimientos renacidos.
A nivel técnico hay planos y secuencias muy bien conseguidas y en ningún momento da sensación de cutrez, tiene buen ritmo, interesantes secuencias de acción y buenas batallas contra Godzilla.
Las interpretaciones pues muy japonesas con esos gestos tan exagerados en algunos momentos pero con secuencias donde consiguen tocarte la fibra sensible.
Es una película que merece la pena ver porque son dos películas en una, acción por un lado y bélica con muchas dosis de drama por otro y por supuesto entretiene, que es lo mínimo que se pide y la historia consigue dejarte pegado en todo momento a la pantalla.
Godzilla Minus One es una película de drama, ciencia ficción y catástrofes, nueva adaptación al cine de factura japonesa.
Acabándose la Segunda Guerra Mundial, han despertado en Japón a la criatura Godzilla, un ser imparable salido de los mares, y ahora tendrán que ver la forma de frenarlo.
En un principio no tenía intención de ver esta película, suponía que los personajes o los diálogos serían de ese tipo de cine japonés que no consigue calar del todo fuera de Asia, y lo cierto es que una vez vista, no me equivocaba, pero es que lo peor es que ese no es su punto más flaco.
Nos traen al Godzilla más perezoso que se podría esperar. Seguramente Hollywood y su derroche económico para que todo sea un espectáculo destructivo cuando de bestias gigantes se trata, ha hecho mucho daño a mis expectativas, pero es que a este bestiajo le cuesta moverse, nos han traído al Godzilla con menos sangre jamás visto. Salvo un par de escenas más rescatables, y sí, los efectos visuales están muy bien, una película que se me ha quedado flojísima.
Han preferido cambiar la destrucción más ajetreada o dinámica por darle presencia al monstruo, intentar que el miedo a la bestia sea más psicológica o profunda, como la escena que ***contenido con spoilers***
Al menos gracias a esta película, he podido saber que esa intro orquestal tan famosa de la canción Simon Says de Pharoahe Monch, la cogió de otra película de Godzilla de 1964 y a la que aquí rinden homenaje, pero yo, cada vez que sonaba, esperaba esa base de rap y el "get the f*** up!"
Y un poco para rematar, no me han interesado los personajes, aunque la idea de acabar una terrible guerra que han perdido, y enlazar con el conflicto con Godzilla, me parece que era buena, además de algunas pullas a la gestión de crisis de Japón, para que no parezca que la película se limita a monstruo contra personas y hacerla un poco más compleja. Pero vamos, muy por debajo de lo que podía esperar de una película como esta.
El final tampoco me ha gustado, además de que me ha sorprendido ***contenido con spoilers*** , sobre todo han sido las formas, una vez más. ***contenido con spoilers*** no sé, se me ha hecho muy raro, eso, ***contenido con spoilers***
No. Monster movies así no. Lo siento.
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