Críticas de Godzilla Minus One

Nada que ver con la fantasiosa imagen del Godzilla de Hollywood. Cuando es una producción de este calibre se nota que le han dedicado tiempo y cariño a las historias y que encajase todo. Cierto que no es una super producción pero ha salido perfecta y hasta con efectos envidiables.
La trama se centra en el primer avistamiento de Godzilla en una ciudad japonés. Pero claro, este es solamente el contexto en el transcurren la historia principal. El foco se centra en un humilde trabajador el cual descubre que los bombardeos americanos han destruido su barrio y a su familia. Sin embargo decide quedarse y reconstruir su casa. Pero su drama personal aumentará cuando una joven le deja un bebe. Los cuales terminan formando una familia preciosa pero unida por la necesidad de salir adelante.
La historia de nuestros argonautas se ve alterada por la llegada de Godzilla y su destrucción. Y finalmente los humildes vecinos se organizan para intentar ganar a la bestia marina.
Tanto el drama como la planificación para defenderse de Godzilla os van a embaucar y absorber en este Japón de post guerra. Disfruten.

Antes de ir al cine, me advirtieron que no fuese pensando que iba a ver una película del estilo Godzilla VS Kong ni nada parecido, y la verdad es que acabó sorprendiéndome para bien.

Creo que lo que más ha hecho que conecte con esta película ha sido el hecho de que además de mostrar como Godzilla te puede fulminar en un segundo (cosa que vemos en cualquiera de las películas hechas por Hollywood), también nos cuenta la historia de personas que intentan sobrevivir como pueden al Japón de la posguerra (una familia sin ningún lazo sanguíneo que nace de la necesidad de cuidar de un bebé, trabajos que pese a ser muy peligrosos de aceptan para salir adelante…) . No solo son efectos especiales uno detrás de otro, sino que también encierra una crítica social.

La verdad es que sin ser yo una apasionada ni una entendida del universo de Godzilla (esta es mi segunda película), me ha gustado bastante y la recomiendo.

Me ha gustado bastante, había leido muchas cosas buenas sobre ella y llegaba con el hype demasiado alto, pero en general ha cumplido.

Es una historia de Godzilla diferente, hecha en Japón y situada después de la Segunda Guerra Mundial, lo que le da importancia al factor humano y al sentimiento de derrota de los japos tras la guerra. Mientras intentan recuperarse tanto economicamente como a nivel humano y de ánimos aparece Godzilla, haciendo que todo el país deba unirse de nuevo por el bien de la nación. Es como las pelis americanas patrioticas pero bien, si abusar de banderitas ni chorradas sino dandole más importancia al tema humano y a las personas, al tiempo que hacen autocrítica de todo lo que hicieron mal para poder seguir adelante.

Los efectos muy buenos, y más cuando te enteras del poco presupuesto que tenían para hacer la película. Se ve que los aprovecharon bien porque lucen genial.

Muy entretenida y con bastante impacto, recomendada aunque no se sea fan de las pelis de Godzilla. Sorprende bastante.

Sin ser yo un gran seguidor del género kaijū en general ni de Godzilla en particular, lo cierto es que he disfrutado bastante del vistoso espectáculo que es 'Godzilla Minus One', un regreso a los orígenes de la saga justo antes de su 70 aniversario y, para muchos, la mejor entrega jamás realizada sobre la legendaria criatura radiactiva. Ambientada en un Japón arrasado tras la Segunda Guerra Mundial, la película recupera esa representación alegórica del monstruo como temor ante un ataque nuclear para contarnos la historia de Kōichi Shikishima, un piloto kamikaze que, tras haber sobrevivido como desertor, intenta reintegrarse en una sociedad que no deja de echarle en cara la vergüenza de sus actos. Un aspecto que la película, a medio camino entre el drama bélico y el cine de bichos gigantes, utiliza para cuestionar ese concepto del honor tan arraigado en la cultura nipona mientras Godzilla, erigido aquí como nueva e imparable fuerza destructiva, vuelve a poner a prueba la enorme resiliencia del maltrecho pueblo japonés.

Y quizás el gran acierto de 'Godzilla Minus One' esté precisamente ahí, en no quedarse simplemente en una historia más de monstruos aplastando ciudades para, además, situarse como un íntimo retrato acerca del sentimiento de derrota, dolor y resurgir de todo un país. El enfoque humano siempre está presente, aunque sin por ello renunciar a unas sólidas secuencias de acción donde no faltarán las batallas navales, la devastación urbana ni la vibrante tensión que invade la pantalla cada vez que la bestia entra en escena. Un gran equilibrio entre historia de redención, crítica social y cine de catástrofes al que 'Godzilla Minus One' saca el máximo partido para regalarnos un blockbuster diferente; uno realizado con un presupuesto bastante modesto, un gran cariño por el personaje y ganas de aportar algo de trasfondo a una saga tan longeva. Cine palomitero con mensaje y bicharracos descomunales. Difícil pedir más por menos.

Godzilla celebra su cumpleaños y vamos a hacer un remenber.
Recordaremos su primera aparición. Pero el susto que me he llevado yo por pensar que había puesto una película Kaiju vieja, porque da el pego. Recuerdos de infancia donde el proyector de mi tío nos pasaba clásicos de este estilo. Así que yo y el monstruo hemos crecido juntos, aunque a él, el paso de los años no le ha sentado tan bien. No aprende.
Godzilla quiere jugar tras ser despertado por una de las bombas atómicas que soltaron los yankees en la Segunda Guerra Mundial. Pero asusta y no consigue amigos. Al no recibir feedback se enfada y ya no quiere hacer ni prisioneros.
Pero la diferencia con los clásicos es su excesivo carácter crítico y de denuncia nipona a esas costumbres ancestrales que no les permiten crecer como sociedad moderna anclada en el ostracismo mundial. El honor y las tradiciones siempre les perseguirán, pero por desgracia aquí son más protagonistas que el propio Godzilla. Y lo relegan a unas cuantas apariciones siempre en modo destroyer.
No esta mal hecha, pero para mi, no aporta nada, ni siquiera despierta la nostalgia de una época destinada al disfrute.

Godzilla Minus One es una película de drama, ciencia ficción y catástrofes, nueva adaptación al cine de factura japonesa.

Acabándose la Segunda Guerra Mundial, han despertado en Japón a la criatura Godzilla, un ser imparable salido de los mares, y ahora tendrán que ver la forma de frenarlo.

En un principio no tenía intención de ver esta película, suponía que los personajes o los diálogos serían de ese tipo de cine japonés que no consigue calar del todo fuera de Asia, y lo cierto es que una vez vista, no me equivocaba, pero es que lo peor es que ese no es su punto más flaco.
Nos traen al Godzilla más perezoso que se podría esperar. Seguramente Hollywood y su derroche económico para que todo sea un espectáculo destructivo cuando de bestias gigantes se trata, ha hecho mucho daño a mis expectativas, pero es que a este bestiajo le cuesta moverse, nos han traído al Godzilla con menos sangre jamás visto. Salvo un par de escenas más rescatables, y sí, los efectos visuales están muy bien, una película que se me ha quedado flojísima.
Han preferido cambiar la destrucción más ajetreada o dinámica por darle presencia al monstruo, intentar que el miedo a la bestia sea más psicológica o profunda, como la escena que nada detrás del barco, que bueno, vale, pero luego aparece otro y lo destruye, ese sí, que en ese no está el protagonista.

Al menos gracias a esta película, he podido saber que esa intro orquestal tan famosa de la canción Simon Says de Pharoahe Monch, la cogió de otra película de Godzilla de 1964 y a la que aquí rinden homenaje, pero yo, cada vez que sonaba, esperaba esa base de rap y el "get the f*** up!"

Y un poco para rematar, no me han interesado los personajes, aunque la idea de acabar una terrible guerra que han perdido, y enlazar con el conflicto con Godzilla, me parece que era buena, además de algunas pullas a la gestión de crisis de Japón, para que no parezca que la película se limita a monstruo contra personas y hacerla un poco más compleja. Pero vamos, muy por debajo de lo que podía esperar de una película como esta.

El final tampoco me ha gustado, además de que me ha sorprendido que se carguen al bicho , sobre todo han sido las formas, una vez más. Eso del avión.... que al estrellarse contra la boca hay ahí como un momento que le dan a la pausa, no sé, se me ha hecho muy raro, eso, y que luego se resquebraje como lo ha hecho.

No. Monster movies así no. Lo siento.

Si esperáis mucho Godzilla, os defraudará, Es más bien la historia de un kamikaze (que vio que eso no era para él) japonés medio-gafe.

Un dramón con cierto toque de acción y ciencia ficción (solo por la criatura que le da nombre y las luchas contra esta). Se me queda largamente innecesaria puesto que se sabe que todo lo que están a punto de hacer los protagonistas de la historia no servirá para absolutamente nada, puesto que godzilla no puede morir, todo fan que haya visto alguna lo sabe.

Los efectos especiales no están mal, aunque se me han hecho un poco escasos y algo toscos. Del sonido y la imagen no puedo hablar porque la vi en muy mala calidad.

No la recomiendo, no te pierdes gran cosa, como todas las de Kaiju, pero esta en particular un poco más.

La primera frase de la crítica de @MrPenguin define a la perfección lo que he sentido viendo esta película. Sin ser seguidora de esta saga, la cual no me apasiona, he disfrutado de esta “Godzilla Minus One”.
Setenta años desde que Godzilla surgió de las aguas de la gran pantalla para pisar la Tierra con sus grandes garras, ¡para no abandonarla nunca más durante treinta y ocho largometrajes y muchos otros productos derivados de todo tipo! Némesis absoluta de la industria japonesa de la construcción, encarnación del contragolpe de la Madre Naturaleza contra el desastre que todos representamos a sus ojos, a veces también se le sorprende haciendo el payaso en compañía de colegas gigantes encargados de atizarle o de obtener el pasaporte estadounidense para obtener resultados más o menos felices (o al menos económicos) más allá de su de origen, el monstruo de la película de Ishirō Honda sobrevive a las décadas para recordar a los humanos que quizá no sean una especie tan dominante como creen, y arrasa la Tierra ante nuestros ojos de espectadores fascinados por sus escamas termonucleares. Mientras se prepara para un segundo asalto con King Kong al otro lado del Atlántico (es uno de esos oficios de payaso que mencionábamos), es en su tierra natal donde reaparece una vez más con "Godzilla Minus One", un castillo de fuegos artificiales japonés que magnifica la longevidad del icono reptil y que desde entonces se ha convertido en un éxito mundial, lo que le ha valido una merecida nominación por primera vez a los Oscar 2024 (categoría de Mejores efectos especiales).
En mi opinión, bien merecido porque, al volver al contexto del Japón posterior a la Segunda Guerra Mundial, la película de Takashi Yamazaki retoma el simbolismo original y apasionante de Godzilla (quizá a veces demasiado distorsionado en propuestas menos inspiradas e inspiradoras), un poder de destrucción implacable e imprevisible que golpea a un país traumatizado por el choque de la guerra y sus devastadoras consecuencias, sobre todo atómicas.
Al optar por centrarse en un piloto kamikaze atrapado en la espiral creciente de la culpabilidad por haber escapado a sabiendas al destino dictado por sus superiores, "Godzilla Minus One" encuentra un adversario perfecto, a la altura de su gran reptil, se debate entre el absurdo de la condición suicida que se le impuso y que no cumplió (y la tragedia que cree que es su consecuencia) y la posibilidad de reconstruirse a través de una familia de supervivientes. Enfrentado a un monstruo que no se detiene ante nada, cuya potencia de fuego aumenta a cada aparición de forma sobrecogedora para significar su condición inamovible de Titán súbitamente convertido en amo del planeta, este soldado cuya vida ha sido aniquilada por la guerra se convertirá también en un símbolo: El de un pueblo perdido por las atrocidades del campo de batalla pero que, para encontrar una salida, se enfrentará no obstante a este nuevo y enorme bicho cubierto de escamas por su pura voluntad de no volver a revivir lo indecible, y no por el yugo de un mando susceptible de aumentar su sufrimiento sino como alma humana colectiva, clamando su necesidad de esperanza y de días mejores en la batalla desproporcionada que les enfrenta a Godzilla.
“Godzilla Minus One" se apoya en este discurso crucial y vibrante, llevándose a su paso la vitalidad de una población desesperada, para crear una formidable luz rebosante de heroísmo, quizá también kamikaze, pero atravesada por una abnegación que lo destroza todo a su paso, animada por los más hábiles oradores de sus personajes humanos, o por las aventuras que invariablemente nos atraviesan con su suspense y sus crudas emociones (la persecución marítima, la secuencia de la ciudad, el enfrentamiento final , todo está diseñado para dejarnos pegados a la butaca con una maestría visual que haría estallar la cabeza de cualquier director de blockbuster estadounidense reciente).
Por supuesto, la película no evita algunos pequeños parones en sus tiempos muertos, la redundancia de ciertos puntos de su discurso o una acentuación casi teatral de los sentimientos de sus personajes pero, no importa, todo eso se borra de un coletazo del gran lagarto para dar paso al fabuloso enfrentamiento de estos dos gigantes, uno literalmente capaz de crear bombas atómicas a la carta para quitar el aliento a todo el mundo dentro y fuera de la pantalla (¡vaya escena! ), el otro formado por un mosaico de humanos dispuestos a sacrificarlo todo para no tener que revivir las heridas aún abiertas de la estupidez humana. Y, como un habitante de Tokio borracho de sake que no ha visto el pie de Godzilla acercarse demasiado a él, salimos atónitos, abrumados por la omnipotencia de "Godzilla Minus One", tanto por su inteligencia, el aliento contagioso de sus momentos épicos o el torrente de emociones por el que nos hace pasar, y abrumados por el regreso con fuerza de Godzilla, el verdadero, el único, el que seguirá atravesando la Historia del cine durante décadas. Apostamos a que, con películas como éstas, sus rugidos seguirán resonando en los cines.

Japón lleva toda su historia alimentando un monstruo, uno enorme, con potencial para destruir varias generaciones y en esta sorprendente entrega vuelven a sacarlo a relucir, y lo enfrentan a Godzilla.

El monstruo al que me refiero es el sentido del honor, característico del pueblo nipón y cultivado desde su juventud desde animes infantiles hasta películas más taquilleras y adultas como esta.
Tiene una gran publicidad positiva pero en realidad ha sido siempre aplicado en la guerra desembocando en destrucción ajena y también propia, todos sabemos lo que son los kamikaze, y no creo que sea tan beneficioso como ellos venden.

En cualquier caso, dejando esa cultura suya que impregna todo su cine, como no podía ser de otra manera, y centrándome en la película, tengo que decir que ha sido una agradable sorpresa.
Una película de bajo presupuesto en su concepción pero de resultados estéticos espectaculares, con una recreación de época aceptable y una idea innovadora para las películas de Godzilla, en términos de situarlo en un contexto histórico fundamental en la historia de Japón, el final de la segunda Guerra Mundial. Esto impregna un aire de desolación y derrotismo a los personajes, que tendrán que hacer frente con todo lo que les queda a una nueva amenaza, y esto no será otra cosa que el orgullo y el honor anteriormente referido.

Es indudable que hay momentos que muestran sus costuras en cuanto a efectos (principalmente al inicio de la película) y en actuaciones, pero con total merecimiento ha llegado a lo más alto con una nominación a mejores efectos en los Oscars 2024, codeándose con monstruos mayores de la industria. Y seguramente no lo ganará, pero si se ha ganado un grato recuerdo en nuestra memoria

Es cuanto menos curioso que la anterior película que había visto de Takashi Yamazaki, 'The Fighter Pilot, tratase de un gran piloto que estaba en contra de las misiones suicidas durante la IIGM y, en esta 'Godzilla Minus One', encontremos un protagonista con rasgos parecidos aunque por motivos distintos.

Hace mucho tiempo que no veía películas de Godzilla pero justo en el último año he disfrutado mucho de esta, que como película kaiju cumple con rotundidad, y de 'Shin Godzilla', que era una forma muy inteligente de denunciar cosas propias de la socidad nipona con la excusa y el divertimento de una película sobre la criatura radioactiva.

Si está siendo un éxito tan rotundo esta entrega es, principalmente, porque sus engranajes personales se mueven por los móviles adecuados, es decir, los seres queridos. También porque, a su manera, es una mirada crítica al sufrimiento que dejó la IIGM en Japón y la ineptitud del régimen en tal momento histórico.

Y claro, porque sencillamente es muy entretenida y dinámica. Los resultados logrados con solo 15M de presupuesto son alucinantes y dejan a uno pensando cómo es posible hacer tanto -hay escenas impresionantes- con tan poco, y sobre cómo otros hacen tan poco con tanto.

En definitiva, otra película notable para Japón que arranca la década de buenas maneras a pesar de la crisis que ha sufrido la industria por la pandemia. Ayuda también tener actrices secundarias tan sólidas como Sakura Endo y Minami Hamabe. Una pieza esencial para los que sean fan de la saga o disfruten de este tipo de películas.

Me habría gustado una secuela de Shin Godzilla, pero esta es una sorpresa para bien.

Podría hacerse una comparación con el Godzilla de Hollywood. Un Godzilla con más aires de anti-héroe, que está allí para devolver el equilibrio al mundo y los humanos son unos meros espectadores. De ahí que por mucho que se empeñen en darles una trama, acaba resultado terrible.

Aquí volvemos al Godzilla de los inicios, al lagarto gigante atómico que actúa como una fuerza de la naturaleza. Godzilla diempre ha sido una alegoría de toda la desgracia que trajo consigo la Segunda Guerra Mundial a Japón(en concreto las bombas atómicas). Y en este caso además lo usan como una alegoría de los propios traumas del protagonista.

Es un película en la que pasamos la mayor parte del tiempo con los humanos, y las pocas veces que aparece Godzilla, se hace notar. Y es una película que, aún siendo yo fan de la destrucción de la humanidad, al final quería que los humanos ganasen al lagarto.

La trama sucede en el Japón de la posguerra año 1945 y la película se centra mas en el desarrollo de los personajes y sus luchas tras este periodo que no solo tendrán que lidiar con ellas sino con la aparición de godzilla.
La película tiene un tono que me ha parecido un poco parodia más que algo serio quizá haya contribuido el haberla visto en latino (no me arrepiento)
Godzilla cuenta con pocas apariciones es básicamente por hacer un símil imagínate ir por un desierto o por el mar en barco tranquilamente y de repente aparece el bicho, el palomi haciendo de las suyas para sembrar el caos, tu le molestas y estalla un oppenheimer.
Sálvenos sr tachibana y todos los maru de evil digo godzilla. Estuvo bien al menos me hizo gracia en algunas partes.

Tenía ganas de ver esta película en concreto de entre las mil de Godzilla que hay, porque intuía que sería diferente, y así es, no es la americanada a la que estamos acostumbrados, se acerca más al realismo (ejem, ya me entendéis, realismo dentro de que hablamos de un monstruo gigante acorazado nuclear).

Nos encontramos en Japón tras la Segunda Guerra Mundial, por lo que el contexto ya de por sí es dramático, imagina tener que enfrentarte a esta amenaza en plena posguerra... casi dan ganas de dejarse llevar y ya está. Toda la parafernalia de ingenieria que montan para tratar de neutralizarlo me ha parecido muy interesante, y sobretodo me ha gustado que se podía entender fácilmente, que no han usado el truco de hacerte el lío y que al final no sepas ni lo que están haciendo, que sólo veas brilli brilli y explosiones. Un punto a favor de nuevo a ese uso del... "realismo".

Respecto al diseño de éste Godzilla he tenido amor-odio, por ese orden, y es que me ha hecho ilusión ver que su diseño es muy cercano al imaginario que tengo de él cuando era niño, al Godzilla que tenía en la cabeza antes de las 200 películas que se han hecho de él, de hecho tenía un muñeco de pequeño de él que se asemejaba mucho mucho al diseño del Godzilla de la película. Peero tras esa ilusión, me he dado cuenta de que... igual le cambiaron el diseño por algo, y es que la cara tan redondeada puede parecer un poco falsa, y esos muslazos y pies enormes son un poco caricaturescos... en fin, que el caso es quejarse.

Los efectos de destrucción de los barcos y sobretodo del ¿láser? de Godzilla son brutales, y volviendo al concepto que más quiero destacar, son "realistas", puedes de verdad sentir que sucedería de esa forma, que no hay brilli brilli extra hollywoodiense.

Quiero mencionar lo rara que es la banda sonora, mucho violín, que está bien, pero muy repetitivo, es como si usaran el mítico sonido de Psicosis de forma constante.

En fin, me ha gustado ver una película de Godzilla desde éste punto de vista y éste contexto, ya que el brilli brilli y los clichés americanos me habían alejado de este maravilloso y mítico monstruo de la gran pantalla.

Godzilla minus one no es solo una película de monstruos y destrucción, va más allá, tiene un trasfondo donde muestran al espectador un gran abanico de sentimientos, cobardía, venganza, vergüenza, rencor, amor, compasión, compañerismo, valentía, honor...

El director Takashi Yamazaki nos sitúa en un Japón muy mermado que intenta reconstruirse después de la segunda guerra mundial. Shiro Mizushima, un piloto de avión kamikaze desertor, Noriko Oishi una chica que cuida un bebé cuyos padres han muerto en la guerra, todos ellos lo han perdido todo y se juntan para vivir una nueva vida, como si fueran una nueva familia, esa segunda oportunidad que han tenido la suerte de vivir pero cada uno con una mochila emocional detrás, sobre todo Shiro, no es fácil ver como tu país está arrasado y todos tus seres queridos y conocidos han perdido la vida sin que tu hayas hecho nada para intentar evitarlo.

Una historia donde disfrutaremos del poder de Godzilla destruyendo todo, con un poder casi indestructible y donde las tomas de decisiones dan segundas oportunidades y el destino da también segundas oportunidades para resarcirse.

Un guion donde se va entrelazando la acción y la adrenalina, de intentar parar al monstruo y esa sensibilidad entre las diferentes relaciones humanas en un momento dado donde todo es soledad, destrucción y sentimientos renacidos.

A nivel técnico hay planos y secuencias muy bien conseguidas y en ningún momento da sensación de cutrez, tiene buen ritmo, interesantes secuencias de acción y buenas batallas contra Godzilla.

Las interpretaciones pues muy japonesas con esos gestos tan exagerados en algunos momentos pero con secuencias donde consiguen tocarte la fibra sensible.

Es una película que merece la pena ver porque son dos películas en una, acción por un lado y bélica con muchas dosis de drama por otro y por supuesto entretiene, que es lo mínimo que se pide y la historia consigue dejarte pegado en todo momento a la pantalla.

Buena película de Godzilla, más trabajada que las antiguas producciones japonesas sobre el monstruo y también más seria y respetuosa que las americanadas que intentaron llevar al personaje a su terreno. El ataque de Godzilla convive con el Japón arrasado tras la Segunda guerra mundial, creando un interesante caldo de cultivo para el desarrollo de temas que van desde el cuestionamiento de la doctrina kamikaze hasta la desestructuración de la idea del honor. Los personajes cumplen adecuadamente y los efectos especiales sorprenden por el gran efectismo dentro de un presupuesto moderado.
Entretiene y deja poso. Recomendable.