He leído tan buenas críticas de mis compañeros, y me la han recomendado con tanto entusiasmo que me daba miedo que las expectativas me jugaran una mala pasada. Pero no sólo la he disfrutado y me ha gustado, me ha parecido brillante.
La verdad es que me ha hecho pensar en todas las críticas que reciben los distintos premios, sobre todo los Oscars, por su “poca diversidad”, es decir, por no nominar a suficientes actores, actrices, directores, etc. de color. No sé, yo creía que preferirían ser nominados por hacer grandes papeles y por merecerlo realmente, no sólo por su color de piel. Porque si alguien que se dedica al cine, o a lo que sea, es bueno, lo será sin importar ese detalle, y lo mismo ocurre con los libros o las películas. Y ahí es donde entra American fiction.
En algunos momentos llega a ser incluso una parodia, pero porque es una crítica tan mordaz y tan brillante, como ya he dicho, que da justo en la diana, y eso hace que sea tan divertida. Pero no es un humor vacío, no es comedia propiamente dicha, es tan inteligente que por eso hace gracia. Se ríe del sistema, del público, de las editoriales y de todos aquellos que en realidad han hecho que esté nominada a los Oscars de este año, porque por mucho que se haya modernizado la Academia, ya sabemos lo rancios y blancos que son. Así que, de alguna manera, American fiction, igual que su propio protagonista, ha hackeado el sistema.
Thelonious Ellison, Monk para los amigos, es un hombre inteligente que está cansado de que cuestionen lo negro que es, y es algo que podemos apreciar ya en la primera escena, directa y sin anestesia, donde una alumna, blanca para más inri, ofendidísima ella, intenta darle lecciones sobre el término “nigger” y lo ofensivo que es, a él que es negro. Y eso sólo es el comienzo de su viaje de descubrimiento, o de confirmación de lo que tanto sospecha sobre el mundo que le rodea, y de un chiste, como él mismo lo llama, que se hace bola, pero nivel avalancha de las que es imposible escapar por más que lo intentes.
Y es que, como él mismo dice, cuanto más tonto se vuelve, más dinero gana, aunque en realidad sólo está dando lo que quieren, y cuanto más intenta arreglarlo, o fastidiarlo realmente, más aumenta su éxito y de manera proporcional su cabreo y su vergüenza. Porque también trata mucho de la vergüenza, y del rechazo, y esa conversación que tiene Monk con su hermano Cliff tras la boda me ha parecido clave, no sólo refiriéndose al propio Cliff y lo que cuenta sobre él mismo, sino también se refiere a Monk. Porque le pregunta que qué habría hecho si su padre le hubiera rechazado de haber sabido la verdad, en este caso sobre su sexualidad, y Cliff dice que al menos le habría rechazado a él, al verdadero él, sabiendo toda la verdad, y esto ocurre mientras Monk está mintiendo a todo el mundo, ha alejado a Coraline por su propia vergüenza, porque el único avergonzado es él mismo, y tiene miedo de que le rechace cuando es él quien se rechaza a sí mismo, pero tampoco le ha dado la oportunidad de rechazarle sabiendo la verdad, así que ambas situaciones van muy a la par.
El hecho de que quienes más lo alaben y lo juzguen por lo negro que es, sean blancos deja bien claro lo que está criticando no sólo el propio Monk, sino la película en sí. Y es que ese momento en el que están tomando las últimas decisiones antes de la publicación y decide cambiar el título, sabiendo que los escandalizará y esperando que por eso lo rechacen, y justo por lo escandalizados que están, hasta el punto de que luego en televisión lo tienen que censurar porque ya sabemos cómo son los estadounidenses para ciertas cosas, lo aceptan, porque “es muy negro”... Es que no se me ocurre otra manera de decirlo, es brillante, igual que su encuentro con Wiley, e igual que toda la parte del final.
Porque, hablemos de ese final. Monk está tan harto de todo lo que ha conseguido y de todo lo que él mismo ha ocasionado con la decisión que tomó, aunque obviamente le ha venido muy bien el éxito por el dinero que ha ganado para poder ayudar a su madre, así que al final ha mantenido la farsa por pura necesidad, que decide contactar con Wiley y proponerle no hacer una película sobre el libro que ha escrito, porque se niega a seguir alimentando esa bola, sino sobre su propia aventura, que sería American fiction en sí misma, por si todo lo que nos ha traído hasta este punto no fuera lo suficientemente meta. Y se permite seguir con la crítica ácida ya no sólo hacia donde la estaba dirigiendo, sino también hacia las comedias románticas, con ese potencial final para la historia, no sólo con la puerta abriéndose y los protagonistas reencontrándose, sino con esa cámara alejándose lentamente. Es que, por favor, está clavado, hasta Wiley se da cuenta de eso. Y es tan irónica y retorcida que, entre las opciones que le propone, y la única que finalmente y obviamente le convence y encanta, es la más “negra”, la de los policías matando al protagonista porque es negro y porque cómo no va a haber tiroteos y muertes, por lo que se termina alimentando a sí misma una vez más. Y ese final es lo que la termina de hacer redonda.
Y aparte de todo esto, y de las veces que me he partido de risa por diferentes motivos, también hay tiempo para mostrarnos la parte más familiar del protagonista, sus propios dramas con la muerte de su hermana, la enfermedad de su madre y su nula relación con su hermano y en general con todos, porque termina apartando a todos, pero también momentos emotivos y de alegría, como su relación con Lorraine, la mujer que ha trabajado siempre para ellos, y la boda de esta. Porque, a pesar de todo, no es una comedia, pero es tan crítica que es divertida, pero tampoco es un drama, no se recrea en exceso en momentos lacrimógenos, ya que no es la película que quieren contar, porque a su vez estarían cayendo en su propia trampa.
No esperaba gran cosa de esta película, de hecho en un principio no tenía ninguna intención de verla, la había visto nominada en otros premios pero me resultaba totalmente indiferente, e incluso me dio mucha pereza cuando la vi nominada a los Oscars. Después pensaba que me iba a decepcionar porque esperaba algo más de ella por cómo me la habían pintado, pero en absoluto esperaba esta experiencia, la he disfrutado de principio a fin con una sonrisa de oreja a oreja, y para que yo me ría con una película tiene miga la cosa. Y la culpa no es sólo de la película, obviamente no me puedo olvidar de Jeffrey Wright, con sus caras de circunstancia, con su hastío, con sus facepalms constantes, la película no sería para nada lo mismo sin el trabajazo que ha hecho, una nominación más que merecida. A pesar de que nos intenten vender a Monk como un personaje difícil, antipático y distante, a mí me ha caído de maravilla de principio a fin. También tenemos por ahí, en papeles más grandes como el del hermano o más pequeños y casi anecdóticos, a Sterling K. Brown, Keith David, Patrick Fischler, John Ortiz o Adam Brody, al que me habría gustado ver más.
Ahora bien, merecidísimas las nominaciones, pero habría que preguntarse por qué está nominada exactamente. Y ya, para rematar, creo que han perdido una gran oportunidad al no titularla Afroamerican fiction, habría sido ya sublime.
Valoraciones en tu crítica: