
Naheem Garcia
Danny
A nadie le gusta el profesor Paul Hunham (Giamatti), ni a sus alumnos, ni a sus compañeros, ni al director de la escuela secundaria donde trabaja, a todos les resulta exasperante su pomposidad y rigidez. Sin familia y sin ningún lugar a donde ir durante las vacaciones de Navidad de 1970, Paul se queda en la escuela para supervisar a los estudiantes que no han podido viajar a casa. Después de unos días, solo queda allí un estudiante: un problemático chico de 15 años llamado Angus, un buen estudiante cuyo mal comportamiento siempre amenaza con expulsarlo. Junto a Paul y Angus está la cocinera Mary (Randolph), una mujer afroamericana que atiende a hijos privilegiados y cuyo propio hijo perdió la vida recientemente en Vietnam. Estos tres náufragos tan diferentes formarán una improbable familia durante dos semanas muy nevadas en Nueva Inglaterra.
“Los que se quedan” es una gran sorpresa. Su director, Alexander Payne, no es muy dado ha hacer películas 8 películas en 27 años, además siempre se ha apartado de la mayor parte de la producción de Hollywood. Su nicho es el clasicismo inspirado en los gloriosos años 70, y ”Los que se quedan” está rodada como el cine de la época, con una historia ambientada precisamente en esa época. A pesar de algunos momentos flojos y de una cierta previsibilidad en el desarrollo de sus tres personajes principales, esta película sigue su propio camino con la misma dosis de humor, de sarcasmo y humanidad. A medida que se agudiza el acercamiento a los tres protagonistas que quedan para contar su historia navideña y se desvelan algunos secretos sobre ellos, la película se desliza suavemente hacia un cierto sentimentalismo, sin llegar a la sensiblería, afortunadamente. El guión es sutil, está bien interpretado y el conjunto adquiere cierta profundidad. Es un ejercicio peligroso, ya que la película oscila entre el drama y la comedia. Sin embargo, un poco más de dinamismo narrativo no habría estado de más, ni tampoco una banda sonora menos apática, pero la película en su conjunto es muy interesante, sobre todo cuando hace gala de su mal humor, y en definitiva muy adecuada para el ambiente especial de fin de año, con su tono agridulce y su evocación de soledades que pueden, al menos durante un tiempo, curarse. Paul Giamatti, en el papel de un profesor amargado y cascarrabias, da un recital, arrastrando con él a los demás actores, que, aunque incapaces de estar a su altura, no defraudan.
Ya desde que sale el logo de Universal y después el de Miramax nos entra por los ojos una película antigua, setentera, y todo nos invita a ello. Así que si entras en la ambientación desde ahí, es fácil que te dejes llevar por ella durante el resto del metraje. Porque estamos en la Navidad de 1970, y aunque la fecha nos la dan en pequeñas pinceladas y referencias, hasta que al final la vemos con todas las letras, es la fotografía y la estética la que nos la refleja desde el principio.
Los que se quedan no son sólo los tres protagonistas, pero los demás no es que importen demasiado, ya que sus personalidades se reducen a ser el típico abusón, el deportista, un asiático budista y un mormón con muchas pecas. Pero obviamente los que importan y llevan todo el peso de la película, a pesar de que también iremos viendo a otros personajes, son: Paul Hunham, un profesor de Civilizaciones antiguas, algo parecido a Cultura clásica, que sólo sabe hacer referencias a ello (mi filóloga clásica interior sonreía cada cierto tiempo); Angus Tully, un alumno con un gran intelecto pero pocas personas que se molesten en apreciarlo; y Mary Lamb, la cocinera del internado lleno de niños pijos a los que les regalan todo y que también tiene sus propios dramas, ya que ***contenido con spoilers*** .
Esta es una de esas películas que no son de trama, lo que importa no es lo que cuenta realmente, es de personajes. La Navidad al principio no es que sea muy relevante, tan sólo importa porque son las vacaciones y porque nos van apareciendo distintas fechas en pantalla, y aunque poco a poco se va haciendo más presente, y se nota esa presencia en las típicas sensaciones y mensajes, no es una película navideña, aunque sí podría ser de esas que se toma por tradición ver cada año en esas fechas. Pero, como digo, lo que importan son los personajes, es su viaje, su aventura, un autodescubrimiento para algunos, o un redescubrimiento, y también un coming of age para otro.
El ritmo es pausado, y junto a que, como ya he dicho, la trama no es que sea la gran cosa, y su larga duración, puede hacerse un tanto densa en algunos momentos, creo que podría haber funcionado mejor bajando de las dos horas. Pero ya desde la primera escena, acompañada por una bonita banda sonora, incluso sin que esté pasando nada, tal vez sólo por esa canción y por la nieve, da la sensación de que estamos ante una comfort movie en toda regla, y aunque aún queda mucho recorrido y eso sólo es la punta del iceberg, llegará un momento en el que nos lo confirmará. A mí me ha dejado una sonrisa en la cara y el pecho calentito.
Respecto al reparto, qué decir que no se venga diciendo ya. Da'Vine Joy Randolph es algo más secundaria pero está estupenda, Dominic Sessa es todo un descubrimiento y apunta maneras para tener un gran futuro, pero es que Paul Giamatti está enorme, así que le perdono que se lo ponga difícil a Cillian Murphy en los premios.
Sin ser yo un gran seguidor de los Óscar, lo cierto es que siempre agradezco que, de vez en cuando, sirvan para dar visibilidad a títulos como 'Los que se quedan', una de esas películas con mimbres de producción modesta pero enormes en el cariño y la emoción que destilan en cada fotograma. Todo esto, de hecho, se hace ya patente en su cuidada ambientación y en la forma que tiene de transportarnos, como si de un viaje en el tiempo se tratase, a la prestigiosa Academia Barton durante el parón navideño de 1970; momento en el que tanto alumnos como profesores regresan a casa para celebrar las fiestas en familia. Bueno, todos salvo unos pocos que, bien sea por unas u otras razones, se verán obligados a pasar las vacaciones en las instalaciones de la academia. Ninguno de ellos se ha quedado allí por decisión propia, pero tampoco les quedaba más remedio. Son, de algún modo, los olvidados. Los apartados. Personas heridas e incomprendidas para las que la Navidad ya no tiene ningún sentido.
Y, aunque la premisa pueda parecer la típica de tantas y tantas otras películas navideñas, lo cierto es que 'Los que se quedan' logra destacar gracias a la tremenda cercanía y humanidad que desprenden todos y cada uno de sus protagonistas. Es decir, no es que la trama no sea un cúmulo de elementos recurrentes en este tipo de historias, pero al final resulta complicado no empatizar con los personajes al tiempo que vamos descubriendo que sus fachadas, por distantes o incluso odiosas que nos pudieran parecer de primeras, vienen condicionadas por los muchos escollos que tuvieron que sortear en el camino. Seres rotos, complejos y unidos por ese aura agridulce que un gran Paul Giamatti, junto con unos no menos brillantes Da'Vine Joy Randolph y Dominic Sessa, se encargan de sostener a base de infundir calidez a sus personajes. Entrañable y esperanzador homenaje a los que se quedan y también a los que tienen que marcharse; a todos aquellos que, aun pasando por nuestras vidas como estrellas fugaces, también consiguen hacerse un hueco en nuestro corazón.
El director Alexander Payne nos transporta en el tiempo y nos lleva a las navidades de 1970, a un instituto de Nueva Inglaterra. Donde un peculiar profesor, más bien un profesor chapado a la antigua y bastante poco flexible con todos los que le rodean se verá acompañado de cinco alumnos, que no han podido ir con sus familias en las vacaciones de navidad y con la cocinera, una mujer con un pasado bastante duro.
Pues la situación es un auténtico cuadro, casi de chiste, porque los alumnos no son los más brillantes y el profesor es para echarle de comer a parte. La película sin ninguna duda es de una temática de drama y en muchos momentos de comedia, no tiene una comedia estúpida, si no momentos ciertamente agradables.
Pero finalmente en un momento de la historia se centra en el profesor interpretado por Paul Giamatti, el alumno Angus Tully interpretado por Dominic Sessa y la cocinera Mary Lamb interpretado por Da'Vine Joy Randolph. Sin ninguna duda el punto fuerte de la película son las interpretaciones de estos tres actores donde están excelentes, sin ellos el largometraje hubiera sido totalmente infumable, se puede decir que grandes actuaciones salvan un guion simple y previsible.
La trama es excesivamente larga, le sobran mínimo treinta minutos, porque no hay necesidad de enrollarse tanto en cosas vacías, con un ritmo pausado se me hace bastante larga y pelmazo en muchos momentos, aunque los actores hacen una excelente interpretación como he comentado, sus personajes evolucionan de forma previsible durante la historia, no hay nada que sorprenda, esta película ya la hemos visto antes, me sorprenden las valoraciones tan altas, supongo que por las actuaciones porque si es por la historia...
Para concluir, película donde las relaciones entre los personajes predominan sobre la trama que en sí es vacía, sobran minutos pero aun así se puede ver, pero no me extrañaría que bostezaras en algún momento de la película, a mí me ha pasado. Sobre valorada.
Los planos y la banda sonora tampoco me han parecido para destacar más bien todo lo contrario, eso sí, el paisaje tan nevado lo hacen todo más navideño.
P.D. Me ha gustado mucho el detalle del principio de los logos de Universal y Miramax de forma antigua como si la cinta fuera de los años setenta u ochenta.
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