Crítica de Los que se quedan por Obscuritas
Redactada: 2024-02-10
Ya desde que sale el logo de Universal y después el de Miramax nos entra por los ojos una película antigua, setentera, y todo nos invita a ello. Así que si entras en la ambientación desde ahí, es fácil que te dejes llevar por ella durante el resto del metraje. Porque estamos en la Navidad de 1970, y aunque la fecha nos la dan en pequeñas pinceladas y referencias, hasta que al final la vemos con todas las letras, es la fotografía y la estética la que nos la refleja desde el principio.
Los que se quedan no son sólo los tres protagonistas, pero los demás no es que importen demasiado, ya que sus personalidades se reducen a ser el típico abusón, el deportista, un asiático budista y un mormón con muchas pecas. Pero obviamente los que importan y llevan todo el peso de la película, a pesar de que también iremos viendo a otros personajes, son: Paul Hunham, un profesor de Civilizaciones antiguas, algo parecido a Cultura clásica, que sólo sabe hacer referencias a ello (mi filóloga clásica interior sonreía cada cierto tiempo); Angus Tully, un alumno con un gran intelecto pero pocas personas que se molesten en apreciarlo; y Mary Lamb, la cocinera del internado lleno de niños pijos a los que les regalan todo y que también tiene sus propios dramas, ya que su hijo acaba de fallecer hace poco.
Esta es una de esas películas que no son de trama, lo que importa no es lo que cuenta realmente, es de personajes. La Navidad al principio no es que sea muy relevante, tan sólo importa porque son las vacaciones y porque nos van apareciendo distintas fechas en pantalla, y aunque poco a poco se va haciendo más presente, y se nota esa presencia en las típicas sensaciones y mensajes, no es una película navideña, aunque sí podría ser de esas que se toma por tradición ver cada año en esas fechas. Pero, como digo, lo que importan son los personajes, es su viaje, su aventura, un autodescubrimiento para algunos, o un redescubrimiento, y también un coming of age para otro.
El ritmo es pausado, y junto a que, como ya he dicho, la trama no es que sea la gran cosa, y su larga duración, puede hacerse un tanto densa en algunos momentos, creo que podría haber funcionado mejor bajando de las dos horas. Pero ya desde la primera escena, acompañada por una bonita banda sonora, incluso sin que esté pasando nada, tal vez sólo por esa canción y por la nieve, da la sensación de que estamos ante una comfort movie en toda regla, y aunque aún queda mucho recorrido y eso sólo es la punta del iceberg, llegará un momento en el que nos lo confirmará. A mí me ha dejado una sonrisa en la cara y el pecho calentito.
Respecto al reparto, qué decir que no se venga diciendo ya. Da'Vine Joy Randolph es algo más secundaria pero está estupenda, Dominic Sessa es todo un descubrimiento y apunta maneras para tener un gran futuro, pero es que Paul Giamatti está enorme, así que le perdono que se lo ponga difícil a Cillian Murphy en los premios.
Los que se quedan no son sólo los tres protagonistas, pero los demás no es que importen demasiado, ya que sus personalidades se reducen a ser el típico abusón, el deportista, un asiático budista y un mormón con muchas pecas. Pero obviamente los que importan y llevan todo el peso de la película, a pesar de que también iremos viendo a otros personajes, son: Paul Hunham, un profesor de Civilizaciones antiguas, algo parecido a Cultura clásica, que sólo sabe hacer referencias a ello (mi filóloga clásica interior sonreía cada cierto tiempo); Angus Tully, un alumno con un gran intelecto pero pocas personas que se molesten en apreciarlo; y Mary Lamb, la cocinera del internado lleno de niños pijos a los que les regalan todo y que también tiene sus propios dramas, ya que su hijo acaba de fallecer hace poco.
Esta es una de esas películas que no son de trama, lo que importa no es lo que cuenta realmente, es de personajes. La Navidad al principio no es que sea muy relevante, tan sólo importa porque son las vacaciones y porque nos van apareciendo distintas fechas en pantalla, y aunque poco a poco se va haciendo más presente, y se nota esa presencia en las típicas sensaciones y mensajes, no es una película navideña, aunque sí podría ser de esas que se toma por tradición ver cada año en esas fechas. Pero, como digo, lo que importan son los personajes, es su viaje, su aventura, un autodescubrimiento para algunos, o un redescubrimiento, y también un coming of age para otro.
El ritmo es pausado, y junto a que, como ya he dicho, la trama no es que sea la gran cosa, y su larga duración, puede hacerse un tanto densa en algunos momentos, creo que podría haber funcionado mejor bajando de las dos horas. Pero ya desde la primera escena, acompañada por una bonita banda sonora, incluso sin que esté pasando nada, tal vez sólo por esa canción y por la nieve, da la sensación de que estamos ante una comfort movie en toda regla, y aunque aún queda mucho recorrido y eso sólo es la punta del iceberg, llegará un momento en el que nos lo confirmará. A mí me ha dejado una sonrisa en la cara y el pecho calentito.
Respecto al reparto, qué decir que no se venga diciendo ya. Da'Vine Joy Randolph es algo más secundaria pero está estupenda, Dominic Sessa es todo un descubrimiento y apunta maneras para tener un gran futuro, pero es que Paul Giamatti está enorme, así que le perdono que se lo ponga difícil a Cillian Murphy en los premios.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Complejidad
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Sentimiento
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Duracion
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Credibilidad
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Fotografía
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Dirección
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