Crítica de Dark City por gjulo

Redactada: 2023-06-01
No estaría de más calificar Dark City como la obra maestra de la filmografía de Alex Proyas, dado que la película, aunque en última instancia bastante desconocida, es una referencia imprescindible de la ciencia-ficción. Pero antes de empezar, es imposible no mencionar los paralelismos entre Dark City y la película de culto Matrix, estrenada un año después: sí, existen similitudes entre estas dos grandes obras en cuanto a universos (con muchas facetas), y podría decirse que el largometraje de Proyas fue un precursor en este sentido. Sin embargo, para mí la comparación se detiene ahí, porque es innegable que estas dos joyas de la ciencia ficción son, en última instancia, disociables en todos los sentidos, y cada una deja su propia huella a su manera. Por ello, Dark City se inclina más hacia lo fantástico, y esto se refleja en su atmósfera tan especial: uno se ve literalmente arrastrado a este ambiente oscuro y nocturno, ya que la historia se desarrolla en una ciudad sumida en la noche eterna. El tono es, por tanto, más bien lúgubre, con una banda sonora hecha a medida que hace más pesado y cautivador un entorno así. También podemos rendir homenaje a la más que encomiable producción visual, que, a pesar de los estragos del tiempo, nos adentra en el corazón de esta ciudad tan oscura como enigmática. Cabe destacar el excelente y original estilo gráfico de Dark City, más que satisfactorio en cuanto a su forma; sin embargo, el contenido no queda en absoluto superado, oh no, la película brilla con la misma intensidad gracias a su guión adelantado a su tiempo. En definitiva, Dark City es atractiva de principio a fin, y además consigue ir más allá de su premisa inicial (la parte fantástica, digamos) para ahondar eficazmente en otros temas (el amor, entre otras cosas, y sobre todo, tan bello como desesperante dentro de un mundo así); el resultado es un ritmo fluctuante, que se atreve con algunos momentos más tranquilos a medida que avanza la historia... y se aclaran los muchos elementos de la trama. Y, antes de concluir, merece la pena alabar la calidad de las distintas interpretaciones, que tienen el mérito de hacer entrañables a los personajes aunque no se profundice demasiado en ellos (pero eso responde a la lógica del guión, así que no hay que lamentar demasiado la ausencia de figuras que salten a la pantalla); en resumen, hay que quitarse el sombrero ante el trío Sewell/Hurt/Connelly, mientras que Kiefer Sutherland consigue dar la talla. En conclusión, Alex Proyas marcó en 1998 un hito en la ciencia-ficción/fantasía, gracias a un guión realmente innovador, un planteamiento visual atípico pero excelente y un reparto tan sorprendente como brillante. La única crítica que se le puede hacer es que Dark City se habría beneficiado de explorar un poco más su intrigante universo.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Complejidad
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Sentimiento
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Duracion
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Credibilidad
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Fotografía
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Dirección
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