Crítica de Dark City por El9Pasajero

Si tardé dos décadas tras su estreno para ver Donnie Darko, en el caso de Dark City ha pasado un cuarto de siglo. Me gusta macerar ciertos conceptos.
En el caso de la primera nunca encontraba el momento para atreverme, y cuando la vi, pasé tres veces el final y estuve dos días buscándome. En esta no ha pasado eso.
Si hacemos una tesis sobre las teorías sobre el sueño de Jung y Freud, la caverna de Platón y buscamos referencias estéticas para darle forma al concepto con expresionismo alemán del Nosferatu de Murnau y la Metropolis de Lang. Buscamos al sastre de los zenovitas para maquear a nuestros malotes sin restos del tratamiento de acupuntura y mezclamos conceptos noir-fy emulando a Blade Runner tenemos un buen cocktail. Tras la mezcla aplicamos una buena sacudida que no agitación y nos sale esta obra para enmarcar por su atrevimiento.
Que nos cuenten de que va nada más empezar con la odiosa voz en off para los que se pierden a la primera esquina le hace perder un poco el misterio, pero el ritmo frenético que le imprime a la acción sin excesos en pirotecnia te hace olvidar esta imposición de los estudios de turno. Gente de poca fé.
El culpable de este proyecto es el amigo Alex Proyas, el mismo que cuatro años antes nos sorprendió con la que yo considero su mejor película The Crow.
Hablar de la trama es cargarse la proyección y como he dicho antes la voz en off ya se encarga de eso.
Así que solo hablaré de una absurda leyenda o bombazo informativo que daría para una tesis doctoral, "Matrix plagia a Dark City?" , y después de haber leído a algunos iluminados al respecto solo puedo concluir que no encuentro indicios que la culpen, solo coincidencias en el tiempo ( que tampoco). Proyectos de esta índole no se fraguan en tres días ni en un año. Pero si que podríamos ver una clarísima similitud con Blade Runner en muchos conceptos. Con Matrix quizás en el plano filosófico y algunas coincidencias pero poco más. Con esto no quiero decir que una sea mejor que la otra (para nada), son muy diferentes.
Notable mención a la BSO de Trevor Jones convirtiéndose en la batuta del director marcando los tempos y la atmósfera con una precisión envolvente que es el motor de la película. Tampoco olvidaremos ni a la fotografía ni al guión que juega fuera de su tiempo.
En el plano actoral destacaría a Shuterland Jr que aunque no sea muy extenso su papel está muy bien caracterizado y a Jennifer Connelly que como femme-fatalle está tremenda. A William Hurt que no falla nunca lo veo demasiado rígido, encorsetado y un poco sosainas, posiblemente lo que Proyas le pidió. Y del protagonista Rufus Sewel, pues que cualquiera podría haber hecho su papel, no le veo nada especial.
Pues eso, un argumento clásico en busca del lugar donde reside el Alma humana, será para jugar con ella un rato que de lejos parece buena gente.