Redactada: 2023-05-05
Tras la despedida de Harry Potter y con Crepúsculo haciendo las maletas para no volver, Hollywood necesitaba otra franquicia que atrajese a los jóvenes al cine, y para ello, ¿qué mejor que aprovechar otra vez un superventas? El estreno de la cinta vino precedido por una especie de campaña difamatoria al ser comparada con los vampiros luminiscentes. ¡Nada más lejos de la realidad! Es cierto que en la película hay romance y, pese a que se entrevé un triángulo amoroso, nunca da la sensación de que esto sea el motor de la historia. Porque no lo es.

El verdadero centro son los juegos en sí. Desgraciadamente, no se puede decir que el tema esté bien aprovechado... Con un escenario tan violento, asombra la poca ferocidad del juego; ¡queremos más caña! Sin embargo, en las escenas de acción se han empeñado en marear la cámara sin control, ¡parece que le están dando convulsiones! Estas secuencias son una auténtica tortura para la vista y por culpa de ello, muchas escenas de acción son un embrollo en el que no se aclara ni el cámara. No hay más que ver el inicio de los juegos: una breve escena en la que se cepillan a más o menos la mitad de tributos en cuestión de minutos sin que sepamos muy bien quién ha muerto o cómo ha muerto, y el sonido de la lucha se pierde por culpa de un zumbido que no hace otra cosa que restar emoción al momento.
Ha faltado el espíritu de supervivencia de los juegos, la crudeza de estar al límite entre la vida y la muerte. Cato y los suyos parecían que iban de picnic y se lo tomaban todo a guasa. En la película no se llega a apreciar la astucia, crueldad e inteligencia de los tributos que sobreviven después del primer asalto.

No ha sido una mala adaptación, en absoluto. Es muy fiel al libro, sigue la trama pasito a pasito. Han modificado muy pocas escenas y sólo han eliminado el relleno innecesario (la desaparición de Madge la he visto muy acertada). Pero se me ha hecho larga y en ocasiones pesada. ¿Y por qué? ¡Por culpa de la banda sonora! Exacto. ¡No hay música! No ha habido apenas melodías de fondo, lo cual ha hecho que las escenas fueran más largas de lo debido. Sólo añadían zumbidos de aire acondicionado, gritos de ciudadanos exaltados y crujidos de la hojarasca, pero nada de música, y demasiadas escenas sin ningún tipo de sonido.

En cuanto a los escenarios, el Capitolio ha sido el único donde se notaba demasiado que todo era falso. Los ciudadanos parecían salidos de un circo, unos simples bufones de colores chillones. Cuando leí el libro no percibí ningún tipo de burla hacia ellos (al contrario, me daban lástima porque eran tan ingenuos...), y la visión que presentan en la película no me convenció, era demasiado exagerado.

Hablando del vestuario: los trajes de Kat y Peeta me los imaginaba más llamativos y espectaculares, tanto que me dejarían con la boca abierta. Pero la chispita de fuego en los hombros. no me entusiasmó nada.

Ahora bien, la película no está mal, pero no justifica los 534 millones de dólares recaudados en tan sólo cuatro semanas. Su éxito se explica por el fenómeno fan que hay detrás de la novela. Por ello no es extraño que antes incluso de estrenarse una película de estas características la venta de entradas anticipadas se disparase.
Por no hablar del merchandaising: chapas, marcapáginas, pegatinas, tazas, colgantes de sinsajo, muñecos, camisetas, calcetines, puzles, paraguas, ¡hasta barbies!

En resumidas cuentas la película está bien, pero... le falta algo. Me ha dejado una sensación neutra. Ni frío ni calor.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Complejidad
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Sentimiento
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Duracion
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Credibilidad
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Fotografía
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Dirección
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