De primeras, una serie sobre adolescentes y el sexo no es la clase de contenidos que suelo consumir así que me acerqué a ‘Sex Education’ con cierta suspicacia. Me encanta equivocarme en este sentido porque no podría estar más despistada al considerarla una serie arquetípica, artificial e incluso insustancial. La trama gira en torno a un grupo de adolescentes con serios problemas tanto de autoestima como dudas en cuanto a la sexualidad. Otis, hijo de una experta sexóloga (maravillosa Gilian Anderson), se convierte por casualidad en una especie de consejero sexual en su instituto dada su capacidad para escuchar y analizar las situaciones peliagudas. Pero si en algo brilla especialmente la serie es en la fiel representación de los problemas a los que hace frente la nueva adolescencia, como el body shaming, el hurto de fotos íntimas, la incapacidad para entender su propia sexualidad, las dudas, la falta de apoyo familiar y escolar a la hora de hablar de estos temas, el aborto, el abuso sexual, la ansiedad o la presión social por tener relaciones. Tiene escenas para el recuerdo y que guardaré con aprecio en mi mente durante algún tiempo (como la ya famosa del autobús en el mejor arranque de sororidad que se verá en mucho tiempo).
Trata temas bastante profundos con una comicidad descarnada y un nulo sentido del ridículo, lo que la hace todavía más original y cautivadora. Con el plus añadido de que absolutamente todos los personajes están de diez, aunque brillan especialmente Asa Butterfield, Ncuti Gatwa y Emma Mackey. La fantástica banda sonora no hace más que poner la guinda al pastel.

Series sobre institutos, adolescentes y sexo hay muchas, y esta, a pesar de que es sobre adolescentes y a pesar de su título, es algo completamente diferente. Sex education es una serie que deberían poner en todos los institutos, o al menos recomendar a los alumnos, ya que también sería buena idea que la vieran con sus padres o tutores, porque los adultos también podrían aprender mucho.

Es una serie sobre adolescentes teniendo dudas y problemas de adolescentes, buscando su propia identidad y experimentando con su sexualidad. Pero también trata de la vida misma, de las situaciones del día a día, de problemas mentales, de bloqueos, de relaciones familiares, relaciones entre amigos, esos golpes que te da la vida y también de los sueños que tiene cada uno.

Las dos primeras temporadas son muy buenas, y la tercera es bastante diferente, sobre todo en algunos aspectos, pero no por ello es mala. El problema es que no han sabido qué hacer con ella y cómo terminarla. Si no recuerdo mal, Emma Mackey dijo que se marchaba, y al poco tiempo anunciaron la cuarta temporada como la última, algo que me parece lógico, pero no le han dado un final, parece casi una cancelación o que va a haber una nueva temporada, cuando no es el caso. El final resulta brusco y anticlimático, dejando cosas abiertas y en el aire que me habría gustado saber cómo continúan. Creo que con un capítulo o dos más lo habrían podido hacer, pero ni haciendo un último capítulo de casi hora y media nos han dado un final.

Aparte de con las enseñanzas y los mensajes que deja, que como digo creo que mucha gente tiene mucho que aprender, me quedo con los personajes. La mayoría tienen una evolución increíble desde la primera temporada hasta la última, y aunque obvio destacan Otis, Maeve y Eric, siendo este último mi favorito y enamorada ya para siempre de Ncuti Gatwa, cómo olvidar sobre todo a Aimee, que es un ser de luz, a Adam o a Ruby, sin dejarnos a la maravillosa Gillian Anderson como la doctora Milburn, también conocida como la madre de Otis.

Hace unos años, Netflix inició un camino estableciendo algunas series como buques insignias, pero sacando tantas series durante un año, muchas se exhiben, pero pocas perduran. Cuando se inició, algunas fueron las que ganaron enteros para ser ese buque junto con otras que acabaron ganando relevancia, pero sufrieron el tijeretazo de la cancelación. Personalmente no es la serie cuya temática genera interés en mí, pero vistas las buenas críticas que recibe tanto por el público como por los críticos especializados decidí darle una oportunidad. Y no puedo estar más contento de haber terminado de disfrutar esta serie. Se despide una de las más reconocidas, que no premiadas, de la plataforma de la ene roja.

“Sex Education” nos cuenta la típica historia de adolescentes que van a un instituto y sus relaciones personales, pero que va más allá de lo que su idea principal nos muestra, y es que tenemos a Otis, el hijo de una prestigiosa sexóloga, que tiene problemas con todo lo relacionado con el sexo ya que todo lo ve en casa y no puede sino esconderse en el ostracismo y evitar hablar del tema. A veces el mejor terapeuta lo tenemos en la puerta de al lado, y no lo usamos por la cercanía que tenemos hacia esa persona . Lo que no se esperaba Otis es que, gracias a Maeve y Eric, conseguirán crear una terapia sexual para los estudiantes de Moondale . El principal problema para Otis, Eric y Maeve es que no son el trio más notorio del instituto, sino algunos negados de la sociedad por motivos personales, familiares o de orientación sexual en algunos casos. Pero una vez conectan con sus compañeros de clase, son vistos de otra forma y comienzan a reconocer fama.

Con esta premisa me engañó esta serie, ya que no solo trata de una historia de adolescentes y romanticona, sino que también presenta momentos para el drama y no tiene miedo en tratar temas que, para los adolescentes, ya no serían tabú como las orientaciones sexuales y su relación con las familias o la escuela, el aborto, la ansiedad, la depresión o el aspecto físico. Recuerdo que, en algunos aspectos, me he sentido identificado con Otis, por el hecho de la timidez y esconderse en sí mismo y no pedir ayuda, pero sobre todo en la imperfección y lo volubles que son los personajes de esta serie; y es que nuestra adolescencia nos hace ir más allá y cuestionarnos a nosotros mismos, nuestras amistades, nuestra forma de pensar, nuestra religión, en esencia, nuestra identidad. Estos temas, con unas buenas interpretaciones hace que la serie gane enteros, y hace que en tres temporadas encumbre a la serie, pero en esta cuarta me ha resultado rara. No por la temática sino por la dirección que ha tomado con los diferentes personajes, y es que me ha resultado poco satisfactorio la decisión que se ha tomado con Ola y Jakob, o con Lily. La trama de Maeve en EEUU creo que no se ha llevado del todo bien y se han querido centrar en los protas en el nuevo centro de enseñanza, sintiéndose los raros. Sigue acercándose a los temas anteriormente tratados, pero se queda a medio camino en esta nueva temporada que no hace sino pensar que se han querido cerrar algunas cosas demasiado deprisa. Esto a lo mejor abre la posibilidad de nuevos "spin offs", pero me parece la mayor trampa jamás hecha en el mundo de la televisión.

Con la ventaja de tratar los temas con cierta comicidad y apoyado en unas buenas actuaciones, sobre todo las del trío formado por Asa Butterfield, Emma Mackey y Ncuti Gatwa, y una banda sonora que no se queda atrás junto con las canciones añadidas, “Sex Education” es una serie recomendable por si andas buscando en un catálogo algo que no te trate como alguien ignorante, pero te deje descubrir algo diferente. No solo el trío protagonista consigue destacar; sus personajes secundarios tienen momentos para crecer y descubrirse a ellos mismos. Si hay algo que tuviera que añadir es que ninguno de nosotros somos perfectos y necesitamos apoyarnos en los demás ante momentos difíciles. Y de esto, se aprende. Siempre se puede aprender y apoyarse en quienes menos nos esperamos, porque a la vuelta de la esquina, alguien nos necesita. Esta serie, aun no siendo perfecta, consigue sorprenderte.