Temía que la eterna comparación con 'The Office' me acabase generando unas expectativas demasiado inalcanzables, pero la verdad es que al final me ha sido imposible no caer rendido ante la genialidad de 'Parks and Recreation', la divertidísima sitcom con la que Greg Daniels y Michael Schur —quienes ya habían trabajado previamente en 'The Office'— volvían a demostrar su talento para las comedias absurdas y buenrollistas. La serie, rodada también como un falso documental, mantiene esa apuesta por el humor disparatado que tan bien había funcionado en la oficina de Michael Scott, solo que intercambiando su característica acidez por un tono algo más blanco y luminoso. No es que no haya momentos de humor negro y situaciones desternillantemente incómodas, pero todo ello se sostiene siempre sobre el incansable optimismo que irradia nuestra protagonista, Leslie Knope, una funcionaria idealista que trabaja para el departamento de Parques y Tiempo Libre y que, entre otras cosas, sueña con construir un parque en un solar abandonado de su ciudad.

Sin embargo, todo el tema del parque no deja de ser más que una excusa para que la serie, siempre a medio camino entre la irreverencia más hilarante y la sátira más mordaz, vaya sacando los colores a los infinitos entresijos de la administración municipal, la política institucional y la relación de ambas con el ciudadano medio. La odisea de Leslie por hacer del mundo un lugar mejor no será tarea sencilla, pero al menos estará bien acompañada por un variopinto grupo de compañeros que, por suerte para ella —o por desgracia, porque vaya panda de chalados—, la ayudarán en todas sus aspiraciones al tiempo que potencian el factor cómico de la serie. Y es que, más allá de sus ocurrentes guiones, si hay algo en lo que destaca 'Parks and Recreation' es precisamente en sus inolvidables personajes. Desde el imperturbable Ron Swanson, un hombre cuyo amor por los chuletones solo es comparable a su odio por el gobierno, hasta April, la apática becaria que es capaz de fulminarte catorce veces con la mirada antes de que toques el suelo, todos ellos lograrán hacerse un hueco en nuestros corazoncitos.

Y, aunque es cierto que la primera temporada es muy introductoria, la serie no tarda en encontrar su propia personalidad y en comenzar a establecer la fantástica dinámica que definirá su fórmula de humor, momentos entrañables y lecciones vitales. Si os gustaron las locas aventuras de Michael Scott y compañía, no dudéis en darle la oportunidad a Leslie Knope y los suyos. Nunca trabajar en el ayuntamiento fue tan divertido ni, por mucho que a Ron le duela, tan inspiracional. Votad por Leslie. Votad por una de esas sitcoms que hacen que hasta los días más grises sean un poco mejores.