Esta ha sido de las mejores comedias y de las más interesantes del panorama televisivo y hoy, pone fin a su trayecto en la Televisión como uno de los proyectos independientes que, a pesar de recibir el apoyo de la crítica por mostrar una idea interesante de la comunidad negra y sus intentos de adaptarse al ya conocido "American Dream", no ha acompañado tanto en lo que es el público. Aquí en España no conocía de la existencia de la serie, salvo por capítulos sueltos que se emitieron en alguna cadena temática, y ahí se quedó.

La historia nos presenta a Earn, interpretado por Donald Glover, un treintañero cuya vida da un vuelco cuando le echan de la Universidad de Princeton y tiene que reconciliarse con su familia al volver a Atlanta y vuelve a coincidir con su primo Alfred, un rapero conocido como Paper Boi. Al regresar, ve en su primo una forma de hacer dinero y consigue convertirlo en una estrella, con todo lo que eso conlleva tanto para bien como para mal, y lo que implica para su reputación de cara al resto del público. Además Earn coincide con Darius, y con su exnovia con la que es padre de una niña. La serie, aunque sea de ficción, se desarrolla durante la época actual con ciertos matices, tanto que rozan el surrealismo o ciertos toques dramáticos.

Es una serie que tiene un estilo propio y que, aunque al principio cueste entrar en su dinámica, consigue engancharte y tocar desde un pusto de vista humorístico ciertos temas que a veces se convierten en no ficción y pareces que estás viviendo su propia vida. Donald Glover consigue hacer múltiples relatos cortos sobre vivencias personales, y prefiere dejar de lado el desarrollo de la carrera de Paper Boi, algo que fue criticado por los especialistas porque permitían ver una industria que es racista con el diferente, y eso convierte esto en múltihistorias que muestran como ve la sociedad este tema, desde "blancos" queriendo ser como los "negros" en su estilo y parecer y unos "negros" que pretenden adaptárse a una situación como si fuesen iguales que los "blancos" y no consiguen su propósito. Por cosas como esta, la serie va mejorando episodio tras episodio, temporada tras temporada.

En cuanto al apartado técnico, Donald Glover es un maldito genio, y con la ayuda de Hiro Murai, consiguen darnos momentos estelares, diálogos interesantes, y momentos que rozan lo magistral a la par que surrealista; al igual que una banda sonora maravillosa. Una buena amiga me comentó que es posible que estas ocurrencias que pasan en la serie se deban a sueños que ha tenido el mismo Glover y, con ese apartado surrealista, los plasmó en esta serie. Como en toda serie que se precie, alargar un producto puede convertirse en algo que no enganche finalmente o quede en un punto intermedio. Donald Glover dijo que después de la segunda temporada, pensó en dar carpetazo definitivo a la historia, pero los directivos de FX quisieron otra temporada porque vieron que tenía gancho. Pierde un poco en frescura, pero sigue teniendo esa crítica sutíl y afilada que se recuerda de las primeras temporadas en estas dos últimas. Y ese final, es un homenaje a todo lo que le ha ido pasando a la serie.

En definitiva, "Atlanta" se debe ver, no por su trama prinicipal, sino por su mensaje que deja. Donald Glover ha creado un monstruo y ha sabido domarlo regalándonos un producto más que bueno y se despide tal cuál llegó, siendo fiel a sí misma y queriendo regalar momentos que siendo surrealistas, te llegan. Siempre quedarán en el recuerdo ese capítulo de B.A.N., el de Teddy Perkins, o el falso documental de "Goofy e hijo" . Hasta pronto Earn, Alfred, Darius y Van. Simplemente increíble