Redactada: 2020-05-29
Con 'The Navigator: A Medieval Odyssey' el director Vincent Ward quiso escribir una historia sobre cómo alguien medieval vería el mundo moderno.

El guión de Vincent Ward fue degenerando y lo en un inicio iba a ser una comedia, se convirtió en una aventura, que tampoco es un mal planteamiento. Si bien por un lado tiene un buen trabajo artístico y es una historia ingeniosa, el resultado tiene un ritmo que se rompe en muchas ocasiones, haciéndose lento. Y lo más importante, al final se pierde el sentido de la aventura. Sin comedia, la historia acaba convirtiéndose en una especie de epopeya metafórica religiosa, pero sin mensaje ni reflexión final.

Quizás si hubiésemos tenido la suerte que Vincent encontrase a un guionista adecuado, hoy tendríamos a un 'Les visiteurs' en versión humor británico.

El joven Hamish McFarlane hace un gran papel interpretativo, mejor incluso que parte del reparto adulto.

En la parte técnica destaca el vestuario, y sobretodo la fotografía. El director de fotografía juega con la oscuridad de la noche y la luz de la ciudad para buscar simbolismos, que se pueden encontrar en escenas como el descarado foco de luz sobre la torre de la Iglesia en contraste con la oscuridad de la ciudad, planos del bote contrapicado con el caballo blanco, el joven Griffin alzado en la Iglesia con el crepúsculo de fondo, y el último plano, con el ataúd flotando. En cambio la parte de la película rodada en blanco y negro es bastante pobre y sin definición.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Fotografía
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Dirección
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