Crítica de Los que se quedan por LinksteinX

Estamos hablando de una película cuya premisa no parece especialmente atractiva, una de esas películas que cogen una pequeña y a priori insignificante historia, y la hacen grande. Ocurre como con los grandes cómicos, que hacen de los detalles cotidianos su mejor monólogo.

Se trata de una historia de tres almas dañadas, distintos en carácter, pero unidos por ese mismo tipo de dolor, que se encuentran por casualidades del destino, y tienen que pasar juntos las navidades. A lo largo de esta pequeña historia descubrimos la personalidad real que hay bajo la máscara de los tres personajes principales, y es ese el principal atractivo, descubrir de verdad quiénes son esas tres personas, qué hay en su pasado, por qué son de la manera que son, hasta el punto de conseguir empatizar con los tres, que, tal y como los presentan al principio, no parecía posible que eso llegara a ocurrir.

Paul Giamatti no sólo está espectacular, sino que está al nivel de los mejores actores de la historia. Su acting es completamente hipnotizante, y da vida a un personaje que te crees completamente, que sientes que conoces. Dominic y Da'Vine, los coprotagonistas, también lo hacen espectacular, pero es que están al lado de un monstruo. Incluso Carrie Preston, cuyo papel es más secundario (Lydia), consigue con su interpretación reforzar el sentimiento de lástima que sentimos hacia el personaje principal, por lo que todos los personajes funcionan como un equipo en favor del mensaje profundo que acaba desvelando poco a poco la trama.

Tiene algunas escenas memorables como cuando se descubre que tanto Paul como Angus toman la misma medicación para la depresión, o cuando Paul le dice a Angus qué ojo debe mirar, cuando Mary abre la caja que lleva a casa de su hermana... la película está llena de simbolismos y pequeñas acciones, por ello está especialmente recomendada a los amantes de los pequeños detalles, a quienes estén dispuestos a conocer en profundidad la historia de tres almas dañadas que luchan por dejar de estarlo.