Redactada: 2024-11-13
“-Toc, toc…
-¿Quién es?
-Arthur Fleck.
-¿Qué Arthur Fleck?”.

¿Y cuándo dejas caer la careta que llevas puesta, quién eres en realidad? Decía el bueno de Kafka: "Me avergoncé de mí mismo cuando me di cuenta de que la vida era una fiesta de disfraces y yo asistí con mi rostro real"; mantra que puede aplicarse perfectamente a ‘Joker: Folie à Deux’ y, en concreto, al Joker. A Arthur Fleck. He de decir que no tenía mucha fe en esta película tras las espantosas críticas que había leído y puede que fuese esa falta de expectativas lo que me hizo conectar por completo con la historia. De principio a fin, de baile a baile, canción a canción y locura a locura. No llega ni de lejos al nivel de su predecesora, pero estamos ante un film mucho más humano y que le da la vuelta por completo a la construcción del protagonista o a su deconstrucción. Quizá, supongo, esto es lo que ha enfadado a tanta gente.
La trama arranca con Arthur Fleck recluido en Arkham a causa de sus crímenes y a la espera de juicio. Con el vaivén de la medicación, los días grises, asépticos y anodinos, su mundo cobra brillo al toparse con Harley Quinn, otra reclusa que parece hacer match con todos sus problemas mentales. La estupenda Lady Gaga ofrece una buena interpretación y deleita a los fans con su voz, al tiempo que logra moldear a Arthur para intentar convertirlo en lo que muchos creen que es: el salvador de Gotham. Aunque para salvar algo corrupto, podrido y nocivo, primero hay que destruirlo hasta sus cimientos. A medida que la tensión va in crescendo y asistimos a la defensa del Joker en el juicio, observamos al mismo tiempo, el desmoronamiento de Arthur Fleck; un hombre con una vida espantosa que sigue viviendo una vida espantosa y consciente de que no tiene escapatoria. Cuando has crecido en el infierno, ansías que el mundo vea el infierno que has vivido, que lo sientan, que se quemen todos y se evaporen como cenizas en un cielo lleno de agonía. Cuando se cree el amo del mundo, arropado por sus simpatizantes, el rey de sus propias miserias y el señor de la vida y la muerte, un acontecimiento en la cárcel lo devuelve a ese pasado inhóspito. Vuelve a ser ese niño asustado y traumatizado, vuelve a ser Arthur Fleck, el que nadie quiere, del que todos se ríen y el que no se merece siquiera la compasión humana.

Por eso he empatizado tanto con el personaje de Joaquin Phoenx, porque nos abre una mirilla para que nos asomemos a la personalidad de un hombre enfermo, un niño que ha crecido en la violencia y que ha encontrado en la violencia una vía de escape a la pesadilla que vive en su mente. No se trata de una cinta redonda como ‘Joker’, ni siquiera pertenece casi al mismo género, pero es, sin duda, una película humana que deja claro que las enfermedades mentales, a veces, son el reflejo del monstruo que tememos por las noches.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Credibilidad
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Fotografía
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Dirección
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