Crítica de Elvis por gjulo

Redactada: 2023-02-05
El biopic, especialmente musical, es uno de los géneros cinematográficos más encorsetados por sus códigos y tropos: el descubrimiento del artista, el camino a la cima, el declive, el entorno familiar, todo ello al ritmo de los éxitos más emblemáticos del ídolo. De hecho, "Elvis" no es propiamente un biopic que recorra la vida de Elvis Presley, sino una película sobre su relación con el demasiado famoso "Coronel Parker". Desde el principio de la película, nos choca oír a este último afirmar que, sin él, nunca habría existido Elvis Presley. Lo siento, pero fue Sam Phillips, el jefe de Sun Records, quien descubrió y lanzó a Elvis Presley. De hecho, si no hubiera sido por Tom Parker, probablemente no habríamos tenido a Elvis como cantante pop, habríamos tenido al verdadero Elvis Presley, el cantante de rock'n'roll, durante mucho más tiempo. Baz Luhrmann, director de la película, es sinónimo de grandeza, pompa y exceso. ¡Algunos dirán que es rococó y también de mal gusto, recordado por Moulin Rouge, Australia o Romeo + Juliet! Y si Elvis se ve ligeramente lastrado por su duración, aunque uno se pregunte, a posteriori, qué se debería haber dejado en la mesa de montaje, Baz Luhrmann cuenta con suficientes bazas para convencer y hacer de su Elvis Presley un biopic musical más que aceptable. En primer lugar, situando en primer plano de la narración la figura del coronel Parker, su manager, un personaje por momentos truculento, sombrío y afable. Un directivo que rechaza de inmediato la idea de ser el villano de esta historia trágica, de este destino sacrificado. Una figura paterna sustituta que seduce con su arte del engaño, su labia y sus orígenes circenses, convirtiéndole en un príncipe del embauque que sueña con ser un ilusionista de altos vuelos. Un empresario que se desliza inevitablemente, bajo la cámara de Baz Luhrmann, el ave de rapiña que atrapa al artista con un futuro brillante, al que hay que encadenar inmediatamente para retenerlo mejor. Un ave rapaz que corta las alas a su estrella. El coronel Parker seguirá siendo un misterio durante mucho tiempo, pero es sobre todo un Tom Hanks metamorfoseado, que ofrece una interpretación perversa a la vez que magistral, con un contrato fáustico en la mano y promesas milagrosas en los labios, susurrando al oído de su estrella. Hace de Austin Butler su Elvis, convincente y fiel a la imagen del rockero. Y eso permite a Baz Luhrmann dar rienda suelta a sus excesos, captando el magnetismo de los estruendosos comienzos de su carrera, el demonio del baile que se apodera del artista y su diabólico contoneo que hace soñar a las histéricas con la fruta prohibida. Y si el frenesí de Baz Luhrmann va decayendo a medida que avanza la película, Austin Butler le ofrece la sensibilidad del Rey, un Elvis al borde de la muerte, dopado y atrapado en las garras de su mentor, un príncipe juvenil que se marchita, clavado al suelo mientras alimenta sueños de grandeza que el Coronel consigue anestesiar constantemente. Una figura trágica que recuerda, por momentos, a la anterior película del director, El gran Gatsby. Austin Butler. Este joven actor, en su primer gran papel, lo da todo, desde el alocado juego de piernas hasta la voz crooner que jurarías que es la del Rey durante los diálogos (y no: no es él cantando). No se parece a Elvis en el último tramo de su vida, pero qué más da. Si el actor consigue hacernos "sentir" la idea, la mentalidad, el carisma del cantante, da igual cómo sea su cara (sobre todo porque la de Austin es agradable).Y una figura politizada, también, ya que Luhrmann baña su película en la depresiva historia de los sesenta americanos, impregnada de la sangre de sus figuras y líderes de opinión. Baz incendia así la pantalla con una riqueza fascinante para abrazar mejor a su estrella, para acercarse mejor a su inseguridad y a su melancolía, presa del ideal de un empresario sin escrúpulos, que habrá entregado su gallina de los huevos de oro al vértigo de la infancia del star system. Aunque siga manteniendo que él no es el villano de la historia.

PD: Un punto positivo en la película es acordarse de homenajear al cantante de blues Arthur "Big Boy" Crudup, de quien Presley tomó prestada "That's allright" para hacer su primer éxito discográfico. Tampoco se olvida a Big Mama Thornton, cuyo repertorio incluía "Hound Dog", también prestada por Presley. Sin embargo, no se menciona a Bill Monroe, el inventor del bluegrass, de quien Presley tomó prestada "Blue Moon of Kentucky", la cara B de "That's Allright", ni a Carl Perkins, el autor y creador de "Blue Suede Shoes".
Guion
4 ✮
Banda sonora
5 ✮
Interpretación
5 ✮
Efectos
2 ✮
Ritmo
4 ✮
Entretenimiento
4 ✮
Complejidad
0 ✮
Sentimiento
5 ✮
Duracion
2 ✮
Credibilidad
4 ✮
Fotografía
2 ✮
Dirección
5 ✮

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