No les importan las valoraciones, las críticas ni tan siquiera los números en taquilla; nuestros queridos Paul W. S. Anderson y Milla Jovovich, matrimonio a tiempo completo y profanadores de libros y videojuegos en sus ratos libres, siempre encuentran hueco para deleitarnos con nuevas y cuestionables adaptaciones. Un largo listado de títulos que van desde 'Resident Evil' a 'Los tres mosqueteros' y al que ya podemos añadir también 'Tierras perdidas', la adaptación de un relato corto de George R. R. Martin con la que el propio Anderson, director y coguionista de la criatura, nos adentra en un apocalíptico escenario donde una poderosa bruja y un cazador misterioso, encarnados por Milla y Dave Bautista respectivamente, deberán aunar fuerzas para robarle sus poderes a un hombre lobo. Tan desconcertante como suena y tan delirante como parece, solo que dejando de lado la necesaria construcción narrativa del señor Martin para perderse, a cambio, en una suerte de delirio febril de cámaras lentas, CGI desbordante y filtros sobresaturados.

Cabría esperar, por tanto, que la película cumpliera al menos como frenético entretenimiento sin pretensiones, pero lo cierto es que las pocas escenas de acción que merecen la pena, por muy llamativas que resulten, se acaban diluyendo entre un autoimpostado aire de solemnidad que no hace sino lastrar su, por otra parte, errática narrativa. Se nota que Anderson se ha inspirado bastante en el estilo de Zack Snyder, solo que sin contar con su buena mano para la épica y derivando su habitual estética comiquera —tan presente en '300', 'Watchmen' o todo lo hecho para el DCU— hacia una mucho más feísta de tintes postindustriales, rozando el western con ecos steampunk por momentos, donde apenas hay hueco para más de tres colores dentro de su limitada paleta cromática. Anderson quería su '300' particular y no llegó ni a 3'25, aunque lo justo sería decir que la película, aun dentro del presumible estatus de placer culpable que se granjeará, no deja de ser más que una extensión de su propia filmografía pasada de vueltas. Pobre versión de 'Mal Max: Croma en la carretera' donde lo único perdido, más allá de las tierras, es el tiempo.

Otra colaboración entre Milla Jovovich y su marido Paul W.S. Anderson que se salda con un nuevo despropósito para el cine. Revisión de la leyenda del hombre lobo basada, o eso dirá el director, en una historia de George R.R. Martin que al final deja de lado cualquier intento por contar algo con un mínimo de chicha para perderse a cambio en la fórmula clásica del matrimonio, es decir, mucha acción, situaciones sin sentido y una desgana generalizada por parte de un reparto que sólo se pasó por el set de rodaje para cobrar. Mediocre se mire por donde se mire, aunque tan tonta como para sacar alguna sonrisa a los que se quedaron con más ganas después de otras entregas de esta dupla Jovovich-Anderson después de Resident Evil y Monster Hunter, ya que básicamente llevan haciendo la misma película desde Resident Evil 3.

Véanla bajo su propia responsabilidad.

Madre mía es malísima ,parece Rebel Moon en mal, que ya es decir...

Actores sin ganas, trama aburrida, cromas malísimos ,un despropósito por todos lados.

Nada recomendable, le di una opertunidad porque estaba basada en una historia de George R Martin pero no he podido ni terminarla.