Tercera y última entrega (al fin) de la trilogía francesa de la integración y la tolerancia.

No hay nada más sano que reírse de los propios defectos de uno mismo, y además, reconocerlos, es de ser noble. El problema es cuando dejas de considerarlos defectos y sacas pecho por ellos, y te regodeas incluso hasta el punto de enseñar todos los posibles como un coleccionable.

Empezaron criticando con alguna gracia, la compleja integración de las etnias inmigrantes más numerosas de su país, y han acabado tocando palos tan dispares como el matrimonio homosexual o la alimentación sostenible. Sin dejar de lado el totalmente gratuito ataque a los alemanes, tendremos que dar gracias que no nos haya tocado a nosotros.

Al final, si algo se pone de moda, lo convertimos en un éxito de masas, pero no por ello tiene que ser un producto de calidad. Y al mismo tiempo, una película no tiene por qué tener una complejidad extrema para hacerte disfrutar, se puede sacar mucho jugo de una chorrada sin pretensiones y sin sentir la más mínima culpa, pero no he encontrado aquí ni una cosa ni otra.

En definitiva no recomiendo la trilogía, pero si la veís y os aburrís, cosa que puede pasar, jugad a buscar el personaje que cambia el actor que lo interpreta con respecto a las dos anteriores entregas, así por que sí, y sin aviso ni nada.

Tercera entrega de esta divertidísima saga de películas francesas, en este caso la familia aumenta ya que las hijas quieren reunir a los padres de sus maridos para celebrar los 40 años de casados de sus padres.
Al ser la tercera película ya puede cansar ya que al final es la misma formula repetida por tercera vez. Pero en este caso sigue siendo muy buena te hace reír mucho incluso mas que la 2 y la historia principal es mucho mejor. Al poner los personajes de los padres hace que sea un plus pues la mayoría de las risas son con ellos sobre todo con las madres.
Puntos negativos que diría son el cambio de actriz de una de las hijas que siempre me molesta mucho y la guerrilla de los dos cuñados (el árabe y el judío) que rosa un poco lo absurdo, ya tiene poca gracia.

Christian Clavier, simpático y agradable actor francés, retoma con la indulgencia de los espectadores esta tercera historia, continuación de las dos anteriores "Dios mío...", de idéntica ¿comicidad? (Interrogante a despejar por cada uno). Siempre he sostenido que las ligeras variantes de algunas series cinematográficas deberían ser consideradas para llevarlas a la pantalla y, decidir después, si valdría la pena filmarlas, para evitar que buenos recuerdos se conviertan en adustos y repelentes. La cinta se puede ver, pero es más de lo mismo y ya vale, ¿eh productores, equipo e intérpretes?, que incluso esta sobraría. Algo ZAFIA, para mi gusto. .2️⃣/5. ..PICARD..