
Mikey Madison
Ani
Anora, una joven prostituta de Brooklyn, tiene la oportunidad de vivir una historia de Cenicienta cuando conoce e impulsivamente se casa con el hijo de un oligarca. Cuando la noticia llega a Rusia, su cuento de hadas se ve amenazado, ya que los padres parten hacia Nueva York para intentar conseguir la anulación del matrimonio.
Sean Baker se interesa desde principios de los años 2000 por los marginados, retratando con ternura a los personajes del lado oculto de Estados Unidos. La belleza de sus obras radica en el tratamiento humanista de sus protagonistas, sean migrantes sin rumbo, white trash en apuros, personas trans, drogadictos o prostitutas. El director aborda ante todo desilusiones sentimentales y sueños de cuentos de hadas, mientras explora las problemáticas del descenso social. Visualmente, equilibra lo sórdido con lo brillante, enfrentando dos caras de la sociedad estadounidense. En “Anora”, lleva aún más lejos los elementos de este universo. Anora, joven stripper de Brooklyn, se transforma en Cenicienta tras conocer a Ivan, el hijo de un oligarca ruso. Él la acoge en la lujosa propiedad de sus padres y contrata sus servicios como escort. Ella acepta repentinamente casarse con él; sus sentimientos parecen sinceros. Pero no es tanto por la persona que siente algo, sino por el hecho de estar enamorada. La situación se vuelve desgarradora cuando la familia rusa decide cancelar el matrimonio y el “príncipe azul” huye cobardemente. Aun así, Anora continúa justificándolo, intentando salvarlo de su entorno mediocre, creyendo en su capacidad para liberarle. Es ella la salvadora. Él no posee nada; todo pertenece a su padre. Tampoco sabremos nada del lugar donde vive la joven. Estos personajes parecen de paso, sin raíces, como almas errantes. La fuerza del personaje femenino reside en su capacidad de encontrar su propio camino. “Anora” habla de la prostitución legal en Estados Unidos, a través de la figura de las llamadas prostitutas. Trabajan para clubes, realmente no practican la sexualidad plena, alientan a los clientes a consumir. Ani es una de esas mujeres silenciosas, dominadas, que destruyen su juventud en actividades nocturnas donde pierden un poco de su integridad física cada vez pero sobre todo de su capacidad de pensar diferente el día de mañana. Este chico ruso que llega a su vida representa el lujo, el dinero fácil, todo lo que ella sueña sin admitirlo. Este matrimonio impulsivo, más cercano al capricho de Iván que a una realidad, abre el drama. Si lo que buscamos como espectadores es conocer a jóvenes satisfechos, reflexivos, abiertos al mundo y llenos de nuevas ideas para el mañana, no debemos ir a ver a “Anora” . La película muestra a una generación de consumidores desencantados, cuyo único interés en la existencia es ceder a los placeres fáciles y al consumismo a toda costa. El personaje de Iván constituye una caricatura en sí mismo. Cuando no está en enfadado o perdiéndose en fiestas hiperalcohólicas, está jugando videojuegos y fol****o con mujeres. Las relaciones que mantiene con los demás se basan solo en la sociedad del placer, donde sus pocos amigos todavía trabajan en trabajos ocasionales para pagar los gastos diarios. Ni siquiera el personaje femenino de Ani lo hace mejor. Solo la vemos en este club donde coquetea con los clientes por dinero, o explota de ira rayando en la histeria. Durante casi dos horas, presenciamos casi una sucesión de escenas casuales y poco interesantes que muestran a una América al borde del fracaso que ya no logra existir más que en apariencia y ruido. Parte del largometraje se centra en la búsqueda de Iván cuyo matrimonio está siendo anulado. Luego, el espectador presencia escenas de martirio contra Anora. De hecho, el verdadero interés de la película radica en el último cuarto de hora, donde Sean Baker finalmente revela la profunda personalidad de Anora: una mujer digna, llena de valores y una fuerza increíble. “Anora” genera una verdadera frustración porque tenemos que esperar hasta el final para descubrir a un personaje íntegro, magnífico, que de repente restaura la defensa de estas mujeres que son sometidas a la prostitución o al dinero fácil.
Probablemente de no haber sido porque le han dado tanto bombo y ha recibido tantas nominaciones en varios festivales, ni me habría fijado en esta película. Y algo que se sabe de sobra es que por lo general lo que opina la crítica, o los premios, y lo que opina el público no suele coincidir, pero he visto muy buenas valoraciones en general y eso ha hecho que tuviera ganas de verla. Y ahora que la he visto, no entiendo en absoluto el hype. No es que las expectativas me hayan jugado una mala pasada, es que me ha costado horrores terminarla.
Para empezar, por todas partes pone que Anora es una prostituta y la han llegado a comparar con Pretty Woman, que nada más lejos de la realidad, pero es que tampoco es una prostituta. Que luego pasen cosas y reciba un dinero por un tiempo y demás es otro asunto, pero de primeras no es una prostituta. Que no es que sea algo que cambie demasiado la película, pero me parece algo digno de mención. El caso es que conoce a un chico ruso al que le gusta demasiado la fiesta, pasan un tiempo juntos y se terminan casando, algo que no le hace ninguna gracia a la familia de él y quieren que se anule ese matrimonio.
Ya de por sí una película que dura casi dos horas y media tiene que tener algo que te mantenga entretenido y te enganche lo suficiente, pero es que se me ha hecho larguísima. De por sí es larguísima, a ver, pero es que durante la primera hora de película no pasa absolutamente nada. Todo es sexo, fiesta, sexo, fiesta, Vanya siendo un niñato, y más de lo mismo, así durante toda una hora. Que yo pensaba, en algún momento pasará algo, no me creo que una película que empieza así y con la que me estoy aburriendo tanto haya recibido tantas alabanzas. Pues no.
Después de eso ya viene el drama, o eso parecía, pero antes que nada viene un buen rato de Anora soltando improperios a diestro y siniestro, durante bastante rato, pero bastante raro, todo es fuck esto, fuck lo otro, fucking tal, fucking cual, motherfucker este y motherfucker aquel. Pero durante sus buenos… ¿Quince minutos? De verdad, no exagero, yo no hacía más que mirar el tiempo y sentía que no avanzaba. Y pensaba que después de todo eso, de llevar media película sin que ocurriera nada destacable, de la búsqueda incansable del marido por todas partes, que habría un gran giro de guión, una grandísima revelación, un acontecimiento especial o algo. Y… no. De hecho es que todo queda en que ***contenido con spoilers*** , algo que se veía desde la primera vez que aparece y no me parece un spoiler porque se sabe, y que ***contenido con spoilers*** . Es que no hay ninguna explicación de nada, ni nada que justifique todo lo que pasa, porque sinceramente no me creo la historia de amor, si es que hay alguna, porque la ponen como película romántica y me cuesta mucho entrar por ahí. Es decir, a ella ***contenido con spoilers*** , punto, no hay más, y obviamente le toca la moral que ***contenido con spoilers*** , pero no me vendas una historia de amor porque no me la creo, no se la creen ni ellos. Y por eso pensaba que iba a haber alguna explicación de algún tipo o algún giro, como ***contenido con spoilers*** o algo por el estilo, pero no hay nada. Lo que ves es lo que hay, y a mí se me ha quedado excesivamente corto para lo excesivamente larga que es la película. Y luego encima esa parte, ya cerca del final, en la que Anora ***contenido con spoilers*** , porque sí, porque le apetece a ella decir eso, y por más que le dicen que no es así ella sigue y sigue y encima lo intenta justificar con ***contenido con spoilers*** . Eh… no entiendo a qué viene esa conversación o qué sentido pretendía tener, me parece totalmente innecesaria, igual que la del ***contenido con spoilers*** en el coche. Y no es que entienda yo mucho del tema, pero me parece que ***contenido con spoilers*** es sólo una excusa para alargar más la película, porque diría que no es así, pero ya digo que no controlo sobre eso.
Había visto y leído tantas cosas de ella que de verdad tenía ganas de verla, y de verdad he intentado que me gustara, o por lo menos que me entretuviera, pero no, es que no, me ha parecido una auténtica tortura a la que le sobra una hora de película bien a gusto, o incluso más. Y está claro que no entiendo las nominaciones ni el bombo, pero es que si me meto en las categorías de interpretación tengo mis dudas. Que sí, que Mikey Madison se echa la película entera a las espaldas, es un hecho, pero no me parece una actuación tan destacable ni tan nominable, y muchísimo menos para un Oscar. Pero lo que me llama especialmente la atención es lo de Yura Borisov, que tampoco es que aporte tantísimo a la película y su actuación es bastante… sin más. Lo que me hace pensar es que no sabían con quién rellenar en Mejor actor de reparto, tanto en los Oscars como en los demás festivales, y había que meter a alguien más, porque si este es el nivel… Pero es que tanto Anora como Vanya me han resultado insoportables, él es un niñato que se comporta como un niñato, y ella es una histérica que no sabe hacer otra cosa que insultar y soltar tacos varios una y otra vez.
Tengo claro que me va a caer por todas partes por esta crítica, pero es que me parece que o yo no he entendido la historia o no es para tanto, y desde luego la duración no acompaña en absoluto. Me he aburrido lo que no está escrito, y si no he encontrado el romance por ninguna parte, la comedia aún la estoy buscando.
Princesa de fábula erótica, Pretty Woman sin azúcares añadidos y Cenicienta con botas de cuero. Mucho se ha dicho ya sobre Anora —o Ani, como ella misma prefiere que la llamen— y, aun así, nada sería suficiente para describir la enorme complejidad contenida en un personaje que es, por paradójico que resulte, todo ello y nada a la vez. Estilosa y deslenguada. Inteligente pero ingenua. A menudo en compañía y, pese a todo, siempre en soledad. El retrato vital de una joven sin pasado conocido y cuyo incierto futuro, inevitablemente ligado a su presente como stripper y escort de lujo, dará un giro inesperado cuando conozca a Ivan «Vanya» Zakharov, el hijo mimado de un rico oligarca ruso que decide, tras quedarse completamente prendado de ella, contratar sus servicios en exclusiva. En principio, un genuino interés disfrazado de mera transacción. En la práctica, una perversa reimaginación de los cuentos de hadas donde las promesas expiran, la realidad manda y los sueños, como si de frágiles zapatos de cristal se tratasen, se rompen en mil pedazos.
Dividiéndola casi a modo de tragedia en tres actos, Sean Baker toma esa premisa inicial y la va retorciendo hasta convertirla, siguiendo la estela de trabajos anteriores, en una amarga exploración de personajes condenados a vivir, tal y como el resto del mundo se encarga de recordarles, al margen de la sociedad. Almas perdidas que la película, virando inesperadamente del romance idealizado a la comedia negra, utiliza para lanzarles una mirada cómplice y poder así reflejar toda esa vulnerabilidad de quienes viven atrapados, sin tan siquiera saberlo, entre sus propias contradicciones y las circunstancias de un mundo que no se detiene por nadie. Toda una reivindicación sobre el respeto, la igualdad y la lucha por la dignidad que Baker, apoyándose en una arrolladora Mikey Madison tan sugerente, visceral y magnética como la propia película, reescribe no solo en forma de desgarrador homenaje a la sufrida comunidad de las trabajadoras sexuales, sino también de emotiva carta de amor tanto a todas esas ánimas solitarias faltas de cariño como, del mismo modo, a aquellas dispuestas a brindárselo.
Anora, largometraje del director americano Sean Baker, ofrece al espectador una curiosa película que se puede dividir en dos partes, el primer tercio de la película, es un auténtico desenfreno de fiesta, sexo y derroche. Porque nuestro joven protagonista, Vanya, es un hijo de un millonetis ruso y a él lo de ligar de forma clásica y perder el tiempo en verborrea, no es lo suyo, si tengo pasta me lo gasto en putas, es más directo y rápido y con esas conoce a Ani o Anora, una joven bailarina de streaptese siendo liviano pero es una prostituta en toda regla y Vanya su cliente fetiche, su máquina de hacer dinero fácil y claro, una chica con una vida no muy fácil se ve en un entorno tan agradable y lujoso…¿A quién no le gusta vivir con todas las comodidades del mundo? Pues Anora está en una auténtico cuento de hadas, ¿Y es posible que este espejismo lo confunda con ser amada? ¿Qué ha encontrado a alguien con la que ser feliz? o ¿está realmente enamorada de su nueva vida, del dinero?
Pero la vida no es fácil y si las locuras de un hijo que es un niñato mimado llega a los oídos de los padres, ¿Qué padres van a querer que su hijo esté con una vulgar prostituta? Y aquí es donde la película da una vuelta de tuerca y los dos últimos tercios se vuelve una película de desorden, de alboroto, de demasiado griterío innecesario... Los matones del padre tienen que evitar que esta relación llegue a más pero Vanya consigue escaparse de sus responsabilidades y hay que buscar al niñato y ***contenido con spoilers*** . No puede haber ningún vínculo entre ambos.
A mí la sensación que me da es que la historia para lo que ofrece le sobra como mínimo treinta minutos, más de dos horas de película para este desenfreno en muchos momentos atropellado es innecesario, y seguramente que la secuencia donde los matones entran en escena en la casa, se hace larga de más, incluso molesta, una escena que entra en un bucle absurdo de gritos, desorden, alboroto, un diálogo vacío sin entendimiento…todo eso ¿para qué? ¿era necesario hacer esta secuencia tan larga? Llega incluso a molestar.
Anora es una película dramática, con algunos tonos ligeros de humor por situaciones algo rocambolescas, grotescas, pero aunque es larga y le sobran minutos consigue entretener en general porque tiene un buen ritmo, con un final que molestará a más de uno ***contenido con spoilers*** añadido además con una escena final que deja el poso de lo que realmente es Anora y su cruda realidad.
Pues este largometraje está nominado entre los mejores en la gala de los Oscar…no es una mala película pero ¿para nominarla a mejor película? La sensación que tengo es porque el largometraje busca esa crítica de forma grotesca y burlona al desprecio a la mujer, especialmente a las que se dedican al mundo sexual, sean prostitutas o de otra especialidad, y esa crítica social pues como que lo ven como una bandera digna de nominar en la gala de los Oscar.
Por otro lado, las interpretaciones a mí no me han parecido destacables, ni siquiera Anora, interpretada por Mikey Madison, yo veo una interpretación normalita y eso que está nominada a mejor actriz…para mí está lejos para conseguir el Oscar, no sé si la han puesto de relleno, pero ni de lejos le daba el galardón. Igual que pasa con la nominación de Yura Borisov a mejor actor de reparto que interpreta a uno de los matones, Igor, pero si su papel es casi residual...solo toma algo de protagonismo al final y de una manera algo forzada y con una situación medio previsible, si que tienen el listón bajo este año los premios Oscar.
En definitiva, una película larga, de más de dos horas (una máxima para ser nominada a mejor película en los Oscar) que es entretenida, con una curiosa historia de “amor” entre un joven rico y una joven prostituta donde su “amor” no tiene visos de ser fácil, un drama con dosis de humor negro pero que no es una maravilla, uno cuando ve una película nominada a mejor largometraje y más en los premios Oscar se espera algo más…se puede ver pero mañana te has olvidado completamente de ella.
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