Crítica de The Crown por PeterLynch

Hace unas semanas, debatiendo con una buena amiga mía acerca de las plataformas de streaming, nos pusimos a cuestionar diferentes decisiones de la plataforma de la N roja y cómo han ido cambiando ciertas estrategias a lo largo de los años. Llevo siendo suscriptor de Netflix 7 años seguidos y ya solo lo veo por ciertas series que llegan a la plataforma y a las cuales les estoy cogiendo cierto cariño y de vez en cuando suelen emitir ciertas series que acaben convirtiéndose en buques insignias. Hace años, la plataforma tenía una serie de elementos que servían como referencia y motivo de suscripción más allá del constante abuso de estrenos y debatible modelo de consumición. Y entre ellas, hoy pone fin la tercera, y última, de las series que era motivo para la suscripción a esta plataforma (las otras eran BoJack y Ozark, si queréis saber mi opinión al respecto). Hoy se marcha la serie más premiada, y personalmente, la más compleja y vertiginosa de todas ellas, una serie que ha enganchado a propios y extraños y que ha conseguido ganarse un hueco entre las grandes series de TV.

“The Crown” nos cuenta, entre algunas ficciones, el camino que tuvo la Reina Isabel en su camino hacia una corona sacudida por un mundo en posguerra, unos primeros ministros que querían ser más que la Corona o una familia que estaba detrás analizando todos sus pasos, desde cómo actuar ante un posible escándalo o cómo luchar ante cualquier humillación en su país ya sea desde dentro de Palacio o los políticos que se encuentran en ese momento de la historia. Su reinado está marcado por muchos momentos importantes, como fueron la posguerra, el país en recesión, los miembros de la familia y sus complicaciones, o sus propios problemas al no saber cómo afrontarlos en algunos momentos históricos como fueron la descolonización, la Commonwealth, el IRA u otras complicaciones durante sus 60 años de reinado. Porque esto hay que decirlo, no cuenta toda la historia a lo largo de los años ya que decide acabar en la década de los 2000, cuando finalmente Carlos y Camila se casan (anda que desde Cádiz no se había hecho mucho cachondeo al respecto). Y a lo largo de esas seis décadas, conseguimos explorar la evolución de un país y de una monarquía que se ha tenido que adaptar a los tiempos.

Es muy difícil clasificar esta serie, ya que su historia a lo largo de las temporadas es diferente y, a través de algunos momentos, podemos encontrarlo más interesante o menos. Lo que sí no hay duda es que es una serie que mantiene ese drama que la caracteriza, retratando una monarquía que nunca fue fácil, y que venía a menos después de una guerra en la que los poderes establecidos cambiaron. La Reina intenta buscar su sitio en ese mundo en constante evolución y en sus distintas épocas, a través de las 3 actrices, consigue mantener el nivel y un papel que está a la altura de la serie, ubicando a la monarquía en el nuevo orden mundial. Claire Foy, Olivia Colman e Imelda Staunton representan a una Isabel que se merienda la pantalla y lleva su papel más allá de su figura y su representación en la serie. Es verdad que las dos últimas temporadas, no consiguen estar al nivel de las anteriores ya que, al tenerlo más presente en nuestra memoria, parece que no han querido arriesgar y ha dado la sensación de que no sabían cómo cerrar la serie. Y es que la serie había ganado mucho cuando más se acercaba a la parte política; en mi opinión, la temporada de Thatcher es la mejor de la serie ya que muestra esa lucha de poder entre su inmovilismo en Reino Unido, y el resto de los países que miraban con recelo las medidas que tomaban. El capítulo de Tony Blair en la sexta temporada es de los más divertidos, pero queda eclipsado por la historia de Diana Spencer y su trágico final, y unas tramas como la de Kate y Guillermo, o el propio Carlos, que se quedan a medias.

Si algo ha tenido la serie, es un reparto de lujo y unas estrellas que, con la temporada de premios, han acabado siendo reconocidas. Ahí tenemos a Claire Foy, Matt Smith, Vanessa Kirby o Josh O’Connor que eran intérpretes desconocidos para muchos o Helena Bonham Carter, Olivia Colman o Charles Dance elevan un elenco que ya apuntaba a maneras. No es fácil en una serie que puede llegar a presentar cierto desgaste, debido al número de temporadas, mantener el nivel pero la serie lo consigue y además acaba consiguiendo un buen nivel. Y ahí están sus seguidores y los premios detrás. No esperes una serie rápida y de atracón fácil, es bastante compleja y a veces puede llegar a doler lo que ves. Por desgracia también llega a ser algo manipuladora, queriendo ser crítica en algunos aspectos y quedándose en la superficie, pero no se puede negar que es una serie necesaria. En definitiva, una serie que ha puesto fin a una era en una plataforma que ahora tratará de buscar un nuevo ariete que permita a sus suscriptores seguir disfrutando de la misma. Parece que algunas las ha encontrado, veremos lo que llegará en los próximos años y si están a la altura de las que han puesto fin. “The Crown must win. Must always win.”