Redactada: 2020-09-13
Eastwood es, definitivamente, mi director reaccionario favorito, toda vez que no tengo del todo clara la ideología reaccionaria del gran Ford. Con todo y con eso, el bueno de Clint me tenía un poco desconcertado con sus últimas películas. Con Sully, el tren a París y la mula me quedé con la sensación de que no estaba pillando algo de una filmografía que en sus últimos coletazos es evidentemente política. Y así, mientras Richard Jewell avanzaba, iba pensando que era casi un calco de Sully, el héroe al que el sistema pone contra la pared, el tema del traidor y del héroe. Pues se ve que el abuelo Eastwood se imaginó mi cara, y la de alguno más, y decidió darnos una clave especial para despistados que diera luz a estas últimas películas. Así, gracias a que en Richard Jewell Eastwood enseña por fin todas las cartas de su mano, de pronto el director nos da la clave que alumbra la motivación de sus últimas películas. Y este no es otro que la pérdida en la fe en las Instituciones y la arenga al individuo para que, ante esa dejación de responsabilidades por sus dirigentes, tome las riendas y resuelva por su cuenta. Así en Sully planteó (aunque no es la primera película que entra dentro de esos parámetros y hasta sus héroes solitarios, incluido Harry entran en el perfil) como el individuo, un individuo impecable y ejemplar, se ve obligado a luchar contra el sistema para demostrar que su comportamiento fue intachable. Acto seguido, los muchachos de Tren a París son el último bastión contra el terrorismo y no lo son por ser parte del ejercito norteamericano, lo son por encarnar a través de sus educación los valores tradicionales del gran país de Donald Trump. Ahora le encuentro sentido a La mula, en la que Eastwood da un paso más y plantea que, en ese sistema que nos ha fallado, es licito encontrar el modo, aunque sea ilegal, de salir a flote, sin traicionar los valores tradicionales del bla bla bla. Y por último, Jewel, un hombre que yo no quisiera tener de vecino ( por pesado, que no por mala persona ) fiel creyente en las Instituciones, sobre todo en las policiales, sufre el acoso de ellas (añadimos a la prensa, cruel y sibilina, encarnada en el seductor personaje de Olivia Wilde) al punto de perder la fe en las mismas. Eastwood está reflejado en el descreimiento de Jewel más que en ningún otro personaje, más incluso que en hombre fuerte y resolutivo y por ello esa escena me parece el culmen de toda esta etapa creativa. Y ese pensamiento, que muchos podéis suscribir, me parece que es tan fácil de compartir como peligroso, porque si descreyendo de las instituciones que deben conservar las normas de convivencia que nos hemos dado entre todos, apostamos por la individualidad y el sálvese quien pueda, estamos abocados a caer en manos de depredadores como Trump, Bolsonaro, Salvini, Orban, Putin y demás. Si nuestras instituciones hacen agua, el único camino es luchar para limpiarlas y devolverlas a la senda de salvaguadia de los preceptos básicos de la convivencia. Pero Eastwood lo almibara tan bien (hay pocas cosas tan satisfactorias para el observador que ver a un individuo mostrar su poder ante el problema que nos desborda a todos) que es fácil comprarle el discurso. Por eso, y por otras muchas cosas, estrictamente cinematográficas, es uno de los mejores directores de las últimas décadas.
Y hablando estrictamente de cine... ¿qué pega le puedo poner a un maestro de esto? La película tiene la fuerza que le faltaba a Tren a París, posiblemente porque cuenta con unas interpretaciones estupendas, hecho que faltaba a la otra, tiene el ritmo que le faltaba a La mula, posiblemente porque el argumento de aquella estaba estirado más allá de lo necesario, y es mucho más divertida que Sully.
Si este es el testamento de Eastwood puede estar tranquilo, pues es un epílogo acertado para una filmgrafía estupenda. Y si no lo es... pues eso que nos llevaremos.
Guion
4 ✮
Banda sonora
0 ✮
Interpretación
4 ✮
Efectos
0 ✮
Ritmo
3 ✮
Entretenimiento
3 ✮
Complejidad
4 ✮
Sentimiento
4 ✮
Duracion
0 ✮
Credibilidad
3 ✮
Fotografía
0 ✮
Dirección
4 ✮

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