Redactada: 2019-12-29
Céline Sciamma nos trae una película que, más que una obra cinematográfica, es un cuadro viviente. Un cuadro con entidad propia, que se mece, sonríe, extiende sus alas y arde. ‘Retrato de una mujer en llamas’ pertenece a ese cine violento que sin mostrar ninguna situación brusca o extrema, provoca emociones virulentas en los espectadores. En más de una ocasión me sorprendió el desasosiego que me invadía, la rabia, la pasión, el amor, el odio. Todo en uno, como una especie de proceso catárquico que depura mi alma. Sí, puede que exagere, pero Adéle Haenel y Noémie Merlant me sumergen en su sensible atmósfera, en la intimidad de sus miradas y en la belleza del pincel que pinta y observa. Porque esta es una película en la que los ojos lo dicen todo.
Dos mujeres atrapadas en un tiempo en el que las palabras "amor" y "mujer" no iban de la mano, se unen bajo el prisma del fuego purificador, en una suerte de reinvención de la fábula de Orfeo y Eurídice, en la que la mirada es la auténtica brocha de tamaña historia. El amor al detalle y la sutileza brillan en cada plano, culminando en un final apoteósico en el que Vivaldi resuena como un trueno en medio del teatro, rompiendo la burbuja y desatando las emociones.
Las palabras se me quedan cortas frente al poder de las imágenes de Céline Sciamma, así que os recomiendo encarecidamente que la veáis, la sintáis y la disfrutéis con todos vuestros sentidos.
Guion
Banda sonora
Interpretación
Efectos
Ritmo
Entretenimiento
Complejidad
Sentimiento
Duracion
Credibilidad
Fotografía
Dirección

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