Redactada: 2025-10-19
Dicen que toda casa guarda sus secretos. Que, tras la falsa seguridad de sus muros, no solo se esconden los ecos aún latentes de tiempos ya pasados, sino también todos aquellos recuerdos a los que cada nuevo inquilino, ya sea por mero respeto o genuino temor, prefiere no asomarse. Casi como estigmas de otras vidas que quedaron ahí atrapadas, como ya viéramos en la primera entrega de la saga, a la espera de encontrar esa puerta que les devuelva, aunque sea solo por instante, al mundo de los vivos. Mundo en el que volverán a ser los Warren, más por obligación moral que por gusto, quienes deban enfrentarse a lo desconocido y continuar así expandiendo una fórmula que, lejos de simplemente repetir lo ya visto en 'The Conjuring', comenzaba aquí a moverse hacia un territorio mucho más emocional, casi íntimo por momentos, donde todos los demonios que atormentan a Lorraine, tanto internos como externos, parecían confundirse en un mismo y único tipo de horror primigenio. El miedo no solo a encontrarse de bruces con todo cuanto parece estar ligado a la muerte, sino también, y lo que es todavía más aterrador, a perder todo aquello que da sentido a su vida.

James Wan, demostrando una vez más su dominio absoluto del tempo, volvía a apostar por ese frágil equilibrio entre el susto fácil y la progresiva construcción de la atmósfera, deslizando la cámara entre sombras y pasillos con la envidiable calma de quien sabe que el miedo más primario, aquel que se introduce en lo más profundo de nuestro ser, no se encuentra únicamente en lo que se muestra, sino también en lo que tan solo se intuye. Ya desde el fantástico prólogo en Amityville, icono atemporal de casa encantada por excelencia, empezaremos a vislumbrar el tono de un relato donde la tensión va siempre en aumento y en el que el factor sobrenatural, siempre ajeno a todo el dolor padecido por quienes lo sufren, convive con la vulnerabilidad de unos personajes capaces de sostener, gracias en buena parte al genial trabajo de Vera Farmiga y Patrick Wilson, todo el corazón de tan inquietante historia. También algo menos sorprendente que su predecesora a nivel narrativo, pero ofreciendo a cambio un mayor desarrollo de personajes, más sobresaltos y la misma capacidad para que todos y cada uno de sus escalofriantes demonios, ya sean reales o metafóricos, nos sigan acompañando, al igual que la profunda impronta que dejaron tras las paredes, una vez apaguemos las luces.
Guion
0 ✮
Banda sonora
0 ✮
Interpretación
0 ✮
Efectos
0 ✮
Ritmo
0 ✮
Entretenimiento
0 ✮
Complejidad
0 ✮
Sentimiento
0 ✮
Duracion
0 ✮
Credibilidad
0 ✮
Fotografía
0 ✮
Dirección
0 ✮

Valoraciones en tu crítica:

Comentarios

Todavía no hay comentarios