Crítica de En las profundidades del Sena por gjulo
Redactada: 2024-06-24
En el verano de 2024, París se prepara para acoger por primera vez los campeonatos del mundo de triatlón. Un gran acontecimiento y un gran golpe publicitario para la capital, anticipándose a los Juegos Olímpicos que pronto organizará. Salvo que, al mismo tiempo, un científico y un activista descubren un gran tiburón merodeando por las turbias aguas del Sena. Sólo quedan unos días para evitar un baño de sangre masivo... Es divertido ver hasta qué punto la película se sube a la ola de la actualidad. En la película, la trama se desarrolla exclusivamente en el Sena, entre la Torre Eiffel y Notre-Dame, en medio de una competición de triatlón organizada por la alcaldesa de París. En realidad, aunque los Juegos Olímpicos de 2024 van a comenzar dentro de poco más de un mes y Anne Hidalgo (la alcaldesa de París) tenía previsto bañarse en el Sena, al final este baño se canceló, no por culpa del tiburón, sino por la calidad del agua, ¡donde el nivel de contaminación fecal (Escherichia coli) es alarmantemente alto! ¿Quién iba a pensar que el peligro vendría de los retretes y no de los tiburones?
Volvamos a la película: bajo su aspecto de Tiburón, se trata en realidad de una producción de Netflix (lo que rara vez es garantía de calidad) con un aire de telefilme. No sólo es totalmente inverosímil, sino que no se hace nada para que nos lo creamos. Los personajes están muy caricaturizados (Sophia y Adil tienen traumas. Ella perdió a sus compañeros en alta mar, devorados por el tiburón, y él vio morir a sus compañeros de armas en el frente. Por no hablar de los activistas, que no pueden ser más tópicos en su atuendo, con la de cuatro ojos llevando el gorro de lana y la otra con el pelo azul). En cuanto a la puesta en escena, no nos lo creemos ni por un momento, en este París fantasmagórico (donde los sin techo prefieren leer a emborracharse y los simpáticos policías acuden en su ayuda). Por no hablar de que dónde están los parisinos y los turistas que siempre se agolpan por los alrededores del Sena ?? Allí no hay nadie, ni un alma viviente.! Nadie en los muelles del Sena, en las calles, en los puentes, incluso en el bar cuando los policías están tomando una copa, están todos solos. Hasta 30 minutos antes del final no aparece por fin la multitud (durante la prueba de triatlón), e incluso durante el clímax no hay nadie. Debían haber sido devorados por las agua fecales?? Y para el tiburón ya no quedaba nada… Al final, sólo tiene éxito la alcaldesa Ayuntamiento de París (que guarda un asombroso parecido con Valérie Pécresse). Se puede imaginar lo mucho que Anne Hidalgo podría haber disfrutado de la película (irónicamente), dada la forma en que su personaje (repugnante y altanero) es retratado. En cuanto al resto, es fundamentalmente malo e inverosímil, pero sigue siendo un placer ver a Bérénice Bejo y a Nassim Lyes (el director se reencuentra con él por segunda vez, tras la excelente Farang 2023). Aún así después de todo lo que el cine nos han ofrecido en materia de tiburones (en el espacio y en el desierto, por citar sólo dos), nadie debería sorprenderse de su presencia en el Sena, por muy descabellada que parezca la idea. Además, tratándose de una película francesa, lo cual se agradece… los alemanes enviaron su tiburón a Mallorca, al menos estos lo dejan en la ciudad. Esto es lo que hace que la nueva película de Xavier Gens sea tan original, aunque siga siendo una película de tiburones muy clásica en su ejecución. Construye "En las profundidades del Sena" más como una película de catástrofes con mensaje ecológico que como una película de "Sharknado". La ambientación es bonita y está bien aprovechada, sobre todo cuando están en las "catacumbas". Las escenas dentro y debajo del agua están logradas, con una atmósfera que provoca ansiedad debido a que el tiburón no está presente durante gran parte de la película y puede aparecer en cualquier momento. Una elección inteligente, ya que los efectos especiales son a veces dudosos. Así que es mejor tener una presencia invisible preocupante que ataques visualmente fallidos, aunque algunos de ellos sean efectivos y sangrientos. La película se alarga un poco, pero por lo demás no está mal, es entretenida y, sobre todo, está un poco por encima de lo que se suele hacer sobre los tiburones...
Volvamos a la película: bajo su aspecto de Tiburón, se trata en realidad de una producción de Netflix (lo que rara vez es garantía de calidad) con un aire de telefilme. No sólo es totalmente inverosímil, sino que no se hace nada para que nos lo creamos. Los personajes están muy caricaturizados (Sophia y Adil tienen traumas. Ella perdió a sus compañeros en alta mar, devorados por el tiburón, y él vio morir a sus compañeros de armas en el frente. Por no hablar de los activistas, que no pueden ser más tópicos en su atuendo, con la de cuatro ojos llevando el gorro de lana y la otra con el pelo azul). En cuanto a la puesta en escena, no nos lo creemos ni por un momento, en este París fantasmagórico (donde los sin techo prefieren leer a emborracharse y los simpáticos policías acuden en su ayuda). Por no hablar de que dónde están los parisinos y los turistas que siempre se agolpan por los alrededores del Sena ?? Allí no hay nadie, ni un alma viviente.! Nadie en los muelles del Sena, en las calles, en los puentes, incluso en el bar cuando los policías están tomando una copa, están todos solos. Hasta 30 minutos antes del final no aparece por fin la multitud (durante la prueba de triatlón), e incluso durante el clímax no hay nadie. Debían haber sido devorados por las agua fecales?? Y para el tiburón ya no quedaba nada… Al final, sólo tiene éxito la alcaldesa Ayuntamiento de París (que guarda un asombroso parecido con Valérie Pécresse). Se puede imaginar lo mucho que Anne Hidalgo podría haber disfrutado de la película (irónicamente), dada la forma en que su personaje (repugnante y altanero) es retratado. En cuanto al resto, es fundamentalmente malo e inverosímil, pero sigue siendo un placer ver a Bérénice Bejo y a Nassim Lyes (el director se reencuentra con él por segunda vez, tras la excelente Farang 2023). Aún así después de todo lo que el cine nos han ofrecido en materia de tiburones (en el espacio y en el desierto, por citar sólo dos), nadie debería sorprenderse de su presencia en el Sena, por muy descabellada que parezca la idea. Además, tratándose de una película francesa, lo cual se agradece… los alemanes enviaron su tiburón a Mallorca, al menos estos lo dejan en la ciudad. Esto es lo que hace que la nueva película de Xavier Gens sea tan original, aunque siga siendo una película de tiburones muy clásica en su ejecución. Construye "En las profundidades del Sena" más como una película de catástrofes con mensaje ecológico que como una película de "Sharknado". La ambientación es bonita y está bien aprovechada, sobre todo cuando están en las "catacumbas". Las escenas dentro y debajo del agua están logradas, con una atmósfera que provoca ansiedad debido a que el tiburón no está presente durante gran parte de la película y puede aparecer en cualquier momento. Una elección inteligente, ya que los efectos especiales son a veces dudosos. Así que es mejor tener una presencia invisible preocupante que ataques visualmente fallidos, aunque algunos de ellos sean efectivos y sangrientos. La película se alarga un poco, pero por lo demás no está mal, es entretenida y, sobre todo, está un poco por encima de lo que se suele hacer sobre los tiburones...
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Complejidad
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