Crítica de Ted Lasso por JPQP

Nunca me había planteado la idea de que fuera de las obras que se engloban en la ficción especulativa pudiera encontrar una de género hopepunk; Ted Lasso me ha hecho replantearme ese concepto.

Si me pongo a pensar en otras comedias que he visto que tocan temas sociales como Scrubs, Brooklyn Nine-Nine o Superstore ―que respectivamente tocan el tema de la sanidad en los EEUU, la policía estadounidense, y los trabajos precarios y las corporaciones―, las victorias no suelen ser tal: o una victoria trae consigo una derrota o, aunque con un gran impacto individual, no representan algo grande mirando el todo.

Esta serie es diferente; tendremos en esta temporada algo como un equipo protestando contra su principal patrocinador y que no haya ni una consecuencia negativa, solo positivas. Esto da un toque de irrealidad total a la obra y sin embargo me parece perfecto; tal vez si esto fuera una obra dramática (me refiero a exclusivamente dramática) un elemento así me sacaría de la obra, pero aquí no, me gusta una obra en la que algo así ocurra porque si quiero ver actos así teniendo consecuencias negativas miro las noticias...

La trama esta temporada, aunque apoyándose mucho en el crecimiento de los personajes y en sus relaciones, gira mucho en torno a la salud mental y hace una representación muy realista del tema y plantea lo importante que es. Aunque esto lleva a tocar otros temas como el de las pérdidas, y este es uno que me ha hecho llorar porque me ha tocado personalmente.

Con respecto a las relaciones, siguen funcionando; la serie sigue pareciendo que va a ser previsible al respecto y todavía sorprende, tanto en la manera en que evolucionan las relaciones que ya teníamos de antes como al plantear alguna nueva, y si bien sigo teniendo la impresión de que sé qué relación puede tener lugar de cara al final y dejaré un spoiler de ello simplemente por dejar constancia, creo que es una obra capaz de sorprender y no hacer que Ted y Rebecca acaben juntos, pero si no me equivoco no me sentiré defraudado por ello porque es una relación que se construye muy bien como para funcionar tanto como romance como amistad, a diferencia de otras obras en las que en cuanto dos personajes se conocen sabes que van a acabar juntos.

El fútbol sigue siendo anecdótico (de hecho, mis episodios favoritos casi ni tocan el tema) pero ciertos momentos son tan jodidamente épicos que si no conociera esta serie, los viera sueltos en un vídeo en YouTube y ahí pusiera que son de un live action me lo creería, porque la fotografía, la dirección, la elección musical... todo hace recordar a los momentos épicos de los mangas y animes spokon.

En definitiva, si te gustó la primera temporada esta no te la puedes perder y si aquella no te acabó de convencer pero te gustó su toque dramático dale una oportunidad a esta.