Crítica de Firefly por MartaPD

Space opera de aventuras con un toque western, detalles de humor ingenioso y un grupo de inadaptados que van creando una pequeña familia. Muy al estilo Whedon. En Firefly se nos presentan a un grupo de fugitivos de la justicia capitaneados por Mal y su segunda a bordo, Zoe. Fugitivos en el sentido de que viven un poco al margen de las garras de la poderosa Alianza, el gobierno que controla el sistema estelar en que se mueven y que parece ser una combinación de la sociedad occidental y la oriental de nuestro tiempo. Su nave (la Serenity) les permite cierta libertad para desplazarse por las regiones del espacio más abandonadas o con menos poder de la Alianza, donde pueden sobrevivir yendo de trabajo en trabajo de forma poco legal, es decir, transportando contrabando y encargos de todo tipo que a veces les traen más de un problema.

Con todo este contexto de persecución de la Alianza, viajes a planetas áridos y continuos planes para sacarse las castañas del fuego, van surgiendo situaciones más y más complicadas con la aparición de nuevos personajes y misterios que parecen formar parte de una trama más compleja. Entre todo Whedon tiene tiempo de meter sus chascarrillos de siempre y de que le cojas un inmenso cariño a sus protagonistas (que tienen, para variar, una buenísima química y dinámicas muy entrañables entre sí y son la base de por qué funciona tan bien la serie), al tiempo que de dejarnos alguna reflexión filosófica bastante profunda.

Sólo en una temporada porque Firefly fue maltratadísima por FOX (incluso emitieron todos sus episodios desordenados, un sinsentido) y no dio tiempo para más. Una auténtica pena porque el potencial detrás de los misterios de cada personaje y de todos los cabos sueltos que van plantando daba para mucho. No obstante, tenemos la suerte de que su aura de serie de culto haya permitido grabar una película con el mismo reparto para dar un final más cerrado. Imprescindible ver la película Serenity después de la serie si te quieres enterar de qué pasa con todo esto, resuelve bastante bien dadas las circunstancias, a pesar de que no le da tiempo a profundizar en algunos personajes.

Firefly es una serie de ciencia ficción que no debería haber acabado. No así. Pero tal vez su corta vida haya contribuido a tener el seguimiento de culto que tiene y a haberse convertido, por méritos propios, en una de las mejores space operas.