Crítica de Carros de fuego por crique

Redactada: 2021-08-06
Casi todos hemos oído hablar de “Carros de fuego”, una película sobre unos atletas británicos, en que la maravillosa canción de Vangelis, que suena dos minutos al principio y durante los títulos de crédito, se ha hecho más famosa y mítica que la propia película.

Ganadora de 4 premios de la Academia, incluido el de mejor película, la historia gira entorno a dos corredores británicos, Harold Abrahams (Ben Cross) y Eric Liddell (Ian Charleson), que superaron obstáculos personales para acabar triunfando en los Juegos Olímpicos de 1924 en París. Los problemas se centran en la religión; la vocación principal de Liddell es la de misionero protestante, estando ya en las olimpiadas no se presentará a una prueba porque cuadra en domingo, mientras que Abrahams ha lidiado con muchos problemas a lo largo de su vida por el hecho de ser judío.

La película presenta un ritmo demasiado lento, ya que la historia parece mucho más larga de lo que realmente es, y está llena de momentos que se eternizan, con muy pocas carreras que mostrar.
Además, sorprende que no sucediese esa esperada rivalidad entre Abrahams y Liddell, al final participan en carreras diferentes, por lo que va a contracorriente y carece de las épicas escenas de rivalidad deportiva.

Aunque esté interpretada por grandes actores, con unos muy cuidados decorados, un vestuario muy bien elaborado, buena ambientación y una icónica melodía, todo ello no puede aupar una historia muy poco interesante.

Con las películas deportivas suele entrarme algo en los ojos tras la consecución de la victoria o la más cruel de las derrotas, pero aquí no sentí nada en absoluto.
Creo que es una de esas películas muy aclamadas que en ciertos círculos que a mi no me acaba de enamorar.
Guion
3 ✮
Banda sonora
5 ✮
Interpretación
3 ✮
Efectos
3 ✮
Ritmo
2 ✮
Entretenimiento
2 ✮
Complejidad
1 ✮
Sentimiento
2 ✮
Duracion
1 ✮
Credibilidad
3 ✮
Fotografía
3 ✮
Dirección
2 ✮

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