Redactada: 2024-03-11
Así que aquí está, el esperado choque de titanes entre los dos superhéroes más famosos del planeta, el tipo de proyecto loco que nunca nos habríamos atrevido a imaginar que algún día llegaría a materializarse en la gran pantalla de la misma manera que “ Los Vengadores" o "Star Wars Episodio VII". Tras la excelente "El hombre de acero", es de nuevo, Zack Snyder, quien orquesta este encuentro con su innegable sentido de la dirección. Basta decir que estábamos salivando con la espera, pero por desgracia la película sólo estuvo parcialmente a la altura de nuestras más altas expectativas. En primer lugar, "Batman vs Superman: El amanecer de la Justicia" nunca podrá ser tan tan buena como cuando se presenta a sí misma como un "Hombre de Acero 2", ampliando de forma emocionante los temas de la primera película (¿cómo puede la humanidad enfrentarse a un dios viviente y a sus acciones?) al tiempo que incorpora a un Batman oscuro y violento, sediento de justicia y que encuentra en Superman una salida perfecta para sus tormentos interiores y, por supuesto, un adversario.
La buena noticia es que Ben Affleck está ahí, pero que no nos hace olvidar a un perfecto Christian Bale, al menos no está nada mal. Henry Cavill está tan bien como siempre como Superman. Se nota que el personaje ha crecido en confianza desde "El Hombre de Acero". En medio de estos héroes con capa se encuentra un árbitro maquiavélico, Lex Luthor, interpretado por Jesse Eisenberg que, aunque se lo curra como nunca, aporta esa locura malsana inherente al personaje (no puedes evitar pensar en él como una versión degenerada de su Zuckerberg de "Facebook "). La dinámica entre estos tres personajes en el centro de la película funciona terriblemente bien y será realmente la principal baza de este "Batman vs Superman: El amanecer de la Justicia". Pero el gran problema de la película es que Snyder ha tenido la mala idea de utilizar el mismo estilo narrativo que "El hombre de acero", es decir, una construcción fragmentada en la que las elipsis se suceden con demasiada frecuencia, dando la impresión de que las escenas se amontonan sin que exista entre ellas ningún vínculo real más que la trama, casi toda la cual nos fue revelada en los distintos tráilers. Si bien esto funcionaba en la primera entrega, que se centraba únicamente en nuestro kriptoniano favorito, aquí se sacrifica con demasiada frecuencia la multitud de personajes secundarios (y las subtramas que ello implica). Por ejemplo, Lois Lane queda reducida a su caricatura más simple: el interés amoroso con un señor para meterse en situaciones imposibles, sólo para ser salvada in extremis por su novio superhéroe (después de la tercera vez, estamos hartos). El otro gran problema de esta película es que intenta ganarse a toda costa a los fans de los cómics haciendo referencia a aventuras clave de los dos héroes y preparando el terreno para "La Liga de la Justicia". Todas estas secuencias parecen haber sido añadidas al largometraje a la fuerza, suenan terriblemente mal y, lo peor de todo, rompen el ritmo de la cinta.
La alusión onírica a un mundo gobernado por un Superman dictatorial es la ilustración más perfecta de esto, totalmente en desacuerdo con el tono del resto de la película, que (en mucha menor medida, claro) pretende continuar el neorrealismo establecido por la trilogía de Batman de Christopher Nolan (especialmente la aparición sorpresa de cierto personaje que desconcertará a más de un espectador). Del mismo modo, la esperada presencia de los demás miembros de la futura Liga parece completamente superficial (¿realmente hacía falta mostrarlos? ¿No bastaban las siglas?).
La gran sorpresa, sin embargo, viene de la mano de la perfecta integración de Wonder Woman (Gal Gadot, excelente), un personaje con un universo muy particular que, con un tema musical brillante, se lo lleva todo por delante de forma trepidante y roba el protagonismo a los dos superhéroes principales en la parte final. La última parte es claramente la mejor de la película, con el enfrentamiento final contra un enemigo común que le da un aire realmente épico, similar al de "El hombre de acero" (qué catastrófica idea haber desvelado su presencia durante la campaña promocional; el efecto sorpresa habría sido un auténtico plus). Incluso si no alcanza la inventiva visual de la dantesca batalla contra Zod (Snyder parece estar un poco apagado en este aspecto), esta pelea es innegablemente llamativa y manda amablemente contra las cuerdas a todos los coleguitas de Marvel. En resumen, " Batman vs Superman: El amanecer de la Justicia" es un enorme globo que se infla en exceso al seguir las pistas de "El Hombre de Acero" concentrándose en las interacciones del trío Batman/Superman/Luthor (más Wonder Woman ) pero que Snyder parece disfrutar maliciosamente pinchando con una aguja cada vez que se atreve con subtramas o torpes fanservice.
Semiexito o semidecepción, depende.
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