Crítica de Alien, el octavo pasajero por DanielGL

Alien, el octavo pasajero es un clásico, un clásico de la ciencia ficción, pero también es un clásico del terror. Una película que llevó el horror espacial a otro nivel y lo hizo apelando a algunos de nuestros miedos primordiales, como el miedo a lo que no podemos ver pero que sabemos que nos acecha en las sombras, o el miedo a lo desconocido, no en vano la palabra latina "alien" significa "otro" pero también "extraño", y sin embargo el xenomorfo que atemoriza a la tripulación de la nave espacial Nostromo es en cierta forma un reflejo de nosotros mismos, de lo que más tememos de nosotros y de los que nos rodean, y es que el alien, ese "organismo perfecto", refleja nuestra parte más salvaje, aquella a la que tan sólo le interesa sobrevivir a cualquier coste, pero refleja también en como se convierte un ser carente de empatía y de remordimiento alguno en una criatura vil a la que sólo le preocupan sus propios placeres sin importarle que estos puedan dañar a los que les rodean, sin importarle que estos goces tengan que ser arrancados por la fuerza, es decir en contra de la voluntad de nuestros semejantes... Así que sí, el alien es el otro, pero también podemos ser nosotros mismos si olvidamos aquellas cosas que hacen que la humanidad merezca la pena.
Pero es que además de eso este film dirigido por Ridley Scott, tiene muchas películas en su interior, las antes mencionadas de terror y ciencia ficción, junto a una primera parte de misterio, etc... todas ellas perfectamente conjugadas.
Lo cierto es que podría detenerme hablándote en detalle de su buena banda sonora, de su muy bien usada fotografía, de la influencia de la obra literaria de Lovecraft en esta cinta o de como aquí da Sigourney Weaver con su Ripley el primer paso para convertirse en lo que luego sería, junto con la princesa Leia y Sarah Connor, es decir una de las grandes heroínas de la Ciencia Ficción, pero creo que lo mejor que puedo hacer es concluir aquí diciendo que os recomiendo esta película del año 1979 porque creo que merecerá la pena el tiempo que le hayais dedicado.