
Russell Crowe
Maximus
En el año 180, el Imperio Romano domina todo el mundo conocido. Tras una gran victoria sobre los bárbaros del norte, el anciano emperador Marco Aurelio decide transferir el poder a Máximo, bravo general de sus ejércitos y hombre de inquebrantable lealtad al imperio. Pero su hijo Cómodo, que aspiraba al trono, no lo acepta y trata de asesinar a Máximo.
“Gladiator” es el mejor péplum hasta la fecha. Año 2000, el siglo XXI acaba de empezar. El mundo del cine no tenía ni idea de lo que estaba a punto de suceder. Una brisa tibia agita el polvo en los platós de Hollywood. Se acerca una tormenta, y trae consigo una renovación que nadie esperaba. Esta tormenta tiene un nombre: "Gladiator". Se dice que el aleteo de las alas de una mariposa en China puede provocar un tornado en Estados Unidos. Este fenómeno se conoce como el efecto mariposa. En este caso, no fue el batir de alas lo que provocó la tormenta de "Gladiator", sino el aplauso de las manos de un hombre: Ridley Scott. Tras un paréntesis durante gran parte de los años 90, el cineasta británico volvía por todo lo alto con una carroza tirada por 4 majestuosos purasangres. Este hombre se propuso hacer un peplum en una época en que el género prácticamente había caído en el olvido.
Una película inigualable de 2 horas y 35 minutos. Con un chasquido de dedos, Ridley tomó su decisión, eligió por primera vez a Russell Crowe para el papel protagonista y ofreció una película épica, grandiosa y conmovedora como pocas. Russel Crowe aún no sabía que a esta primera película le seguirían varias colaboraciones más con el Sr. Scott. Tampoco sabía que este papel le convertiría en un actor ganador de un Oscar y le lanzaría a la fama. Russell ignoraba todo esto, pero lo dio todo, interpretando a un general romano que había caído, pero que siempre llevaba consigo la fuerza y el honor para darse el valor de seguir adelante a pesar de las dificultades y vengarse. Da vida a Máximo, un héroe emblemático, cuya presencia, carisma y talento hacen de él una fuerza a tener en cuenta. Una auténtica bestia de carisma que irrumpe en la pantalla, con Joaquin Phoenix lejos de ser superado (y eso es todo un logro), cruel como solo él podría haberlo interpretado. La fotografía es meticulosa en todos los sentidos (fotografía, planos, secuencias de combate). Detrás de la cámara, Scott da rienda suelta a su talento. Su dirección sublima la película. Desde "Blade Runner" no había quedado tan impresionada y asombrada. Privilegiando la autenticidad sobre la espectacularidad, eligiendo paisajes magníficos, rodeándose de un equipo que ha creado miles de trajes realistas y acompañándose por la suntuosa música de Hans Zimmer: el compositor ofrece sencillamente su mejor banda sonora hasta la fecha, una mezcla grandiosa de lo épico y lo lírico que al igual que la película, es inolvidable. El guión está muy bien escrito, con múltiples temas interesantes que hicieron de “Gladiator” una superproducción inteligente, además de una gran historia de venganza y una deliciosa tragedia con sabor griego. Ridley Scott creo un peplum único y mágico que ha restaurado él solo un género que había caído en desuso. La tormenta de "Gladiator" sopló con un viento épico que sorprendió a todo Hollywood, barriendo cualquier duda que pudiera quedar sobre el talento de Ridley Scott y dándole nueva vida a un género que aún tiene un brillante futuro por delante. La obra maestra del peplum, ¡el apogeo de Ridley Scott! ¡Una película para ver una y otra vez! ¡Imprescindible!
"El general que se convirtió en esclavo, el esclavo que pasó a ser gladiador, el gladiador que desafió a un imperio..."
Uno de esos peliculones que pasan a la historia y marcan época, de las que se recordarán pase el tiempo que pase, y seguramente una de las mejores de Ridley Scott.
También una de las más conocidas de Russell Crowe, de esos personajes que siempre se quedan tatuados en la filmografía de un actor y por los que siempre se los recuerda, con otro de esos monólogos que todos conocemos y hemos repetido alguna que otra vez, a la altura del que pronuncia Íñigo Montoya en La princesa prometida, y un potentísimo Joaquin Phoenix como villano, de esos que consiguen que los odies hasta la saciedad de lo bien interpretados que están. Pero es que también tenemos a Connie Nielsen, Richard Harris, Tommy Flanagan, Djimon Hounsou y Spencer Treat Clark en su otro papel conocido, junto con el de El protegido, casualmente ambas películas del mismo año.
Un general, un emperador, un hijo celoso, una historia de odio, traición, venganza, lucha y supervivencia, con tintes de romance y una tragedia familiar. Una obra de lo más completa e inmortal que nos acerca una vez más a Roma y su Coliseo, a las luchas de gladiadores buscando ver un día más y creyendo en la promesa de la libertad, ya que no les queda otra cosa más que eso y entretener al pueblo con espectáculos para que no se les ocurra pensar más de la cuenta. El pan y circo que siempre ha existido y existirá.
También tenemos una buena fotografía, no ha envejecido nada mal para ser del año 2000, pero sobre todo una banda sonora de las que siempre se te quedan grabadas en la cabeza y de la que Hans Zimmer reutilizaría parte pocos años después para Piratas del Caribe, porque hay trozos que son tan idénticos que es imposible pasarlo por alto, aunque es cierto que ahora se conoce más por Piratas del Caribe que por Gladiator, pero la relación es inmediata.
De esas que hay que ver al menos una vez en la vida, pero que terminas viendo una y otra vez. Y al menos yo siempre me emociono con la última escena, acompañada por esa canción tan preciosa.
Conocida como Gladiator más que como El Gladiador porque suena más potente, tan potente como la película que nos regala a los espectadores Ridley Scott.
Peliculón como los de antes, donde prácticamente todo tiene un nivel sobresaliente, porque aquí se produce una simbiosis perfecta entre la trama, personajes, ambientación y banda sonora.
Una película de venganza, heroicidad, traición, honor y lealtad llevada a su máxima expresión, es esta película donde la acción y el drama no deja ni un respiro casi para el espectador, porque es una película que consigue absorberte de principio a fin.
Las interpretaciones en general son muy brillantes por todo el equipo de actores pero sin ninguna duda hay que destacar a Russell Crowe interpretando al protagonista, Maximus Meridius, que por cierto, es de Emerita Augusta, nuestra actual Mérida, creo que es su mejor actuación y que le valió el Oscar a mejor actor, un joven Joaquín Phoenix, que interpreta al emperador Commodus, hace una actuación muy brillante de antagonista, no la mejor de su carrera para mi, eso vendrá después, consiguiendo que sea uno de los personajes más odiados del cine, y luego tiene unos actores secundarios con un empaque y una presencia en la pantalla muy destacados como Connie Nielsen o Djimon Hounsou. Russel Crowe y Joaquín Phoenix consiguen hacer uno de los duelos míticos de la gran pantalla.
Pero si las grandes actuaciones son acompañadas por una épica gloriosa, frases que quedan en el recuerdo del espectador, trama sublime, una banda sonora que le viene como anillo al dedo en cada una de las secuencias gracias al maestro Hans Zimmer, vestuario y ambientación de la época de la antigua Roma...pues solo queda sentarse y disfrutar.
Pues sí, es mi película favorita y se la recomiendo a todo el mundo porque yo no me canso de verla una y otra vez.
P.D. Vivo con el miedo de la tan mencionada y ansiada por muchos secuela de Gladiator... cuando una película es "perfecta", matices históricos y otros detalles aparte, no hay necesidad de estirar un chicle que posiblemente, te puede salir bastante rana, esperemos que no...ya no se puede decir "Pero aún no, aún no..." Este es el año... Esperemos con "nervio y ansia".
A veces se me olvida lo interesante que es la historia de Roma. Había visto la película en la época de su estreno, después me la pusieron en la universidad (en una clase de historia antigua a través del cine) y ahora me ha vuelto a saltar la lagrimilla con el final.
Fue un regreso por todo lo alto de un género muy en boga en los años 50's y 60's con grandes películas, que 'Troya' y 'Gladiator' volvieron a poner de moda durante un tiempo.
Grandes actuaciones de Russell Crowe, Joaquin Phoenix y Connie Nielsen, Richard Harris y Oliver Reed como secundarios de lujo, una BSO impresionante, unos diálogos memorables (yo entonces tenía una libretita donde apuntaba frases que me gustaban de las películas, me la llevaba al cine y todo, y tengo algunas de esta película) y una escena inolvidable que me recuerda a otro gran momento: 'Yo soy Espartaco'.
Me encanta ese sentimiento de lealtad entre gladiadores y cómo Máximo se la gana.
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