Un alegato sobre el feminismo y mas allá

Olivia Wilde está inmensa, se echa toda la película a sus hombros, pero por lo que de verdad destaca es por la dirección de esta nueva cineasta llamada Sarah Daggar-Nickson, la cual hay que tener muy en cuenta para futuros proyectos, porque aunque esta no sea una gran obra, con los pocos medios que tiene y con un guión sin muchos alardes, consigue bastante visualmente.

Las películas de venganza siempre te cogen por la parte afectiva; más cuando se trata de un marido cabrón maltratador y asesino.
A destacar que siendo una peli de venganza donde la chica se prepara a conciencia para joderle la vida a los maltratadores no es una peli de escenas violentas a lo Charles Bronson; las elipsis se producen precisamente durante la pelea, así logra que nos centremos en las causas y en los efectos: el valor terapéutico de darle su merecido a estos machitos.
Con todo, la peli no cae en el feminismo-de género tan actual donde los hombres somos todos unos bestias salidos. No hay moralina, sí salvación-solución desde el ojo por ojo.
Casi no hablan. Pocos diálogos: A buen entendedor pocas palabras.

Espectacular viaje interior y exterior de una víctima de maltrato que se convierte en protectora y justiciera, aprovechando, entre otras, las habilidades de supervivencia adquiridas de su otrora maltratador.
¿A nadie más le choca que justo el nombre elegido para la protagonista sea Sadie? Me he pasado la película entera pensando en sadismo.
Me ha gustado especialmente la interpretación de Wilde, que está soberbia aun en sus momentos más frágiles y la sororidad que respira todo el filme; no obstante... el realismo peca por su ausencia... ¿aprender Krav Maga autodidácticamente y sólo mediante un libro? ¿y esa fuerza? ¿cuántos coches tiene? ¿nadie toma represalias contra ella? ¿matrículas, documentos de identidad o de conducir?
Me ha recordado ligeramente a "Enough", aunque bastante más cruda.