Basada en un relato corto de Steven Millhauser, en el límite entre la fantasía y la reconstrucción histórica, el director Neil Burger nos cuenta una historia enrevesada, servida por un reparto bastante bueno
Edward Norton está, como siempre, perfecto, misterioso y carismático. Paul Giamatti lo hace muy bien en el papel de policía. Su enfrentamiento, que poco a poco se convierte en complicidad y admiración. Rufus Sewell no muy cómodo como el Príncipe Heredero y Jessica Biel muy sosa. Una hermosa variación entre realidad e ilusión. La época esta bien recreada con una cuidada atmósfera. La mezcla de investigación policial, hechos históricos e historia de amor romántico funciona bien y entretiene. El suspense se mantiene hasta el inesperado giro final. Pasas un rato agradable viéndola.

Esta película ya la había visto en la época en la que salió, así que el giro final lo conocía; aun así eso no ha estropeado la experiencia, si acaso la ha mejorado porque he visto cómo construyen toda la intriga para llegar a dicho giro.

Lo más destacable del film es que en los trucos, aunque parecen poderes fantásticos, se deja más o menos implícito qué mecanismos hay detrás, haciendo que realmente Eisenheim parezca un ilusionista y no un mago sobrenatural. Cosa que con la saga de Now You See Me por ejemplo, con más «explicaciones», no conseguí sacar la sensación de falsedad en lo que me pretendían vender.

La base de la historia resulta bastante simple, siendo un romance dramático de una pareja que se ama pero no puede estar junta; pero añadiendo el giro de que el principal impedimento, que es el príncipe imperial Leopold, también quiere desvelar los trucos del protagonista, lo que conecta a este con el antagonista más allá de simplemente competir por una mujer.

Los personajes están bastante bien aunque sin duda el mejor es el inspector Uhl que al final es el punto de vista más realista que tiene el espectador, aunque lo más destacable es que se trata de un antagonista menor que no es malvado o un policía corrupto (al menos no del todo), sino que quiere hacer su trabajo e incluso está dispuesto a aconsejar al protagonista para que pare antes de tener que arrestarle; pero todos, incluido el antagonista principal, tienen sus capas de profundidad para no hacerlos simples herramientas narrativas.

En definitiva, si te gusta el ilusionismo es un film con el que vas a disfrutar, y también lo harás si te gustan las historias con giros pero que no parezcan salidos de la nada o que veas venir desde el primer momento, sino que incluso podrías llegar a deducir.

He perdido la cuenta de las veces que he visto “El ilusionista”, a pesar de que Edward Norton y su eterna cara de pena no me entusiasman, por momentos se hace lenta y el final es predecible, tiene algo que hace que siempre que la echan me quede viéndola y voy descubriendo algo nuevo cada vez. La época, la ciudad de Viena, los trucos y el giro final son sus puntos fuertes (he dicho que el final es predecible, pero no la forma de llegar a él). Me encanta Rufus Sewell, aunque la mayoría de sus papeles sean antagónicos y aquí hace un papelón. Mi escena favorita sin duda, la “epifanía” final del personaje de Paul Giamatti.
Coincidió en temática y época de estreno con “El truco final (El prestigio)” de Nolan. Si me hiciesen elegir entre las dos, lo tendría realmente difícil, pero como no soy objetiva con este director, me quedo con la de Nolan que es más compleja, tiene más ritmo y a Hugh Jackman, Christian Bale y Michael Caine... eso es insuperable.

Es bonita , entretenida, con unas interpretaciones de sus protagonistas geniales, si consigues "meterte" dentro de ella, te gustará.