«Las madres no escriben.
Las madres están escritas.»

No son pocas las películas que abordan la maternidad como si de un campo de guerra se tratase, un terreno minado en el que no hay víctimas ni verdugos, tan sólo juicio e incomprensión. Porque la epicidad de la maternidad es también la epicidad del terror. 'Salve María' es una película sobre el miedo a fracasar, el miedo a no tener ese vínculo imperecedero con tu bebé, el miedo a que tu leche no le alimente, a que tus cuidados le hagan daño, que tu atención no sea suficiente, que tu dedicación vital no sirva de nada, la incomprensión de una pareja ausente que no es capaz de entender que una sola no puede con todo, aunque nos lo lleven diciendo durante siglos. Es una película sobre la génesis misma del miedo maternal, no sobre la falta de amor.
Mar Coll configura un filme incómodo, sombrío e intenso con tintes de thriller psicológico en el que conocemos a María. María está en la treintena, es escritora y acaba de tener un bebé. En medio de una depresión postparto que no la deja respirar entre el angustioso mar del pánico, María descubre la noticia de una mujer francesa que asesinó a sus hijos gemelos de 10 meses en la bañera. Una noticia que la perturba hasta la misma raíz de su ser, porque en su incomprensión, en su reflejo ante el espejo del miedo primigenio a dañar lo que tu cuerpo protegería con su propia vida, se ve trastocada por esta idea. ¿Podría ella hacer lo mismo si llegase hasta el límite que traspasó ese oscuro personaje de las noticias? ¿Podría convertirse ella en un ser tan oscuro y desnaturalizado como esa otra mujer a la que parece estar ligada?

Una obra totalmente reflexiva, psicológica e introspectiva en la que se exploran los límites de la maternidad y los límites de una misma echando toda la carne en el asador, sin miedo a dejarse nada en el tintero. Valiente ejercicio cuanto menos.