Modesta y a la vez prometedora ópera prima con la que un todavía desconocido Christopher Nolan, quien la concibió mientras aún cursaba sus estudios universitarios, se iniciaba en la dirección de largometrajes y, de algún modo, comenzaba a dejar las primeras pinceladas de lo que sería su particular estilo cinematográfico. No en vano, la base que daría lugar a su siguiente y exitoso trabajo —la memorable 'Memento'— ya se apreciaba aquí tanto a través del uso de la narración fragmentada, jugando a la desorientación en varios momentos, como de la exploración de uno de los temas fetiche del director: la identidad y la forma en la que esta puede ser moldeada. Tanto es así que la propia existencia de nuestro protagonista —un joven aspirante a escritor que se dedica a seguir a desconocidos por la calle para, según él, tomar inspiración en la construcción de personajes— acabará supeditada a la de aquellos en cuyas vidas se inmiscuya.

Rodada con tan solo seis mil dólares de presupuesto, en elegante blanco y negro y en formato de 16 mm, 'Following' tomaba ese original punto de partida para, de manera casi profética, acercarnos a ese otro gran concepto de "following" de nuestra época: el de las redes sociales. La falsa ilusión de conexión, los límites de la privacidad o ese inevitable sentimiento que nos lleva a compararnos y a alinearnos —o enemistarnos— con personas que ni siquiera conocemos son algunos de los aspectos que la película, siempre a medio camino entre el thriller psicológico, el cine negro y el relato de suspense, logra abordar en este inquietante retrato sobre la obsesión personal y la enorme capacidad de maleabilidad de la mente humana. Obviamente, y dada la escasa duración de la cinta —de apenas 65 minutos—, hay algunos puntos que podrían haberse desarrollado mejor, aunque eso no quita que estemos ante un absorbente, ingenioso y más que interesante debut con el que Nolan se presentaba al mundo y dejaba claro que, haciendo honor al título, era un director al que merecía la pena seguir.

El formato en el que está rodada y el blanco y negro le dan cierto aire a película clásica que logra confundirte según la estás viendo, cuesta recordar que eran casi los 2000.

Lo que está claro es que Nolan ya apuntaba maneras, y que sólo necesita tres personajes principales y unas localizaciones sencillas, con un presupuesto muy reducido, para hacer esta joyita que me alegra haber descubierto. Va de aquí para allá en el tiempo para dejarte pinceladas y piezas para que seas tú quien vaya formando el puzzle en tu cabeza, y por muchos detalles que se puedan apreciar e ir comprendiendo, la trama se va complicando cada vez más y van surgiendo nuevos giros que hacen que no se vea venir por dónde va a salir todo.

Me ha recordado a otra película cuyo título no puedo poner porque sería spoiler de aquella pero en la que también parecía ser una persona quien engañaba/seguía a la otra y terminó siendo al revés.

Una grata sorpresa que demuestra una vez más que con buenas ideas no hace falta mucho más para hacer una buena película.

Muy buena pelicula en la que con poca "cosa" te hará sentir tanto, además por su duración, se te pasará super rápido.

Nolan demuestra que ya en sus inicios tenía 'duende'.
El público en general va de listillo e intenta adelantarse a los acontecimientos para luego explicar que ellos lo pillaron antes. Por supuesto yo estoy suscrito a esta costumbre. Y los directores también quieren jugar.
Comparti piso con un personaje con el que no se podía ver nada porque a la media hora te contaba quien era el asesino o de que iva el cotarro y no fallaba, que pelmazo.
Hitchcock explicaba que le encantaba jugar con el espectador, como un mago escondido detalles y mostrándote una mano para que no vieras que hacia con la otra.
Así conseguir dirigir al espectador a tu antojo que al fin y al cabo ese es su trabajo.
Eso nos presenta Nolan en su opera prima, y utiliza lo que llamo un 'Rulfo' para jugar a Pedro Paramo con guión no lineal a tres tiempos entrelazados. Ahora síguelo si puedes,,,,
Te llevará hasta el final de este noir en blanco y negro con muchos aires de retro.
Y destella un aroma a Hitchcock, Truffaut, y Kubrick que demuestra que detrás hay un gran aprendiz.
Recomiendo echarle un vistazo a los primeros cortos de este señor, a más de uno le sorprenderá las influencias con las que se mueve.