Crítica de Veneno por MartaPD

Un retrato emotivo a la par que duro de la realidad trans más descarnada a través de la figura de La Veneno, un personaje tan carismático como ambivalente que logró la fama tras salir en televisión por no tener filtros, decir siempre lo que se le pasaba por la cabeza y ser una mujer abierta y orgullosamente trans, y además trabajadora sexual (algo que en ningún momento se trata con condescendencia, por suerte). Los Javis consiguen apoyarse en su buen hacer dramático para adaptar las memorias de la propia Veneno, escritas por su amiga y periodista Valeria Vegas. Entienden que la Veneno es un personaje de claroscuros y de mucha mucha fantasía (por su tendencia a exagerar muchas cosas que le habían pasado y directamente a mentir) y juegan con eso, pero sobre todo saben representar con cariño y respeto a la persona detrás del personaje: una mujer con una vida complicadísima, víctima de todo tipo de maltratos, deslenguada, muy ignorante en muchas cosas (a fin de cuentas era analfabeta), pero que era una fuerza de la naturaleza, potente, sensual, resiliente, un icono contradictorio para la comunidad sin que ella buscase serlo.

El casting para interpretar a la Veneno es acertadísimo, aunque creo que Daniela Santiago e Isabel Torres se comen bastante a Jedet, que en comparación cumple y ya. Lola Rodríguez hace de una Valeria con una vida mucho más luminosa, es el contraste de una mujer trans que ha tenido el apoyo de su familia y su entorno, que ha podido estudiar y tener oportunidades laborales y crecer en una sociedad mucho más bondadosa con las personas trans. Ese es el punto en el que se contraponen ambas realidades para señalar los cambios sociales (todavía demasiado insuficientes) y se quiere recordar precisamente a las que vinieron antes y abrieron camino, con sus contradicciones y complejidades. Me gusta mucho como han llenado el reparto de mujeres trans: jóvenes, viejas, incómodas, prostitutas, con pareja, sin ella, en roles principales y secundarios... Y sobre todo Paca, ay, la Paca. El mejor personaje secundario que podría tener esta serie, te meas de la risa con sus salidas de tono y sus ocurrencias, pero al mismo tiempo es el corazón de la serie, la mejor amiga de Cristina e interpretada por la propia Paca, ahí es nada.

No es un visionado fácil, ya que hay partes de una crudeza y dureza terroríficas, aunque me ha parecido menos lacrimógena de lo que esperaba (quizás porque noto mucho las escenas exactas en las que los Javis quieren hacerme llorar). Pero es profundamente emotiva, desde su infancia (ay, Manolito, qué bonita relación tenían) hasta su misteriosa muerte. Una serie biográfica, pero que se toma las licencias necesarias para embellecer una historia tan difícil. Es un melodrama hecho con mucho respeto y que, con sus carencias, ya forma parte de la historia del audiovisual español.