Redactada: 2021-11-12
La temporada ha sido una gran decepción. En el capítulo uno el hecho de que el planteamiento inicial fuera tan similar a algo que ocurre en la serie Scream, en concreto la trama de la tercera temporada en el que el protagonista roba la identidad de su hermano gemelo, ya me echó para atrás, y aun así quise darle una oportunidad, y lo cierto es que luego la serie fue mejorando con unas muertes bastante brutales, pero si no bastase esa semejanza con Scream, también tenemos el tema de la secta.

Al principio la secta parecía simplemente una distracción para hacer a cierto personaje parecer culpable (aunque a poco que hayas visto obras del tipo whodunit es fácil saber qué personajes son un claro red herring), pero a medida que avanzaba la temporada se le daba más y más importancia sin parecer que tuviera mucha relación con la trama ya que el famoso «sé lo que hicisteis el último verano» venía a raíz de lo que vemos en el primer capítulo que ocurrió el verano anterior y que no tiene que ver con dicha secta.

Y así, la trama va avanzando con burdos intentos para despistar (como las clásicas escenas que no tienen el menor sentido en retrospectiva porque el culpable hace algo que estando solo no tiene razón de ser más allá de engañar al espectador), hasta un último capítulo en el que se revela el asesino a mitad del capítulo, con una de las peores antítesis al «muestra, no cuentes», en el que no se molestan ni siquiera en poner un mísero flashback, como suele se habitual en estas obras para que el espectador entienda cómo tuvieron lugar ciertos hechos.

También, el final del capítulo incluye uno de los elementos más fuera de lugar de la serie que es añadir un elemento sobrenatural en el que una personaje que había sido asesinada revive de repente.

Sobre los personajes hay un punto raro en el que el grupo de protagonistas tenga diecinueve años pero se comporten como adolescentes de secundaria. Es como si hubieran querido tener a protagonista con la edad de los protagonistas de Scream pero a la vez la necesidad de que fueran adultos, haciendo que sus maneras de actuar no tengan mucho sentido a veces.

Tal vez una segunda temporada sepa arreglar estos problemas, con protagonistas más maduros, resolviendo todas las preguntas que quedan sin respuesta a lo largo de la temporada (que no son pocas) y con un misterio real sobre quién será el culpable (y, en caso de decidir usar como culpable a algún personaje que sea evidente, que no intenten engañar al espectador).

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