Redactada: 2022-02-04
Siguiendo la cronología del MCU de Netflix, toca la primera temporada de Jessica Jones. A diferencia de Daredevil, esta serie no es precisamente violenta (quitando algunas escenas puntuales y ya más hacia el final), pero se hace más dura de ver por la representación de relaciones abusivas que hay en ella.

Los propios poderes del antagonista principal sirven como metáfora para ese tema, aunque a veces acaba siendo tan sutil como un elefante en una cacharrería; cosa que en realidad no era necesaria porque la propia relación entra la protagonista y dicho antagonista ya es abusiva sin los poderes, y porque también vamos viendo otras relaciones abusivas a lo largo de la temporada, haciendo que esa metáfora pierda peso.

Incluso los personajes que sirven como alivio cómico acaban resultando incómodos de ver, no por lo ridículos que son (aunque en algunos casos algo hay) sino porque bajo la fachada cómica hay toda una capa de tragedia a sumar a la narrativa.

Obviando esto la trama se alarga mucho más de lo que es necesario debido a que la mayoría de los personajes (obviando traumas y manipulaciones) tienen decisiones cuanto menos cuestionables. Empezando por el antagonista principal, que no tiene ningún motivo para tardar en hacer una aproximación directa a Jessica, porque incluso considerando que intenta jugar con ella, al final tampoco extiende tanto ese juego como para no poder haberse acercado antes.

Sin embargo, mientras en Daredevil había un cierto aire pesimista de considerar que acabando con los antagonistas no acabarías con el sistema sobre el que se sostienen, aquí toda la temporada se basa en mantener la esperanza ( otra metáfora demasiado poco sutil ) para superar la adversidad, y lo vemos en la evolución que va teniendo la protagonista.

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