Crítica de Succession por Sandris

Las luchas de poder de la familia Roy son la munición con la que se cargan todos y cada uno de los episodios de esta serie. Cuatro hermanos (Kendall, Connor, Shiv y Roman) son los aspirantes al poder supremo que su padre multimillonario ostenta, propiciando un juego terrible entre los vástagos para nombrar al sucesor, el futuro director ejecutivo de la compañía familiar dueña de la cadena de noticias más famosa del mundo. Logan Roy es un hombre despreciable, sin humanidad y que fomenta las luchas internas entre sus hijos, derribando sus esperanzas y sus intentos de salir a flote en un ambiente corrompido. Un hombre hecho a sí mismo que busca un heredero a su semejanza.
‘Succession’ es una serie en la que todos los personajes son tan crueles como complejos, los típicos niños ricos que viven en una burbuja y no son conscientes del mundo que les rodea. Con una banda sonora maravillosa y un guion que no tiene pérdida, asistimos a un show de traiciones, conspiraciones, sexo, drogas, corrupción y guerras intrafamiliares; pero no pasa mucho tiempo hasta que eres consciente de que toda la falta de empatía es enseñada por el patriarca. Los niños que han crecido sin cariño se convierten en las balas que sus padres disparan contra todo y contra todos.

Estamos pues ante una especie de reality show en el que los participantes son un grupo de víboras despedazándose por el último trozo de carne disponible, mientras tú disfrutas del espectáculo cómodamente en el sofá. Un guilty pleasure de libro. Una tragedia shakesperiana moderna, ‘El Rey Lear’ de nuestro tiempo.