Crítica de Condena por Sandris

Miniserie. Británica. De la BBC. Un dramón como la copa de un pino. Stephen Graham y Sean Bean en estado de gracia. No necesito más para ver una serie, palabrita. 'Time' o 'Condena' se trata de una producción que navega sobre los intrincados caminos del castigo, la culpa, la violencia y la redención. Porque cuando encierras a una oveja en una jaula plagada de leones solo te queda rezar por la oveja, para que los leones no le hagan perder el poco corazón que le queda. Lo mejor de esta serie es la facilidad con la que se empatiza con los personajes y las situaciones que atraviesan, cada uno con su castigo, cada uno con su pena. Es complicado lograr que empatices con los despojos de la sociedad, los seres sin alma, los leones de las jaulas pero esto es así.
La trama arranca cuando Mark, magníficamente interpretado por Sean Bean, es encarcelado por cometer un crimen. Mark es la oveja del redil, siempre pidiendo perdón, dando las gracias y agachando la cabeza ante los dominadores. Porque él es un simple profesor que no sabe luchar esta batalla.
El contrapunto de la historia lo ofrece McNally, el carcelero honesto interpretado por Stephen Graham. Con su drama personal a cuestas cual Sísifo subiendo su montaña, McNally se verá obligado a cuestionarse los límites de la ética y la moral en pos de la supervivencia de su familia.

Tres episodios son suficientes para que te dejes la piel y los párpados frente a la pantalla. No hay florituras, ni preámbulos, desde el minuto uno te metes de lleno en la trama y solo sales de ella cuando ves los créditos finales. 'Time' es, sin duda, un terrible espectáculo de las miserias humanas, pero es también la luz que se cuela por cada grieta, la esperanza de un nuevo día, de la redención y la resiliencia.