Redactada: 2019-11-02
Me cuesta ser objetivo con esta película ya que es de mis favoritas desde niño, pero realmente creo que es de las mejores que se han hecho jamás dentro del género de acción. Y esto no es poca cosa, porque, si algo nos ha demostrado la extensa sucesión de secuelas que siguieron a este título, es que incluso algo tan aparentemente sencillo como es el cine de disparos, persecuciones y explosiones necesita de un inmenso trabajo tras las cámaras, de un buen guion y, por qué no decirlo, de cierta magia especial que envuelva a todo el conjunto. Magia que, en esta ocasión, corría a cargo de un James Cameron que pudo —y supo— reinventar la base que ya había colocado con la anterior entrega para mejorarla en todos los apartados: una historia mucho más ambiciosa, un ritmo más frenético, una mejora brutal a nivel audiovisual, un puñado de momentos con el suficiente impacto como para entrar a formar parte de la historia del cine y unos actores en estado de gracia que, incluso a pesar de sus propias limitaciones, lograron bordarlo para dejarnos unos personajes para el recuerdo.

En ese sentido sería imperdonable no nombrar a nuestro querido Arnold Schwarzenegger en su papel del mítico T-800, un cyborg reprogramado y enviado desde el futuro para proteger la vida del joven John Connor, líder de los rebeldes en la futura guerra contra las máquinas. El bueno de Arnold cobró 15 millonazos de dólares por pronunciar tan solo 700 palabras en toda la película, moverse ortopédicamente y repartir leña a diestro y siniestro, pero es que eso es precisamente lo que se esperaba de un robot sin emociones. En mi opinión, tanto él como Robert Patrick —en el papel del T-1000, un cyborg mucho más avanzado— clavaron sus papeles a la perfección, y, en el caso concreto de Arnold, incluso logró emocionarme pese a dar vida al que posiblemente sea el personaje más inexpresivo de su prolífica carrera (ese momento en el que se sumerge en el metal fundido con su pulgar hacia arriba despidiéndose de John... uffff, pelos de punta).

Sin duda, una película única y un gran ejemplo de que segundas partes sí que pueden ser buenas. Tanto es así que el tiempo demostró que la saga debió terminar aquí, aunque lo cierto es que ninguna de sus secuelas podrá jamás empañar la calidad de esta maravilla del cine de acción que es 'Terminator II'. Eso sí, no estaría mal que en unos años enviásemos un Terminator al pasado para que impida el rodaje del resto de entregas de la franquicia y así poder salvar a toda la humanidad de esa línea alternativa.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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