Crítica de Sharknado: Que la 4ª te acompañe por MartaPD

Increíblemente ridícula y divertidísima. No siento ningún placer culpable en reconocer que me lo he pasado teta, lo de Sharknado es un caso digno de estudio. Esta cuarta entrega vuelve a traernos a nuestro héroe de acción Fin Shepard y toda su cohorte familiar, que repiten, sumando a la nueva prima de Fin, una Gemini que cumple el esperado papel de chica badass atractiva vestida de cuero y a la que le gusta patear culos. Volverán a enfrentarse contra nuevos sharknados, esta vez empezando en Las Vegas con un arenado, pero también habrá fuegonados, nuclearnados y hasta vacanados (sí, es lo que estás pensando). Pero nada se resistirá a las idas de olla épicas para salvar a la humanidad one more time.

En Sharknado: The 4th Awakens por supuesto que vamos a tener referencias a Star Wars (el inicio, la espada láser de April...) y a unas cuántas cositas más, como es habitual. Cameos de todos los colores haciendo de extras de escasos segundos pero que tienen que tener su cuota en pantalla porque supongo que se lo habrán prometido. Salen en los créditos del final, claro, aunque yo en lo personal no he reconocido a casi nadie porque son todes tan de serie B que solo Gilbert Gottfried y las antiguas compañeras de Hasselhoff en Vigilantes de la Playa me han sonado de algo. También está, cómo no, la nula capacidad actoral de Tara Raid dando vergüencita con su permanente inexpresividad que yo creo que ya es un running gag de la propia saga. ¡Ahora además en modo superheroína cyborg que se tiene que enchufar a la corriente para cargarse! Espectacular. Por no hablar de la espada de motosierras, el barco pirata y el rescate final con el niño salvando a todos con su minimotosierra abriendo una ballena, que a su vez se ha tragado a un tiburón, que a su vez se ha tragado a otro tiburón y a otro... que a su vez se han tragado a toda la familia Shepard, que irán saliendo uno tras otro de sus entrañas como bebés recién nacides. Y por si faltaba algo... ¡April revivirá a Fin usando dos mini tiburones como desfibriladores! Brutal. Descomunal.

Aquí no hay miedo de hacer el ridículo porque el ridículo es su mejor arma. Desde un gamberrismo esperpéntico y disparatado, la saga Sharknado sabe ser perfectamente autoconsciente y reírse de sí misma para que la audiencia se ría con ella. Y como todos los cameos que salen parecen querer salir en ella entiendes que también se lo están pasando de la hostia haciéndola y eso es genial. El propio prota parece estar gozándolo en cada escena con su Fin Shepard turbomacho con la típica epicidad yankee tan autoparódica de creerse siempre el salvador del mundo (consiguiéndolo, claro). Al final Sharknado siempre va a sacar a relucir todos los elementos tópicos de este subgénero de serie B porque los tiene asimiladísimos como parte de su identidad y saben lo que se hacen. No hay miedo de ir siempre un paso más allá en la cutrez hiperbólica. No sé si existe un producto más loco y efectivo salido de una mente enajenada de cine de serie B pero por algo ha sido una especie de fenómeno.