Redactada: 2024-03-24
Hostias como panes.
De eso va la UFC y de eso va este reboot de Road House, original de los 80, que cambia a Patrick Swayze por Jake Gyllenhal, con altibajos en su interpretación, pero que aprueba en líneas generales.

Está claramente dirigida a los aficionados a la UFC, por las claras alusiones, por la violencia explícita, por el escaso índice de grasa corporal y por supuesto, por contar con la presencia del icono Conor McGregor que defiende bastante bien el papel, aunque claro, es fácil, porque lleva varios años representándolo.

El guion no es ninguna maravilla, hay fragmentos que no sabemos que pintan, pero es que la historia que nos cuentan da absolutamente igual, a personajes y espectadores, aquí hemos venido a ver cómo se zurran.
La recreación de las peleas en CGI es lamentable, pero el caso es que genera adrenalina, en muchos momentos le ves las costuras con errores de bulto, pero mantiene la tensión, y logra en algún momento asombrar por violenta.

Jake Gyllenhal está cerca de rascar en la superficialidad de un personaje guiado por todos los clichés posibles, y sobresalir en una película que va sobre los railes de todo lo que ya hemos visto, pero se queda en el casi.
El personaje de Dalton es el bueno, tiene un pasado oscuro, tiene sus problemas que le llevan a mostrar un intento de suicidio inicial, pero los tormentos pasan rápido, y nos dejan claro que es el adalid de la moralidad, el héroe que defiende a los débiles y enamora a las féminas, por mucho que su discurso se empeñe en decir otra cosa.
Una pena, porque hubo pequeños destellos que me dieron esperanza durante toda la película, de ver a un loco, una bomba que destroza todo a su paso, lo malo y lo bueno. Y habría encajado perfectamente, tendría explicación por su pasado, y las muecas de Gyllenhal habrían quedado estupendas, me hubiese gustado ver a dos McGregor frente a frente.
Ya se que se habla mucho de Gyllenhal como el próximo Batman, pero aquí su parte de Joker me ha gustado mucho mas que la del noble y correcto Bruce Wayne.

Por último una banda sonora agradable, que casa mucho con la idea del local con rock sureño en directo, que aunque no sean canciones excesivamente conocidas sirven de balsa de aceite para que fluyan sobre ellas las numerosas peleas que veremos en el Road House.

Una película entretenida, sin mas, y sobre todo mas que película de acción, es una película violenta.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Sentimiento
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Duracion
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Credibilidad
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Fotografía
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Dirección
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