Redactada: 2020-12-10
Todos los que amamos el cine lo hacemos porque en nuestra niñez nos sentimos fascinados por un buen grupo de películas que nos tocaron, se nos metieron dentro y ayudaron a conformar quiénes somos. Supongo que cada generación tiene las suyas y que ahora es mucho más difícil ir a caer en el regazo de los clásicos pues hay una extraordinaria oferta de títulos que hace que cueste dedicar el tiempo a películas que nacieron mucho antes que nosotros y, aunque sea una pena, hay que asumir esa realidad. Películas que se estrenaron a finales del siglo XX o principios del XXI, buenas películas, ya son consideradas como "antiguas" por muchos espectadores, así que qué decir de películas que se acercan a los cien años. Así pues, no pretendo convertir a nadie, ni convencer de las bondades de un tipo de cine, solo quiero constatar que a mi me sirvió y que me sigue sirviendo. Yo viví en los tiempos de los dos canales de televisión como única vía para ver cine, más allá del cine de barrio, al que solía ir con la merienda y los cines del centro, donde ir ya era un acontecimiento.
Hoy todo eso puede sonar como una carencia, pero yo estoy muy agradecido porque me permitió acceder a todo el cine de Hitchcock, a los fabulosos melodramas de Cukor o Sirk, a los intensos thrillers de Lang, Preminger, los westerns de Ford o Hawks y, sobre todo, las maravillosas comedias de Wilder, Lubitchs y Capra.
En particular, el cine de Capra siempre me fascinó, un cine que hoy llamaríamos "buenista" y que, sabiéndolo cargado de ideología, aún me cuesta ubicarlo en términos de izquierdas o derechas. ¿Cómo no se puede entender y admirar a George Bailey? Él es cada uno de nosotros, al menos la persona que todos creemos ser, esa persona en la que pensaríamos cuando nos dicen eso de "dar la mejor versión de nosotros mismos". Así entendemos que las cosas le vayan bien, pese a que su ética es intachable, porque necesitamos sentir que a veces, aunque hagamos bien las cosas, puede que la vida no nos lleve por donde esperábamos. Y, sobre todo, seguimos soñando con que la vida nos ponga delante a Clarence para que si alguna vez estamos a punto de pensar en no levantarnos, y los hados por fin reconozcan que somos especiales, que merecemos que las divinidades se pongan de nuestro lado y empecemos a recoger los frutos de las buenas acciones. Luego se encienden las luces y seguimos recibiendo malas caras e ingratitudes, pero la semilla ha quedado ahí para hacernos recordar que a veces las cosas salen como debe salir.
Guion
5 ✮
Banda sonora
4 ✮
Interpretación
5 ✮
Efectos
0 ✮
Ritmo
5 ✮
Entretenimiento
5 ✮
Complejidad
4 ✮
Sentimiento
5 ✮
Duracion
0 ✮
Credibilidad
0 ✮
Fotografía
5 ✮
Dirección
5 ✮

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