Crítica de La sustancia por Sandris

Aceptarse a uno mismo nunca ha sido una tarea fácil, ni hace un siglo ni mucho menos ahora con campañas publicitarias, carteles de modelos esculturales a lo largo y ancho de los edificios de las grandes ciudades, revistas, redes sociales, todos ellos artilugios destinados a crear una sensación de falta, de desánimo y de repulsión hacia uno mismo. En los tiempos en los que quererse a uno mismo se ha vuelto un acto de valentía equiparable a una hazaña digna de Hércules, nos encontramos con ‘La sustancia’, una película que, de forma magistral, critica todo lo que se pueda criticar en dos horas y media de metraje. Desde los cánones de belleza, la imposición de la perfección a la mujer, las gigantes farmacéuticas amasando fortunas a base de complejos, hasta la sociedad enferma que acepta cualquier cosa con tal de alejarse de su propio ser. De la directora de ‘Revenge’, Coralie Fargeat es fiel a su estilo y nos regala la que, posiblemente, sea una de las películas del año.
La historia nos presenta a Elisabeth Sparkle, una famosa actriz y presentadora de un programa de fitness de televisión. Con la gloria de los años pasados a su espalda y un presente inestable a causa del inevitable paso del tiempo, su productor da por finalizada su carrera en busca de una sustituta más joven, más guapa y enérgica. Aquí es donde aparece un producto milagroso que, gracias a la división celular, se encarga de crear a una nueva tú, más joven, más guapa, más enérgica, pero siendo tú. Una especie de doppelgänger siniestro y bellísimo. De este modo, Elisabeth se someterá a este tratamiento dando lugar a Sue, una chica con todo lo necesario para triunfar en el mundo de la superficialidad, la opulencia y el glamour de Hollywood.

Una cinta brutal, con un metraje que no te deja respirar ni un sólo segundo y con una crítica mordaz a absolutamente todo lo que nos rodea. Desagradable, excéntrica, bizarra, oscura, por momentos incluso rozando el gore y la locura, mas en definitiva, un ejercicio honesto, punzante y muy macarra sobre las convenciones sociales, el fetichismo hacia el cuerpo femenino y sobre el qué estarías dispuesto a hacer por recuperar lo que se fue para no volver. Llegados a cierto punto, no sabes si estás viendo un drama, un thriller psicológico, una sátira, una película porno, ciencia ficción o terror en estado puro, pero si te dejas envolver por su atmósfera, no saldrás indemne.

“Tú, pero mejor en todos los sentidos.” O simplemente tú al borde del colapso mental, llámalo como quieras.