Crítica de La primera vez que nos vimos por JPQP

Se podría decir que es otra película más que sigue la estela de Groundhog Day, pero no se trata tanto de un bucle temporal que nunca termina, sino que gracias a un McGuffin como es un fotomatón mágico, el protagonista consigue volver al pasado para cambiar las cosas.

En este sentido los diferentes viajes en el tiempo acaban recordando a Bedazzled, con Noah intentando cambiar su personalidad de una manera concreta para lograr conquistar a Avery y eso dando lugar a un tipo de presente en el que es alguien completamente diferente (así como su relación con ella).

Si bien esto da lugar a algunos gags divertidos, en general los viajes nos lo plantean con Noah convertido en un tipo de persona muy concreta, pero sin aportar nada que el espectador no pudiera esperar de las iteraciones «capullo» o «workaholic»; sin duda la más graciosa es la primera de todas (que además es la más corta) porque realmente no es tan evidente en qué va a acabar eso.

Sobre la parte más romántica pues como acaba siendo habitual en las comedias románticas, el final es previsible, y tampoco ayuda que nos presenten a Ethan como un personaje tan perfecto, porque en esos casos, la única manera de hacer que tenga sentido que el protagonista se quede con la chica, es hacer que el novio de la chica resulte ser en realidad un imbécil; por suerte no ocurre aquí, aunque eso hace que lo de quedarse con Carrie se acabe haciendo evidente rápido .

A favor del final diré que la penúltima iteración en la que parece que todo está acabado y el protagonista no va a conseguir a la chica sorprende un poco, porque habitualmente ahí sería cuando la pareja acaba junta .

De los personajes poco se puede decir porque realmente, aunque tengan uno o dos rasgos de personalidad, se reducen a su rol en una historia de estas características: la chica inalcanzable, la amiga borde, el novio perfecto, el mejor amigo ligón, y el prota cuya mejor descripción es «dorky» (y que es el tipo de papel que a Adam DeVine le viene como un guante).

Es la clase de película con la que, si solo buscas entretenerte con un film cortito y sin pretensiones, no tienes problema con saber casi desde el comienzo cómo acaba una comedia romántica y/o te gustó Bedazzled, te lo pasarás bien.