Crítica de La herencia por gjulo

Redactada: 2023-11-24
Cuando se lee el testamento de su difunto padre, un banquero, una joven y honrada fiscal (Lilly Collins) ve cómo la mayor parte de la herencia familiar se le escapa de las manos en favor de su hermano político... bueno, ella sigue recibiendo un millón de dólares frente a los veinte de su hermano pequeño, ¡algo es algo! Sin embargo, poco después descubre que su padre también le ha encomendado una misión de suma importancia: ocuparse de un oscuro secreto en el que un personaje interpretado por Simon Pegg va a desempeñar un papel predominante...
Después de "Terminal", un homenaje convenientemente olvidado al cine negro rimbombante, Vaughn Stein vuelve a meter la pata con "La Herencia", un thriller formalmente un poco más tranquilo (no mencionaremos el montaje epilépticamente molesto de algunas secuencias que se supone reflejan la agitada vida o los problemas de su heroína) pero cuya duración sólo refleja el aumento exponencial de la estupidez de su narración. Sí, reconozcámoslo, "La Herencia" es una película tonta cuya premisa exige que no pienses demasiado en ella para mantenerla remotamente creíble (lo mismo ocurre con nuestra reacción ante la peluca de Simon Pegg). Dicho esto, siempre que no seas demasiado quisquilloso, tienes que admitir que la premisa de "La herencia" es bastante divertida, y la película parece entenderlo lo suficientemente bien como para mantener el misterio en torno al papel de Pegg durante el mayor tiempo posible antes de que decida revelar un poco sobre sí mismo. Para cuando esto sucede, el pensamiento inicial de "todo es por esto" ya está rondando por nuestras cabezas, pero sospechamos que hay algo más detrás de este asunto, ya que aún queda una hora de película.
Lo que sigue es una larguísima partida de ajedrez, apenas sutilmente subrayada en pantalla (bueno... a veces juegan al ajedrez, ya se sabe) entre los personajes de Collins y Pegg para determinar la verdad sobre este último, todo ello en medio de secretos familiares rica dignos de un mal culebrón, aburridas preguntas sobre la integridad de la heroína y secuencias sobre su vida personal y profesional que, a fin de cuentas, carecen de todo interés. Pero lo peor es, sin duda, la acumulación de nuevas preguntas del tipo "de eso se trata" que invariablemente nos vienen a la cabeza a medida que la película va desgranando las distintas cuestiones. En este sentido, la inevitable revelación final hace estallar todas las fichas al intentar vincular situaciones ya evocadas a nuevos datos, hasta el punto de hacer totalmente inverosímil esta aglomeración de elementos (¡aunque nunca originales!). Incluso si uno ha dejado educadamente sus neuronas en el guardarropa desde el principio, es sencillamente imposible creerse ni por un segundo una resolución tan risible.
Simon Pegg parece haberlo entendido también, ¡y ofrece una especie de impresionante actuación kamikaze en modo caída libre total en los minutos finales! No será suficiente para salvar el día en cuanto a la impresión dejada por esta "Herencia" perfectamente insignificante, pero gracias a él, al menos saldremos con una sonrisa y unas ganas furiosas de hornear una tarta de limón digna de ese nombre, eso siempre es un plus...
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Complejidad
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Duracion
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Fotografía
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Dirección
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