Crítica de Fire of Love por gjulo

No es sólo una historia de amor o de volcanes, es ambas cosas a la vez. Un triángulo amoroso que determina sus vidas, estructura sus vidas y redefine su relación con la humanidad y con los seres vivos. Del documental cabe destacar la belleza de las imágenes de archivo que recomponen la historia de Maurice y Katia Kraft. Las erupciones volcánicas filmadas por la pareja estallan en la pantalla y nos fascinan tanto como nos asustan. El inmenso trabajo de restauración es digno de elogio, haciendo honor a los kilómetros de película rodados por la familia Kraft. Sara Dosa y sus montadores alternan con un ritmo orgánico la vida privada, la vulcanología, el humor y la captación extraordinaria de acontecimientos igualmente extraordinarios. La película nunca parece tener prisa por pasar al siguiente tema y deja que estos cataclismos geológicos captados en película respiren, tanto como los momentos más anodinos de la vida. Frases sencillas, tópicas y románticas nos atraviesan el corazón con su sinceridad. La directora utiliza su propuesta estética de base, el reensamblaje de archivos, para multiplicar las lecturas. Hace pausas, se detiene, decide hacer referencia a Indiana Jones o editar al ritmo de la música, sólo para divertirse. Sacando tiempo de lo inútil y de lo trivial, da vida a su historia y a sus personajes. Escuchamos buena música, frente a escenas de felicidad y despreocupación, eso es todo, es suficiente. Fire of Love es una codirección póstuma de Maurice y Katia. El montaje de una película que nunca se pensó estrenar. Una antología de sus vidas ante la que uno sólo puede sentirse pleno y feliz.