Crítica de El poder del perro por irenerestre

Esta se me había quedado para el final por pereza, ya que vi tantos westerns de pequeña con mi padre que creo que aburrí el género para el resto de mi vida.
Le cuesta arrancar, muchísimo, de hecho en la primera media hora no pasa prácticamente nada, y si nos ponemos tiquismiquis, en la hora siguiente, tampoco pasa gran cosa. Nos presentan a los personajes: dos hermanos propietarios de un gran rancho, uno es un caballero, el otro un desagradable que no se lava; por otra parte una viuda joven y su hijo rarito. Cuando el hermano caballeroso se casa con la viuda, su hermano el borde se pone en pie de guerra contra ella y su hijo. Hasta ahí, interés más bien, poco. Solo lo mantiene el ver a Cumberbatch en modo gruñón.
Hasta que algo cambia, y me ha empezado a interesar pensando que debía haber gato encerrado, y te das cuenta de que es una película que se cuece a fuego lento, en la que es necesario fijarse en los detalles a lo largo de todo ese tiempo aparentemente insustancial para entender el giro que se produce en los últimos 10-15 minutos. Boquiabierta me he quedado después al darme cuenta de que la primera frase que se oye en voz en off al principio, ya nos anunciaba lo que iba a ocurrir .
También hablo de tiempo aparentemente insustancial, porque ese tiempo se rellena y se sostiene con las grandes actuaciones de Benedict Cumberbatch, Kirsten Dunst y Kodi Smit, que han venido a revolucionar mis quinielas para los Oscar, ya que a cualquiera de ellos lo veo muy posible ganador en su respectiva categoría esta noche.
La fotografía, con esos amplios planos de las montañas, también tiene su protagonismo.
Mejor de lo que me esperaba.