Crítica de Dune por MrPenguin

Casi cuarenta años han tenido que pasar para que el clásico literario de Frank Herbert regresara a la gran pantalla, casi cuatro décadas entre la particular (y personal) odisea de David Lynch y la esperada nueva versión de Denis Villeneuve. La monumentalidad y complejidad de la novela la hicieron alcanzar el estatus de "inadaptable" para muchos, quienes consideraban que era casi imposible llevar al cine todo el misticismo y toda la mitología de esta epopeya espacial de tintes mesiánicos, así como la gran cantidad de temas abarcados a lo largo de sus numerosas páginas. Villeneuve consigue, sin embargo, sentar las bases del universo creado por Herbert sin necesidad de bombardearnos con información, haciendo que la trama se desarrolle de forma pausada pero siempre con interés y equilibrando los momentos de mayor intensidad con otros más contemplativos.

En cuanto a la historia, 'Dune' nos lleva a un mundo futurista donde dos casas del imperio galáctico —la de Harkonnen y la de Atreides— se disputan el control del desértico planeta de Arrakis, única fuente conocida de la especia, un elemento vital para el desarrollo de cualquier civilización. La disputa por la tan codiciada especia nos sitúa en un cruce de intereses sobre el que se cimentan aspectos tan diversos como la política, la filosofía, la ecología, la religión, la economía o la ciencia; todo ello bajo el abrasador sol de un Arrakis cuyas polvorientas dunas nunca han brillado con tanto esplendor. Y digo esto porque es importante destacar el enorme despliegue audiovisual que 'Dune' demuestra a lo largo de todas y cada una de sus escenas, haciendo gala de un diseño de producción y una puesta en escena sencillamente espectaculares.

En definitiva, una experiencia visual increíble y una buena introducción al mundo de Dune que, si bien es cierto que necesita mayor desarrollo y emoción (la película solo cubre la mitad del primer libro), invita a seguir descubriendo todos los misterios que encierra la mítica obra de Frank Herbert.