Crítica de Destino final: Lazos de sangre por Obscuritas
Es un hecho que la falta de originalidad de los últimos años a la hora de hacer películas es alarmante, resucitando sagas que llevaban años y años descansando en paz y que estaban muy bien allí, pero a quién queremos engañar, aquí estamos todos mojando pan con una nueva entrega de Destino final, y lo mismo pasa con las demás secuelas tardías. Pero en este caso creo que es más evidente, porque a ver, las anteriores serán mejores o peores, pero el nivel de fantasmada que llegan a alcanzar es de lo más divertido, así que claro que queremos ver hasta dónde son capaces de llegar esta vez con la locura, por lo menos yo.
Esta vez nos remontamos a los años 60, a una fiesta de inauguración que está destinada a salir terriblemente mal, y ya sabemos por dónde van a ir los tiros. Pero claro, nunca habíamos tenido una historia que comenzara tan atrás, con tantas potenciales víctimas que se libraron de la muerte y que ahora han sentenciado a todas sus familias, ya que al tener que haber muerto en aquella fiesta, no tendrían que haber tenido descendencia, y ya sabemos que la muerte es caprichosa y no le gusta dejar ningún cabo suelto.
Es precisamente esta historia generacional lo que la hace diferente, dentro de ser más de lo mismo que ya conocemos, y cumple más que de sobra en la tensión que siempre ha precedido a cada muerte, porque no es tanto cómo va a morir cada personaje, que también, sobre todo sabiendo que cada película es más retorcida que la anterior, sino qué va a llevar a esas muertes, esos efectos mariposa que tanto le gustan al ente macabro que los va cazando uno a uno. Y dentro de que viene cargadita de gore y no se corta con ello, lo que ya de por sí es disfrutable si no se es demasiado aprensivo, diría que es la más divertida de toda la saga, se ríe de sí misma y es lo mejor que podría hacer, además de regalarnos referencias varias a las entregas anteriores. Mi favorita, y seguramente la de mucha gente, es la del camión cargado de troncos, ese trauma compartido por toda una generación cuando vamos por carretera, sobre todo viendo cómo termina, final con el que me he reído lo más grande, aunque está bastante a la par con la de la resonancia y los piercings, pedazo escena esa. No esperaba nada y ha sido una muy grata sorpresa, y para mí se va a la parte más alta de la saga, sobre todo porque es la que más se molesta en crear una historia y tener un trasfondo, no sólo la premonición y las muertes y ya.
Lo más duro, sin duda, ha sido ver a Tony Todd tan malito, ya que falleció poco después, pero parece que Destino final está más viva que nunca, y por mí que siga así.
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